Corazón de niña 《Rami Malek》

Capítulo 16: "¿Eres Sami o eres Rami?"

Elani.

Pasó un mes desde que estamos en Nueva York, y hace dos exactamente, comencé en mi nuevo trabajo, esta vez, trabajo con niños en edad de preescolar, con los cuales era un poco más difícil trabajar, ya que aún no estaba diagnosticados del todo. Generalmente presentaban conductas problemáticas y problemas en su lenguaje. Llegaba a medio día y preparaba la comida y solo me ponía a esperar a Sami. Cada vez nos mirábamos menos porque el llegaba tarde y yo terminaba muy fatigada de pronto. De repente sentía nauseas o mareos, y después de comer vomitaba,

No podía hablar de aquello con Sami sin pensar en ilusionarlo acerca de un posible embarazo, y me daba miedo que yo misma me haya causado un embarazo psicológico, sería algo muy fuerte para ambos. A como iban pasando los días más pesaba este costal (y las náuseas) así que me desahogue con una compañera de trabajo que me daba confianza. Al contarle mi situación, se extrañó.

-No creo que tengas un embarazo psicológico, Ela-me dice.

-¿Cómo podrías saberlo?

-Porque lo veo en tu rostro. No deseas a morir un bebé, al nivel de que tu mente lo fabrique, lo que tú sientes es tristeza. Eres una chica muy inocente, y muy consiente, amas lo que eres y por eso los demás te aman a ti.

-Olvidé por un momento que eres psicóloga-dije riendo. Ella me sonrió.

-He atendido a chicas con embarazos psicológicos reales, créeme, si existen, muchísimos, pero tu no lo tienes.

-Pero hemos intentado tanto, y mi hermana no...

-Que tu hermana no pueda tener no significa que tú tampoco puedas. Ni siquiera te has hecho esos análisis, ¿Nunca pensaste que el problema es de tu novio?

-No, no puede ser, no he estado con nadie más que con él.

-Escucha. Lo único que puedes hacer es ir con el doctor y que te hagan unas pruebas, así de simple-suspiré y asentí con la cabeza.

*****

Por teléfono, agendé una cita con un ginecólogo recomendado por mi psicóloga personal, iría después del trabajo. Atravesé la ciudad en un taxi que me dejo en la entrada del consultorio, espere mi turno después de dos chicas, y una vez dentro, el doctor prosiguió a mi revisión. En seguida, me pidió orina en un bote, y, en el baño de al fondo, lo llené y luego se lo dio a su asistente. Mientras los resultados estaban, me hizo una serie de preguntas sobre mi periodo, los dolores y mi vida sexual.

El proceso de la orina fue tan rápido, que en diez minutos o menos, la asistente ya traía un sobre con los resultados, el cual, le dio al doctor primero. Él lo leyó un momento y luego me miró.

-Muchas felicidades, señorita, usted tiene exactamente un mes de embarazo-no podía creer lo que me estaba diciendo. Parecía ser una broma y al mismo tiempo algo que siempre anhele escuchar.

-¿Qué? ¿está seguro, doctor?-estaba sorprendida y congelada.

-Véalo usted misma-me pasa la hoja y la tome despacio-A lo que usted me dice, nunca ha tenido problemas para concebir, de hecho, usted es muy fértil-lo miré sorprendida después de leer el papel en donde afirmaba los treinta días de concepción-Lo que quiere decir que quizá su marido presente problemas. Dígale que agende una cita con su médico.

-Pero si fue posible... ¿cómo?-estaba tan confundida por fuera y feliz por dentro.

-A veces es difícil, pero no imposible-salté de mi asiento con un grito de niña. No podía creerlo, iba a ser mamá. Iba a tener un hijo del hombre que amo. Tal vez eso, arregle nuestra vida.