Capítulo 5: "Que sensación"

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Rami.

"Lo hice"

Pulse enviar, luego tiré el teléfono al asiento del copiloto y fije mi vista a la carretera. Me era imposible quitar la imagen de mi mente de Elani llorando. No se lo merecía, la forma en que sucedió, que fuera yo en lugar de mi hermano, el que ha vivido más cosas con ella, debió haberlo hecho, ahora mi conciencia no me ha dejado tranquilo desde hace media hora que salí de regreso a Los Ángeles. No podía pensar en otra cosa más en qué pasará después, o si en algún futuro cercano ella llegase a enterarse, sufriría más. No es que me importara ella particularmente, era algo que no quisiera que se lo hicieran a ninguna chica, nuestra madre siempre nos enseñó el valor de la honestidad y del amor. El querer y cuidar a las mujeres. ¿Y qué había hecho ahora?

Sami me contesto el mensaje con un "muchas gracias, hermano, te debo una"

Como si hubiese sido cualquier cosa, como si fuese sido lo más sencillo de mi vida, claro que el no vio como reacciono ella, y lo incomodo que estaba yo.

Tenía que decirle la verdad.

Frené el auto y di la vuelta, regresé por la carretera y en otros treinta minutos volví a la ciudad. Gracias a mi memoria, localice muy pronto la casa de Elani. Aparque frente a la entrada y toque a la puerta. Pasaron diez segundos y no obtuve respuesta. Rodee la casa por el lado Este y me encamine hacia la playa. Pronto la divisé sentada a la orilla del mar, con su mascota sentada sobre las piernas. El can al verme, salió corriendo hacía mí, llamando la atención de la castaña, que, se incorporó enseguida mientras yo me acercaba a ella.

-¿Sami?-murmuró. Había estado llorando desde hacía una hora, más exactos desde que me marche.

-Elani, yo no...--hablé, sin embargo no pude completar mi confesión. La chica me sujeto del rostro, se acercó y me besó en los labios. Fue un beso tan lleno de necesidad y al mismo tiempo tierno al tacto sensible de nuestros labios, que se rozaban y resbalaban por la humedad de nuestras bocas.

Que sensación... no sabía de qué se trataba, y no sé porque no me aparté, solo correspondí a su beso al cerrar mis ojos, luego no tuve noción del tiempo y del espacio.

Al separarnos, ella me miró con una gran sonrisa en su rostro.

-No puedo creer que volvieras. Te amo, Sami-exclamó. La besé esta vez, evitando responder con palabras a las de ella.

****

Elani y yo pasamos el resto de la tarde en la playa, jugando con el pequeño perro. No sabía cómo explicarlo, pero de alguna manera, nuestro beso me había hecho persuadir de decirle la verdad y relajó un poco mis músculos. Descubrí que encontraba paz al ver su sonrisa y sus ojos luminosos. Era una chica bastante tierna, y su compañía, hacía sentir que el mundo dejaba de girar. Literalmente me olvidé de todo, de mi hermano, y de Lucy...

Después de un momento, entramos a la casa por algo de comer. Me excusé en que haría una llamada y me quedé afuera.

-Hola, mi amor, ¿Todo está bien? estuve llamándote-dice Lucy al contestar mi llamado.

-Sí, es solo que creo que tendré que quedarme en casa la semana en compañía de la familia-mentí. Vilmente.

-¿Todos están bien?

-Sí, hace mucho que no me quedaba un tiempo y mi madre insistió.

-De acuerdo, cariño, te llamaré cada noche. Te extraño y te amo.

-Igual yo, cariño-finalicé la llamada y volví al recinto, en donde olía delicioso.

-¡Camarones con crema!-gritó Elani al verme-Tus favoritos, cielo-sonreí. Si lo eran, Sami y yo éramos muy parecidos en cuanto a gustos alimenticios.

-Huele riquísimo-exclamé de igual forma emocionado.

Cenamos en una pequeña mesa para dos junto con dos copas de vino tinto. Elani habló acerca de su trabajo. Al parecer también era maestra pero trabajaba solo con niños especiales ciertas horas en el día, como reforzamiento para las materias en las que ellos presentaban dificultades para aprenderlas. Externó que le preocupaba un niño que a veces tenía actitudes agresivas hacia ella y otros maestros, así como a sus compañeros.

Antes de que pudiera comentar algo de la situación, de la cual no sabía cómo abordarla, su celular recibió una llamada importante.

-¿Mila?-contestó-¡No puede ser!-saltó de la silla haciéndome sobre saltarme de un susto-¡Ya nació!-comenzó a saltar y a reír por toda la cocina con el pero imitándola.

***

Fuimos al hospital tan rápido colgó la llamada, el doctor de la chica tuvo el gusto de informar que el pequeño varón nació muy sano y que ya estaba en los brazos de la madre. Nos permitió pasar a saludarla. Yo planeaba quedarme afuera, pero Elani me jalo de la mano y entramos juntos.

-Por Dios-mascullo Elani al ver al varoncito-Es bellísimo-se acercó a ella y le permitió cárgalo un momento.

-¿Cómo lo llamarás?-pregunté.

-Kurt-me miró-Tu lo propusiste-contestó-Y ella me convenció.

-Por supuesto que no-negó la castaña-A mí me gusta Fred-dijo sin dejar de mirarlo. Parecía como si le causara algo muy profundo aquel niño que no era suyo. Lo miraba con admiración y tristeza.

-¿Estás bien... cariño?-pregunté mostrando preocupación. Ella no contestó de inmediato. Puso al bebé de nuevo en los brazos de su madre y salió de la habitación. Fui tras ella, claramente.

-Elani-la llamé. Giró a verme y se limpió las lágrimas de su rostro.

-Lo siento tanto-se disculpó-Siento tanto no poder... darte un bebé-abrí los ojos de sorpresa y ella me abrazó.

Corazón de niña 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora