Capítulo 14 "Gemelo famoso"

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Elani.

Estaba feliz de marcharme, pero por un lado me dolía despedirme de mi hermana, sé que no estaría sola, pero siempre habíamos estado juntas y separarnos ahora era duro. Cuando nuestros padres se divorciaron yo tenía dieciocho años, y de no ser por ella, no hubiese terminado la carrera y conseguido un trabajo. Aunque a ella le doliera que me fuera, estaba feliz y asustada el mismo tiempo, sé que ella pensaba lo mismo que Mila sobre Sami, que si me engañó una vez lo hará de nuevo, pero mi hermana lo tolera, me sermonea y me dice que tanto amor va a matarme. Pero también me ha dicho que haga lo que me diga el corazón, y el me dice ahora que vaya con Sami.

Hice varias maletas con ropa y objetos con ayuda de mi hermana. Sami había salido a arreglar unas cosas de su anterior trabajo y pasaría por mí para ir al aeropuerto.

-¿Cuidarás a Stywi?-le pregunte.

-Sabes que sí--afirmó-¿Vas a despedirte de Mila?

-Mi corazón me dice que no. Ella ni siquiera se ha disculpado conmigo.

-Fue una completa perra-la miré mal-¿Qué? Te lo he dicho desde que iban a la universidad, ella nunca ha sido buena amiga para ti.

-Me has cuidado como mamá desde entonces, y te lo agradezco. Parte de crecer es entender que no puedes moldear a nadie a tu gusto-suspiró con estrés, como si quisiera decir algo pero estuviera aguantándolo-¿Quieres decir algo antes de que me vaya?-me miró.

-Te extrañaré mucho. ¿Podré visitarte?

-No creo que haya problema-sonreí. Se levantó de la cama y me abrazó. En ese momento, mi celular recibió un mensaje de Mila.

"¿Podemos vernos en el bar ahora?" decía.

-Qué extraño-murmuró Bárbara al leerlo a través de mi hombro.

-Iré solo un momento para despedirme-guarde el teléfono en mi bolsillo trasero-Si llega Sami dile que me recoja allá.

-¿No quieres que te acompañe?

-Estaré bien-le besé la mejilla y nos abrazamos otra vez. Salí de la habitación, luego baje las escaleras y salí a la calle. Caminé alrededor de cinco cuadras hasta el bar que acostumbrábamos a ir en las noches de la universidad.

Me extrañó no verla por ningún sitio, para entonces, Elijah, se acercó a mí desde una mesa al fondo.

-Sé que vas a irte con Sami-dijo de golpe y se miraba algo enfermo y desvelado.

-¿Estás bien, Elijah?

-Solo quería que tomarás algo conmigo antes de irte, ¿puedes?-lo pensé unos segundos.

-De acuerdo-lo seguí a su mesa y nos sentamos. De beber pedí jugo de naranja con whisky y lo tome en seguida lo colocaron frente a mí.

-Tengo esto para ti-extiende un sobre color amarillo sobre la mesa. Lo miré atenta y dudé en revisarlo-Solo lo hago porque cuando lo supe, me invadió la rabia-aquellas últimas palabras incrementaron mi curiosidad.

-¿De qué hablas?-hizo una seña para que tomara el sobre. Al hacerlo, un mal presentimiento me invadió. Elijah es posesivo y manipulador, era capaz de inventar cualquier cosa para que no me fuera con Sami esta misma tarde.

Sin chistar abrí el sobre, encontrándome con muchas fotografías de Sami. Las esparcí por toda la mesa. Las observé bien y luego vi al chico frente a mí sin entender.

-¿Qué es esto?

-Sami tiene un gemelo y se hizo pasar por él-bufé. Tome las fotografías y volví a meterlas en el sobre.

-No puede ser-murmuré.

-Es verdad, Ela. Solo míralas bien-jalo el sobre y se lo quité.

-¿Qué no tienes más que hacer que ponerte a sacar fotos de mi novio y hacerles montaje?

-No es fotomontaje, es real. Puedes buscarlo en google, su gemelo es famoso y se llama Rami Malek-negué con la cabeza riéndome.

-Cada vez me sorprendes más, Elijah.

-Vamos, Ela, estás viendo y no quieres ver.

-Han pasado tres años, supéralo ya-deje el sobre sobre la mesa.

-¡Solo míralo, no seas estúpida!-grita con fuerza jalándome del brazo, todos en el lugar, voltean a vernos.

-Suéltame, Elijah-reclame furiosa y al soltarme, me levanté de golpe y me marche deprisa del lugar con la cara enrojecida de vergüenza.

-¡Ela!-me llama y me sigue hasta afuera. Por suerte, Sami estaba aparcado al otro lado de la calle, y al vernos, sale del auto y camina furioso hacia Elijah, al verme algo alterada.

-Está bien. Vámonos, por favor-detuve a mi novio poniendo las manos en su pecho haciéndolo retroceder. Al lograrlo, subimos al auto, sin mirar atrás durante todo el camino al aeropuerto.

****

Nueva York era frio y no me gustaba para nada. Toda mi ropa era de verano por lo cual tuve que comprar gabardinas, pantalones, botas y bufandas. Sin duda, el frio se sentía más cuando estaba sola en la gran casa de Sami.

Ya había pasado una semana y yo aún no conseguía trabajo, deje mi currículo en dos escuelas diferentes y solo dijeron que me llamarían en la semana. Lo que tenía que hacer era quedarme en casa leyendo y cocinando mientras Sami no estaba, y durante la tarde salíamos a pasear y me enseñaba la ciudad.

Me hacía daño quedarme tanto tiempo sola, porque Sami a veces salía pasadas las cinco de la tarde. Me dañaba porque pensaba muchas cosas. Las últimas cosas desagradables que pasé en San Diego, como la discusión con mi mejor amiga, el acoso del profesor de deportes y la trampa de Elijah hacía mi novio. Aun no podía creer que dedicara sus días a dañar mi relación. Elijah no podía seguir amándome, lo que él siente ya es una obsesión. Me alegré tanto de dejar ese lugar, y pensé en después, traer a Bárbara a vivir aquí, y se lo estaba comentando por teléfono ahora.

-Tal vez conozcas a un guapo neuyorkino-se rio a través de la línea.

-Solo si llevo el refugio conmigo.

-Puedes abrir otro aquí.

-¿Tú me apoyarías?

-Por supuesto.

-Lo pensaré entonces. ¿y qué haces?

-Hasta ahora ya he hecho todas las cosas posibles. Sami no tarde en llegar, quizá salgamos a pasear.

-Deberías actualizar tus redes para estar más al pendiente. Sube fotos del lugar, de tu casa, tuyas, ¡quiero verte!-me reí.

-De acuerdo. Solo por ti-acepté y luego nos despedimos con besos y abrazos.

Una vez que la casa estuvo limpia, la cena preparada y mis libros acomodados, me tire sobre el sofá y abrí mi polvorienta cuenta de instagram, la cual tenía su última publicación de una fotografía mía en mi primer día de trabajo. Hace tres años. Busque en mi galería una foto mía en San Diego para poner en la descripción "Extraño el calor de San Diego, y a mi hermana. Ojalá pudiera traer a los dos a Nueva York"

Cuando la foto se subió, Sami entro por la puerta. Al verlo, me levanté enseguida y lo recibí con un gran abrazo. Se notaba en su cara lo cansado que estaba, pero le cambió de repente al ver la comida ya servida sobre la mesa. Comimos en agradable compañía mientras hablaba del trabajo. Casi al terminar, expresó lo agotado que se sentía y que nuestro paseo tendríamos que posponerlo para mañana, se disculpó conmigo y se despidió yendo a la habitación.

Me desilusione un tanto, entendía que estuviera cansado, pero notaba algo diferente en su actitud. En San Diego siempre ayudó a levantar el plato o a enjuagarlos después de que yo los enjabonara. Luego pensé que tal vez era el clima o la vibra de la ciudad, era más energética y el trabajo lo absorbía mucho en comparación a cuando estaba allá.

Levanté los platos de la mesa y me dispuse a lavarlos. Una vez frente al lava bajillas, deje caer los platos sobre ella. Me sentí mareada de pronto, sentí muchas ganas de vomitar y corrí al baño del pasillo antes de regresar todo en la cocina.

Corazón de niña 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora