Ciudad de México, 11:20 p.m.
—Sabes que no tienes permiso de meter desconocidos a esta casa.— Eva entró nuevamente al cuarto de su hermana esta vez un poco más calmada. La ojiazul la ignoró yendo hacia el baño de su cuarto.— No puedes ignorarme Valentina, esto es serio, no quiero ver otra vez a esa muchacha por aquí.— Dijo sentándose en la cama.
—A ver, ya te dije que no es una desconocida, entiende, y en segunda, se llama Juliana—. Respondió saliendo del baño tomando algunas cosas de su tocador.—Ahora deja de ser tan amargada y ayúdame, necesito que me pases mi tanque de oxígeno, soy muy débil para levantarlo...— señaló el tanque que se encontraba en la esquina de su cuarto.
Eva asintió e hizo lo que le indicó su hermana, lentamente le ayudó a colocar sus viejos tubos de respiración a unos nuevos y limpios, le ayudó a colocarse una nueva venda en su pecho donde tenía una cicatriz en forma de línea debido a las operaciones que había obtenido por su enfermedad.
—Estás lista, trata de no moverte mucho o la venda se puede despegar, si necesitas algo ya sabes, oprime el botón de seguridad.— Indicó su hermana dándole un beso en la frente. Valentina rió levemente, Eva frunció el ceño.
—No es nada, solo qué hay veces en qué pareces una bruja malvada...— admitió encogiéndose de hombros, Eva abrió la boca ofendida.— Pero tu y yo sabemos que eres un oso de peluche, te quiero hermana.— Las dos rieron en bajito—. Y sobre Juliana, no hagas que me aleje de ella, esta vez creo que es importante.
Eva sonrió y asintió. A pesar de ser polos opuestos, las dos se amaban, Eva temía por su hermanita, la cuidaba ante toda situación, incluso se opuso que Valentina tuviera enfermeras, Eva quería cuidarla todo el día cuando le diagnosticaron la enfermedad a Valentina, se prometió nunca dejarla sola.
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—Buenos días, hija.— Lupita saludo a Juliana quién se sentó en la mesa tallándose los ojos bostezando—. Parece que no dormiste mucho.
—No, llegué tarde de la casa de Valentina y después fui a la estación para ayudarle a Reyna, papá sigue allá, está resolviendo el caso de Jhonny Corona—. Tomó de su jugo.
—¿Casa de Valentina? ¿No es la hija de León Carvajal?— Lupe preguntó asombrada, Juliana asintió.— ¿Y es ella a quien estás "vigilando"?— Juliana volvió a asentir.— Vaya, creo que vas un poco rápido... no es seguro que hayas ido a su casa ayer.
—No es cierto, conocí a Valentina por coincidencia, es una gran persona y ahora somos amigas—. Se encogió de hombros—. Y tal vez fue un error ir a su casa, pero de todas formas los demás espías están ahí, cuidando a los demás, yo no veo por qué no puedo estar ahí, solamente estoy haciendo mi trabajo.— Se sirvió más jugo.
—¿León te reconoció?
—Sí, él sabe que estoy a cargo de su hija, pero nadie más lo sabe. Tengo que ir al parque, tal vez Valentina está ahí, ella no puede estar sola mucho tiempo.— dijo levantándose—. Gracias por el desayuno, nos vemos al rato.
Lupita miró a su hija, tal vez Juliana había cometido un gran error al aceptar aquel trabajo, pero no podía hacer nada, le prometió a Macario no impedir los sueños de su hija de ser una gran agente en la estación pero había una cosa que nadie más sabía. Tenía miedo de perder a su hija, ella sabía lo peligroso que era Jhonny Corona, tal vez había compartido un pasado con el criminal, lo conocía a la perfección.
—Bien, vamos a ver cómo vamos con eso.— María, enfermera de la güera, revisó la venda del pecho de Valentina quién sonreía escribiendo en su laptop—. Valentina, no te muevas, puedo herirte...— Limpió con una gasa con agua caliente desinfectando todo, cambió la vieja por una nueva.
—María, mira esto, es un gatito con un disfraz de puerco—. Valentina rió enseñándole la imagen en su computadora, María sonrió negando con la cabeza, había cuidado a Valentina por 7 años, tenía un gran vínculo con ella.—¡Vamos, es divertido! Enséñame una sonrisa más amplia, más alegre.— Animó a la mayor.
—Okay, okay, lo admiro, es divertido—. Alzó sus manos sonriendo como lo había pedido Valentina.— Toma, ten esto, descubrí que tomar tus pastillas con pudín de vainilla lo hace más divertido! Inténtalo— le tendió un pudín y el frasco de pastillas.
Valentina las tomó y las vació dentro de su desayuno, frunció el ceño. María lo mezclo y le ofreció una cucharada, Valentina miró y lo probó, segundos después hizo una cara fea y lo escupió todo.
—¡Valentina! ¿Por qué hiciste eso?— María regañó a Valentina limpiando todo el desastre.
—Sabían mal, no es divertido—. Se cruzó de brazos como niña pequeña.
—¿Las mordiste?— María levantó la ceja, Valentina asintió sonriendo, María se golpeó la cara y sonrió—. ¡No tenías que morderlas! Solamente era tragártelas, inténtalo de nuevo.— Valentina negó con la cabeza alejando el pudín de ella—. No, no, hazlo.
Valentina lo volvió a hacer, está vez de la manera correcta, sonrió una vez que se acabó todo enseñándole a María que no había quedado nada en su boca.
—Creo que sirve, y no está nada mal, tenías razón—. Admitió levantándose de la cama—. Auch mi pecho, duele.
María la volvió a sentar sobre su cama mirando la venda, se había desprendido. Negó con la cabeza y la volvió a colocar.
—Necesitamos que te vuelvan a cerrar la herida, te operaron hace 1 mes, tu herida no está tan segura, la de tus pulmones está completamente cerrada, pero la del pecho no—. Dijo inspeccionando su pecho.
—No entiendo, ¿para qué me operan sí de todas formas voy a morir? Solamente están gastando dinero en alguien que es temporal—. Sonrió tristemente, María la tomó de las manos e hizo que la mirara fijamente.
—No digas esas cosas pequeña, no eres temporal, cada vez que llegan pulmones nuevos a ti, es un milagro, la vida es un milagro. Mírate, estás en un milagro, uno muy bonito—. Sonrieron las dos—. Eres muy importante Valentina, y nos preocupas, a todos. Créeme que el dinero no es lo que importa, lo que importa eres tú—. Susurró con una lágrima en el ojo—. Yo daría un pulmón por ti, pero mi edad no me lo permite, así que se fuerte por mi pequeña, eres muy importante para mi, eres como una hija mía.
Valentina abrazó a María con una lágrima en el ojo, la mayor no mentía, las dos habían creado un vínculo muy especial.
—Bien, vamos al hospital, necesitamos checar esa herida. Cámbiate y te veo abajo.
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Cámara Oculta- Juliantina.
Novela JuvenilQUIENES SIGUEN ESTA HISTORIA POR FAVOR LEER LA ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN. - Está respirando, tranquila. Siempre lo hará.- Juliana, hija del oficial más famoso de la Ciudad quien está en busca del sicario más famoso de todo México dejando en peligro a la...