Capítulo 19.

1.7K 132 9
                                    

10:30 a.m.

—¿A qué se refiere con eso?—preguntó Juliana exaltada, sus manos sudaban aún más, por un momento sintió que su corazón se hacía pequeño—¿Valentina puede morir? Tienen que ayudarla, no la pueden dejar así—sus ojos comenzaban a humedecerse.

León la abrazó porque sentía el dolor.

—Tranquilos, haremos lo mejor posible para salvarla, ella está a salvo por ahora.—tocó el hombro de la morena apoyándola—pueden pasar a verla, solamente pueden pasar 2 personas por separado.

Silvina se acercó con Macario para susurrarle algo, los dos asintieron y caminaron hacia afuera, solamente quedaron León, Tiberio, Lucía, Guille y Juliana. Habían decidido que entraría León y después la morena. Les había agradecido por darle la oportunidad de ver cómo estaba la ojiazul.

—Hola Juliana—saludó Lucía sentándose a un lado de ella, esperando a que León saliera.—¿Cómo estás? ¿Quieres que te traiga algo?—preguntó tratando de calmarla, Juliana negó con la cabeza rápidamente.

—No, no, muchas gracias—sonrió en agradecimiento—solamente quiero ver a Valentina, estoy muy preocupada por ella.—agachó la cabeza suspirando, Lucía la miró con una sonrisa.

—¿Cómo la conociste? Sé que eres amiga nueva de Valentina y eso me gusta—sonrió sinceramente—se nota que te preocupas mucho por ella, gracias por eso.

—Yo eh, la conocí en un parque—dijo honestamente—creo que nos caímos bien y ahora somos muy amigas—enfatizó la palabra "muy" riendo para sus adentros, Lucía seguía mirándola, no se dió cuenta a lo que se refirió la menor—y claro que me preocupo por ella, debe de ser difícil cargar con una enfermedad así, y más ahora que quién sabe lo que le está afectando—agachó la cabeza.—No quiero perderla, no ahora que he encontrado a alguien como ella, tan pura y muy honesta.

Lucía asintió dándole la razón, iba a hablar pero la puerta se escuchó, era León saliendo del cuarto donde Valentina se encontraba. Juliana se paró rápidamente y peinó sus pequeños mechones de cabellos que salían.

—¿Cómo está ella?—preguntó rápidamente.

—Bien, ya está despierta—sonrió el hombre—solo que... ella no sabe, ya sabes sobre el problema, no le digas, podría alterarla....

Genial, ahora tendría que mentirle otra vez, asintió pesadamente y entró al cuarto abriendo la puerta lentamente, Valentina estaba sentada en la cama con muchos tubos de respiración, a lado había una máquina que medía sus pulsos cardíacos, sonaba normal. Había una jeringa en su brazo que conectaba a una bolsita de suero, la miró y sonrió, se veía linda incluso en ese estado. Su cabello en una coleta y aún traía su pijama.

—Hey, Val—dijo Juliana sacándola de sus pensamientos, Valentina sonrió ampliamente.

—¡Juls!—dijo como una niña pequeña emocionada.—Pensé que no estarías aquí, no recuerdo qué pasó, solamente que estábamos haciendo una pijamada em mi casa y esa misma noche nos habían balanceado y...—dijo rápidamente alterando la máquina, los pitidos ahora iban más rápido, Juliana se acercó y la tomó de las manos.

—Oye, oye tranquila—la abrazó—me alegra que estés bien, me preocupaste mucho—la miró fijamente, la ojizaul sonrió encogiéndose de hombros—me hubieras advertido que estos ataques pasaban con frecuencia, tal vez no hubiera reaccionado así—negó con la cabeza—yo no entendía porque Guille se reía, no se miraba preocupado como yo lo estaba—le tomó la mano y las entrelazó.

Valentina rió fuertemente haciendo que la morena frunciera el ceño, pero se relajó cuando miró que la castaña no paraba de reír y se rió con ella.

—No lo sé... Guille está acostumbrado a verme así, aquí, el siempre es el que me trae—se recostó sobre la cama—él siempre está conmigo la mayoría del tiempo. Es bien hermano, Juls. Creo que es una bendición en mi vida, también tú—sonrió mirándola, Juliana vio que las pupilas de esos ojos azules que tanto deseaba se dilataban—tú eres lo más lindo de mi horrenda vida Juls.

Valentina arrugó su nariz y se recargó en el pecho de la morena quien estaba apunto de llorar, trató de no hacerlo pero así lo hizo, una lágrima resbaló por su mejilla soltando un leve suspiro. La ojizaul la miró confusamente.

—¿Estás bien?—Juliana asintió.—¿Entonces, por qué lloras?

No sabía si decirle, todo. Valentina se merecía más que la verdad, no merecía que fuera engañada pero no podía contarle todo, eso afectaría más a su chica y sobre todo, afectaría su seguridad. Tampoco quería decirle qué tal vez, tendría algo que terminara con su vida. Juliana lloró de frustración y se abrazó a la castaña quien solamente la acariciaba del cabello, confusa por el repentino cambio de la
morena.

—Tú también Val, eres lo más lindo de mi vida—se limpió las lagrimas sobrando su nariz—lo siento, es sólo que tenía mucho miedo y bueno, estaba preocupada, mucho.—miró sus manos entrelazadas.

Valentina sonrió y se acercó a ella, miró sus labios y se acercó decidida para darle un beso, está vez suave, probando los labios de la otra, Juliana metió su lengua a la boca de la otra provocando un leve gemido de la castaña, colocó su mano sobre su muslo y lo apretó, Valentina volvió a sonreír, amaba esa sensación. Se dieron un último beso para abrazarse, Valentina suspiró.

—Te quiero mucho Val—susurró.

—Yo igual.

De algo que sí estaba segura la morena era de decirle sobre que el cartel del alacrán las estaban buscando, debían huir lo más pronto posible. Pero tenía que esperar el momento indicado para decírselo.

Juliana tenía que aprender una lección, y esa era no guardar las cosas para después.

¡Hola! Espero les esté gustando esta historia, a partir del capítulo 20, hemos decidido hacer los capítulos un poco más largos para que los disfruten. No se olviden de votar. Muchas gracias por leer :)

Cámara Oculta- Juliantina. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora