Capítulo 10.

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—Hola Silvina—Guille entró a la cocina abriendo el refrigerador mirando qué podía comer.—¿Has visto a mi hermana? Valentina—preguntó tomando una bebida y una manzana, cerró el refrigerador y se recargó en el.

—No, señor, pensé que estaba con ella, en la sala de cine con su amiga Juliana—Respondió la mayor tranquilamente limpiando los vasos.—Ellas iban a comer afuera, seguramente estarán allí.

Guille sonrió, le mordió a su manzana y salió del cuarto yendo al suyo, no quería molestar la tarde de chicas que su hermana tenía, después de todo lo que ha pasado, merece una tarde de diversión. Suspiró al recordar a la amiga de su hermana, era bastante guapa, no podía negar que le gustaba y haría lo posible para que Juliana se fijara en él. Sonrió y empezó a jugar video juegos en su gran televisor.
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—Tranquila Silvina, no tienes por qué alterarte, prometo hacer las cosas bien—. El señor Fernando, esposo de Silvina la calmaba acariciando su hombro.—Solamente fue un descuido mío.

—Un descuido que nos va a costar, Fernando— lo miró furiosa, estaban en el patio así que nadie podía oírlos.—La señora Lucía podría despedirte y sin ti, no podemos hacer el trabajo, el oficial Valdés nos va a despedir y necesitamos el dinero, así que ponte a trabajar.

—Ya lo sé mujer, cálmate— susurró—Lo siento, pero tu bien sabes que no sé de jardinería, me hubieran puesto de chofer, o algo así... lo mío es la electrónica, haré lo mejor que pueda— comenzó a regar las plantas prendiendo la manguera.—No decepcionaremos a Macario, además, somos expertos, que no se te olvide.

—¡Silvina!—Lucía la llamó, la mujer dio una última mirada a su esposo y se dirigió adentro de la casa.
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—¡Basta, Valentina!— las dos reían, la ojiazul le escupía agua a la morena quien no podía defenderse por tener sus brazos en el cuello de la otra.—¡Es muy asqueroso!—Chillaba la mayor sacudiendo su cabeza.

Valentina reía fuertemente, Juliana estaba sonriendo con los ojos cerrados esperando otro chorro de agua por parte de la ojiazul. Abrió un ojo al ver que no le llegaba uno.

—Te enseñaré a nadar.— susurró en su oído.—Tengo otra idea que te pueda gustar, así aprenderás más fácil. Mira, quita tus manos de mi cuello—Juliana lo hizo agarrando sus hombros—. Así está bien, ahora voy a estirar mis brazos...

Valentina los estiró quedando como una "T" Juliana la miró y frunció el ceño aún sujetándola de los hombros, sus piernas estaban enredadas en las de Valentina fuertemente, el temor de la morena al agua era bastante grande.

—Ahora, estira tus manos con las mías, hazlo, como si fuéramos una sola— ella lo hizo, empezó a trazar con sus dedos los brazos de la ojiazul hasta llegar a sus manos que rápidamente las entrelazó, ese movimiento hizo que quedaran más cerca de sus caras.—Creo que así está bien, ahora hazlo con tus piernas...

Suavemente la morena las desenredó del cuerpo de Valentina y las colocó igual a las de ella, prefería tenerlas enredadas con las suyas, pero de todas formas lo hizo, ahora parecían estar igualmente posicionadas. Las dos sonrieron.

—¿Ya ves? Es fácil, no tienes por qué tener miedo Juls— sonrió tranquilizándola, Juliana miraba el agua sin ningún gesto.—¿Por qué le tienes miedo?

Juliana la miró haciendo una mueca.

—No soy muy fan de hablar sobre eso.—contestó tranquilamente—. Solamente sé que nunca me ha gustado el agua, pero ahora se siente bien...— sonrió, la única forma que no lograba ponerse tensa era en los brazos de la chica que tenía al frente.

—Está bien— sonrió.—¿Quieres seguir practicando?— Juliana negó con la cabeza haciendo reír a la ojiazul.—Bien, entonces haré esto.

Le volvió a escupir agua provocando risas en la morena, Valentina la tomó fuertemente de las manos así para que no pudiera hacer nada al respecto, así estaba unos segundos cuando la alta comenzó a soltar las manos de la morena haciendo que esta se espantara.

—¿Qué haces? No me sueltes—dijo rápidamente buscando las manos de la chica.—Valentina, ya, no es gracioso, dame tus manos.

—¡Ven Juls!—tenían solamente sus meñiques agarrados.—Alcánzame sí puedes—la retó alzando ambas cejas.

Juliana sonrió y saltó en ella sumergiéndola al agua junto con ella, las dos se levantaron rápidamente riendo, ahora la morena tenía sus brazos como al principio, al rededor del cuello de la otra. Valentina colocó sus manos en las caderas de Juliana apretándolas levemente.

Se miraron fijamente borrando las sonrisas de su rostro, ahora respiraban lentamente. Juliana acercó la cara de la ojiazul a la suya levemente, las dos se lamieron los labios inconscientemente mirándolos, una de la otra.

Sus narices se tocaban al igual que sus frentes, Valentina miró los ojos de Juliana que miraban sus labios. Volvió a apretar sus caderas provocando un suspiro de la mayor, se miraron y se acercaron más pegando sus cuerpos completamente.

Juliana se acercó y besó la mejilla de Valentina sonriendo en el acto, después, le dio un beso en la barbilla y fue subiendo hasta llegar a su boca que la miró intensamente, tenían un color rosado, la ojiazul sonrió y la besó de una buena vez, las manos de Juliana tomaron el rostro de la chica acariciando su mentón.

El beso era lento pero tenía mucha pasión en el, Valentina bajó sus manos a las piernas de Juliana haciendo que suspirara en medio del beso, la ojiazul sonrió al notar eso, subió sus manos de nuevo a sus caderas dejándolas allí, continuando con el beso, esta vez mordió lentamente el labio inferior de Juliana provocándole una risita.

Valentina comenzó a toser fuertemente haciendo que se separaran, tosía tan fuerte que su pecho dolía, Juliana la miraba con preocupación, se olvidó que estaban en una alberca y la llevó a la orilla de esta.

—Hey, hey, respira— salió de la alberca junto con ella, no sabía de donde sacaba sus fuerzas— a ver, acuéstate...—la recostó en la camilla, aún escurrían gotas de su rostro.

—Necesito mis... tubos, están ahí— señaló su bolsa de cuero, Juliana corrió rápidamente por ella, la tomó y se la llevó a Valentina.

Tomó los tubos y se los colocó, respiró profundamente aliviada, su pecho ya no dolía pero aún así le faltaba el aire. Juliana tomó una toalla y comenzó a secarla, el aire frío podría afectar los pulmones de Valentina, pero ella apartó sus manos de la morena.

—No lo hagas, Juls— paró de hacerlo.

—¿Por qué? Necesitas que te seque, podrías afectar tus pulmones...—Volvió a tomar la toalla.

—Que no, Juliana— se levantó poniéndose enfrente de ella—. No quiero que me seques, yo puedo hacerlo sola—tomó la toalla suspirando, Juliana asintió bajando la cabeza confundida, solamente quería ser amable. Segundos atrás se estaban besando y ahora Valentina se comportaba de una forma grosera.

—¿Te arrepientes?—preguntó Juliana un poco dolida. Valentina la miró confundida—Del beso... ya sabes— miró la alberca.

—¿Qué? No— respondió rápidamente.—Sólo que, no lo sé, perdón. Me sentí inútil cuando comenzaste a secarme, ya sabes como una enferma, lo que soy— se miró de arriba hacia abajo.

—No lo eres, Val, solamente quería ser amable, prometo que no lo haré nunca más—Hizo una mueca pero Valentina negó rápidamente.

—Me gusta que lo hagas. Lo siento— se encogió de hombros.— Fuiste mi primer beso y para recordarlo por siempre, fue bastante lindo.

Las dos sonrieron.

Holaa, el domingo no podré actualizar así que les adelantaré este capítulo, apenas empieza todo. Con todo mi amor.

Cámara Oculta- Juliantina. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora