Capítulo 33.

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Más de dos horas y Juliana no regresaba.

Valentina estaba nerviosa, le empezaba a doler la cabeza y todavía sentía el gran golpe en su abdomen. Tenía un mal presentimiento, escalofríos recorrían su espalda continuamente. Necesitaba saber de Juliana, se la habían llevado hace mucho tiempo, comenzaba a entrar en desesperación. Comenzó a respirar pesadamente, no se sentía bien para nada.

-Ella va a estar bien...

Valentina levantó la cara al oír una voz de un niño, se trataba de Santiago quién estaba sentado con las rodillas al pecho. Valentina se acercó a la puerta, podía ver sus tenis a través de la ranura de la puerta.

-¿A dónde la llevaron?- susurró.

-No lo sé, pero estará bien- respondió mostrando indiferencia, en su tono de voz había cierta preocupación.

Valentina escuchó al niño ponerse de pie pero ella lo detuvo rápidamente dando un golpe en la puerta.

-No te vayas... me siento muy sola aquí.- dijo rápidamente- necesito saber de Juliana, estoy muy preocupada por ella... ¿sabes que le harán?

-No. Lo siento, no puedo quedarme. Ten, toma esto, para que te sientas mejor- el niño pasó por debajo unos chocolates, Valentina suspiró y los tomó.

-Gracias...

Después de comer la barra completa de chocolate, Valentina sentía sus ojos pesados, quería dormir pero ese hueco en su pecho no la dejaba, no pudo más y lloró contra sus rodillas recargándolas en su pecho, tenía miedo, mucho miedo de Juliana y de ella, quería que este infierno que vivía se acabara pronto. Sabía que Juliana se enfrentaría valientemente, así es ella.

Pensando cosas más, el sueño la venció quedándose dormida en el frío piso.
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Juliana despertó sintiendo una luz en su rostro. Su cuerpo dolía, mucho más en su espalda baja, donde había sido golpeada. No entendía que pasaba. Miraba a todos lados, quiso mover su mano pero no pudo, estaba completamente atada a una silla de madera.

-¿Qué mierda...?

Se intentaba zafar, sus muñecas comenzaban a ponerse rojas por las cuerdas. Movía la silla de un lado para el otro pero nada, aún no lograba nada. Bufo estresada dejándose caer em la silla nuevamente sin poner alguna fuerza.

-¡Suéltenme! ¿Dónde está Valentina?- gritaba fuertemente.

El alacrán apareció lentamente en la luz sonriendo, mostrando arrogancia. Juliana frunció el ceño cerrando los puños.

-¿Dónde está Valentina?- dijo más calmada viendo hacia el piso.

-No te preocupes por ella, está perfectamente bien- sonrío aún más. Jaló una silla enfrente de Juliana sentándose, su pierna izquierda se movía de arriba hacia abajo. Juliana recordaba que eso era un acto de nerviosismo en muchas personas, el alacrán estaba nervioso de ver a Juliana y era por algo...

-¿Por qué nos trajiste aquí? No tienes el derecho, el problema es contigo, mi papá y León Carvajal- escupió sus palabras con rabia- ¡déjanos ir!- pataleo fuerte la silla.

El alacrán la ignoró deshaciendo los nudos de las muñecas de Juliana que ahora estaban rojas. Por fin deshizo un nudo y la morena no desaprovechó la oportunidad y le dió un buen golpe en su pómulo izquierdo, el alacrán se tocó la zona herido retrocediendo algunos pasos. Juliana se levantó de la silla decidida a partirle la cara.

-Sí haces algo más...- la apuntó con el dedo- te juro que la otra niña se muere.

Juliana abrió los ojos y se volvió a sentar en la silla con la cabeza gacha, mirando sus manos. El hombre rió levemente, la morena solo pensaba en molerlo a golpes. Se sentó y comenzó a sentir un leve ardor en su espalda baja, arrugó la nariz.

-Eres muy valiente, Juliana- el alacrán se volvió a sentar frente a ella cruzando sus piernas.- Sabemos que tomar un riesgo por Valentina es muy... cómo decirlo- miraba sus manos riendo, Juliana bufó- estúpido...

-No, no lo es. Yo haría cualquier cosa por ella, así que hazme lo que quieras- se relajó en la silla desafiándolo, él rió fuertemente.

-Bien, tu valentía habla mucho sobre ti, eso es estúpido, tú valentía no te ayudará- se levantó de la silla dejando a Juliana en el cuarto obscuro a ciegas, solamente podía ver lo que sus ojos le permitían.

-¡Espero y cumplas tu palabra!- gritó la morena furiosa, se sentía mas que desesperada.
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Macario se encontraba en casa de los Carvajal, estaba por tocar la puerta cuando León la abrió rápidamente mirando hacia ambos lados, tomó a Macario del brazo y lo metió a la casa rápidamente. El oficial frunció el ceño ante el extraño comportamiento del hombre.

-¿Y a ti que te pasa?

-Ya no hay seguridad, no he salido de casa desde que mi hija desapareció...- Macario lo podía notar, León llevaba puesto ropa cómoda a comparación de otros días que vestía de traje, está vez no, llevaba unos pants y sudadera.

-Entiendo tu miedo, pero no va a cambiar nada sí te la pasas aquí- Lo miró el oficial negando con la cabeza- vine a decirte algo muy importante...

-Es mejor sí entramos.

Los dos asintieron y se adentraron a la casa.

-Bien, estamos solos, Lucía salió a dar una conferencia de prensa por todo lo que está pasando- León dijo sirviéndose una copa de vino, Macario frunció el ceño.

-¿Una conferencia de prensa?- preguntó incrédulo, León le ofreció una copa- No gracias, estoy bien.

-Sí... una conferencia.

-No pueden hacer eso, tenemos que ser lo más discretos posibles, no puedes dar una conferencia de prensa solo porque tu hija desapareció León, no tienes que dar explicaciones- dijo molesto sentándose en el gran sofá de la casa.

-Tranquilo Chino, no te pongas así- dijo el hombre sonriendo un poco- Tengo la estrategia perfecta para que Valentina y Juliana regresen sanas y salvas a casa- se sentó cruzándose de piernas orgulloso. No se veía nervioso.

-¿Y cuál es?- alzó las cejas.

-Dinero- se encogió de hombros bebiendo de su copa, se sentía orgulloso por lo que acababa de decir.

-¿Dinero?

-Por favor amigo, todo secuestrador busca dinero, no le importan sus víctimas, solo dinero- agito su copa en círculos suavemente- a nosotras nos interesa nuestras hijas y a él solamente el dinero.

-¿A él?

-O a ellos, no lo sé Macario, pero ahí está, el dinero lo soluciona todo, ahora, tenemos que ponernos en contacto con esos malnacidos- dijo poniéndose de pie yendo a la cocina.

Macario bufó negando con la cabeza. Cómo decirle que lo que el alacrán quería no era dinero, lo quería a él, a León, muerto.

Pero eso no pasará, Macario haría todo por su amigo. No dejará que nadie salga lastimado de esta situación, mucho menos Juliana y Valentina, tendría que hacer algo ya.

Cámara Oculta- Juliantina. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora