Desde que conoció a Lee Donghyuck por primera vez en aquél parque de niños, Renjun siempre encontró algo desarreglado en él, sea su vestimenta, su cabello o su estado.
Siempre le regañó por ser descuidado y la respuesta de su amigo siempre fue el mostrarle la lengua y reir como idiota.Ya era una costumbre para Renjun ayudar con todo lo que Donghyuck, por estar perdido en su pequeño mundo, olvidaba hacer.
Como aquélla vez en que se aventuraron en la cocina de los Huang una madrugada de domingo, todo porque Donghyuck confesó no haber cenado nada aunque Renjun en ocasiones parecia enojarse bastante, no podía simplemente dejar a Donghyuck asi como asi, había algo en él que siempre le decía que era su deber ayudarle.
Y quizás las sonrisas brillantes de agradecimiento que su amigo le daba eran cierta motivación para hacerlo ahora, siendo adolescentes yendo a diferentes secundarias, Renjun no tenía mucho tiempo ni energías para cuidar de Donghyuck pero si había pequeñas oportunidades en que lograban verse. Después de todo, seguían viviendo en el mismo vecindario.
Una noche, cuando Renjun estudiaba para un examen de biología, Donghyuck decidió retomar los hábitos que solía tener, cuando ambos tenían ocho y se apareció de la nada en su habitación, luego de haberse metido por su ventana. Y antes que Renjun tuviera oportunidad de regañarle por la hora y su ligera vestimenta estando en invierno, Donghyuck tomó la palabra:
—Estabas estudiando a estas horas de la noche y además con tu ventana abierta, ¡En invierno! Tú terminaste convirtiéndote en el descuidado, Huang.
A pesar del tono acusatorio en su voz, Donghyuk tenía una hermosa sonrisa en sus labios, claramente siendo de burla pero aún así teniendo esa esencia adorable que Renjun tan bien recordaba, dejando su libro de biología en el olvido y asegurándose de cerrar bien su ventana, Renjun se unió a Donghyuck en acostarse en su cama, aunque no se metió debajo de las sábanas como su viejo amigo hizo sin dudar.
Un suspiro se escapó de sus labios al verlo aun temblando por el frio y sin pensarlo abrazo su cuerpo como pudo, por encima de las frazadas, arriesgándose a llevar una mano al rostro helado de Donghyuck.
—Wow, cuanta confianza después de tanto tiempo sin vernos.— De nuevo estaba bromeando como el idiota que era y Renjun rió con él, pero no lo dejó tener la palabra nuevamente.
—Te extrañé, idiota. —Soltó, tratando de brindar calor a la mejilla ajena con leves caricias. Y al parecer funcionó, porque segundos después comenzó a sentir una leve calidez emanar de ella.
Donghyuck no bromeó ni sonrió con superioridad, no rompió la tranquilidad del ambiente ni intento cambiarla; el solo se mantuvo quieto, recibiendo el gentil tacto de Renjun en silencio, por largos minutos.
—Yo también te extrañé.— Contestó finalmente en un susurro, acomodando mejor su rostro para usar la mano de Renjun como almohada, cerrando sus ojos. Renjun iba a quejarse, pero tal como Donghyuck lo supo hacer decidió dejar la tranquilidad prevalecer y se unió al mundo de los sueños con su viejo amigo.
Hablaría con él en la mañana, Renjun sabría que hacer para poder ayudar a su descuidado Lee Donghyuck, siempre lo haria.