Mark y DongHyuck eran compañeros de habitación debido a que ambos se encontraban en dos de las tres subunidades de NCT que más habían promocionado por el momento. Esto había sido así desde el mes de agosto más o menos, cuando estaban ultimando los detalles para el debut de NCT DREAM y tenían diferentes horarios a los que tenían los hyungs de NCT 127. Desde que compartían aquel espacio, se habían hecho mucho más cercanos de lo que ya lo eran inicialmente por haber estado juntos los anteriores años, creciendo juntos y compartiéndolo prácticamente todo el uno con el otro. Por eso, Mark podía jurar que conocía a DongHyuck como la palma de su propia mano, así que, cuando comenzó a actuar extraño, fue el primero en notar que no todo iba tan bien como el menor quería hacerles creer.
Unos días antes, DongHyuck había sido sacado de la sala de práctica en la que se encontraban trabajando en una de las nuevas canciones y cuando el chico volvió no tenía muy buena cara: estaba mucho más pálido de lo normal y, sobre todo, la sonrisa que prácticamente siempre vivía en su rostro había muerto como si nunca hubiera existido. Pero DongHyuck les aseguró que todo estaba perfectamente y que no tenían que preocuparse por absolutamente nada, siguiendo después con los nuevos movimientos como si nada hubiera pasado.
Solo muchas horas después, cuando finalmente acabó la práctica, los miembros de NCT descubrieron qué era lo que había sucedido cuando habían llamado a DongHyuck fuera de la sala porque el manager se lo comentó a TaeYong. Todos ellos trataron de animar al chico, pero él les aseguró con una gran sonrisa en su rostro que estaba perfectamente porque nada de lo que se decía de él era cierto y no estaba preocupado por ello. Obviamente, ninguno creyó que se encontrara bien en aquel momento, pero deliberaron que quizás, lo único que el chico necesitaba en ese momento, era algo de espacio para tranquilizarse o llorar. Por ese motivo, ninguno trató de hacer algo más y, al día siguiente, DongHyuck apareció ante ellos con una brillante sonrisa en su rostro, como si nada hubiera pasado.
Para todos era demasiado obvio que los rumores que circulaban por la red eran completamente falsos porque conocían de sobra a DongHyuck —de hecho, ni la empresa había buscado desmentir aquello porque no era ni necesario, la mentira se tambaleaba por sí sola— pero los chicos habían visto que muchas personas creían a pies juntillas que todo era verdad y habían comenzado a hablar mal del chico en las redes sociales. Pero como el menor parecía estar bien con todo aquello, teniendo la conciencia totalmente tranquila, los días habían ido pasando sin que nadie volviera a mencionar el tema creyendo que era lo mejor para él.
Sin embargo, para Mark era más que obvio que DongHyuck no se encontraba del todo bien. Puede que tuviera la conciencia tranquila porque él no había hecho nada malo, pero los malos comentarios y las "fans" abandonando su lado y creyendo lo que decían las personas que solo querían hacerle daño, habían hecho mella en su compañero de habitación. Aunque siempre que estaba con todos mostrara una sonrisa en su rostro y molestara a los mayores como siempre había hecho, nada parecía tan real como antes... y eso tenía muy preocupado a Mark, porque a pesar de que se pasaran la mitad de sus días peleándose porque el menor no dejaba de molestarlo ni un solo segundo, el chico era su mejor amigo después de todo y no quería que estuviera mal por algo como aquello.
Por aquel motivo, Mark había estado dándole vueltas a que quizás él podía hacer algo para levantarle el ánimo a DongHyuck, cualquier cosa que le gustara lo haría sentir mucho mejor; pero por más que el mayor lo pensaba, todo lo que se le ocurría estaba fuera de sus posibilidades en aquellos momentos. Sin embargo, no podía dejar que el menor siguiera pasándolo mal en silencio y no hacer nada por él, sobre todo cuando éste siempre estaba allí para animarlo a él cuando pasaba por malos momentos. Por eso, el chico finalmente había decidido que lo mejor que podía hacer era preguntarle al otro qué era lo que más quería que hiciera por él y lo haría gustosamente —si entraba dentro de sus posibilidades, por supuesto—.