Gold [Logince] (Español)

Capítulo VII: "Memoriae"

Advertencia: capítulo muy largo (+6000)

Contenido no apto para personas sensibles.

Creo que les va a gustar :)

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The Show Must Go On — MandoPony

Paseaba tranquilamente por los pasillos del castillo, Patton le había dicho que acompañará a la reina en un viaje al reino vecino, así que alguien debía vigilar a los niños por él. Thomas decidió hacerlo, tal vez pudo enviar a otro sirviente, pero quiere pasar un rato con sus hijos.

Ambos están en la habitación de Engel, la pequeña aún no sabe caminar y a Roman no le importó salir de su habitación, le encanta conversar con su hermana.

Thomas abrió la puerta con delicadeza, cuidando que no hiciera ruido, pues no quiere interrumpir las pequeñas aventuras que deben estar teniendo ambos infantes.

Roman tiene una espada de madera y un dragón de peluche en sus manos, haciendo mímica con los objetos mientras Engel seguía con la mirada cada uno de sus movimientos. Ambos están sentados en el suelo.

—...y así venceré al dragón, no importa lo que me haga, siempre iré allí para salvarte— el infante de ocho años hacía ruidos con la boca, imitando los rugidos de un dragón.

Thomas sonrió al verlos.

Y pensar que ambos tienen destinos tan terribles.

Engel agitaba sus brazos en dirección al dragón, Roman se lo extendió al verla.

—Tú también podrías vencer a uno, yo te entrenaré cuando ambos seamos grandes y fuertes, y mataremos a cada dragón que se interponga en nuestro camino.

Engel golpeaba al dragón mientras balbuceaba, y luego lo abrazaba para luego volver a sacudirlo.

Roman también golpeaba al peluche, pero con su espada, haciendo sonidos con su boca para darle más emoción al juego.

Una imagen tortuosa pasó por la mente del rey.

Se vió a sí mismo como el dragón.

En las manos de dos siluetas que hacían alusión a sus hijos cuando sean mayores.

Apretó sus párpados para quitar esa imagen de su mente, volvió a ver cómo sus hijos juegan alegremente con un peluche.

Nada ha pasado.

—¿Papá?

Se sobresaltó al escuchar la voz de su hijo mayor.

—¿Quieres jugar con nosotros?— preguntó inocentemente, extendiéndole la espada de madera a su padre.

Retrocedió al ver el objeto apuntándole.

—No, Roman, papi tiene cosas que hacer— una buena excusa que sus hijos no iban a entender, ya no quiere estar en esa habitación, al menos no con ellos.

Cerró la puerta y siguió escuchando un poco de lo que hablaba Roman, sólo juegos de niños, nada malo.

¿Por qué se siente tan...nervioso?

Sólo son sus hijos haciendo cosas de niños, nada del otro mundo.

¿Será que tiene miedo de ellos?

Aunque le incomode admitirlo es la verdad, debería estar disfrutando los años en los que pueden ser una familia feliz, pero en lugar de eso está asustado de lo que viene después.