Capítulo 7: Fortaleza.

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Voy de camino a casa. Llevo cargado a Zed en mi espalda. Y muchas dudas en mi interior. ¿Entrar a la APH? Nunca he cuestionado la inteligencia y la gran sabiduría de Kusho, pero, ¿para qué me necesita ahí? Una persona con sobrepeso, que tiene problemas con la bebida y que nunca ha hecho nada bien en su vida. A lo mejor Kusho puede ver algo que yo no veo.

Cuando vine a Heikō por primera vez, solo venía en busca de esa bebida maravillosa. Pero, para mi sorpresa, me encontré con una aldea muy avanzada. Con una población muy inteligente y preparada. Tenían a su propia tropa de Ninjas, personas con habilidades asombrosas y con un gran equilibrio emocional. Como era costumbre, me sentía mucho menos que todas estas personas y solo me acosté en un callejón a beber esta cerveza e intentar olvidar todo mi pasado.

Un día, un guerrero me dijo que lo acompañara al templo, que una persona importante quería hablar conmigo. Recuerdo que al principio dudé, porque nadie quiere hablar conmigo y menos "una persona importante". Cuando llegué al templo, estaba Kusho esperándome, con una sonrisa. Conversamos casi toda la tarde y me dijo que quería que me uniera a la APH, que formara parte de su equipo y que esa era la oportunidad para redimirme con el mundo... Pero yo me negué.

Cuando Kusho entendió mi situación, me dijo de manera educada que no podía quedarme si no aportaba de alguna manera a la aldea. Aún en esa situación, él no dejó de pensar en cómo me podía ayudar; y me dijo que cerca de Heikō, a unos kilómetros hacia el oeste, estaba una pequeña aldea muy pacífica, donde el amor y la amabilidad era lo que se respiraba por ahí. Me dijo que si realmente quería encontrar tranquilidad, ese era mi lugar indicado...

Pasó lo que tenía que pasar y ahora estoy de regreso, pero esta vez es diferente, ahora, estoy con una gran responsabilidad. Si antes no me uní a la APH, fue porque mi pasado no me lo permitió, no sentía motivación de nada. Y esa decisión que tomé (o que no tomé), me hizo conocer a Kenta, a su hermosa esposa, Aiyana y su maravilloso hijo y mi gran amigo, Zed. Esa decisión ha sido la mejor que he podido tomar en mi vida, aparte de hacerme cargo de la vida de Zed.

Sin embargo, ahora parece que no tengo opción. Uno de los dos tiene que servir al pueblo y otro a la APH... Pero Zed no pertenece ahí... Kenta y Aiyana no lo hubieran deseado jamás... Tengo que luchar contra mí mismo, dejar de lado lo que yo quiero para poder cumplir con mi responsabilidad.

Siento al pequeño Zed dormido en mi espalda, dejándome babeado el hombro, pero aun así, soy feliz. Supongo que estos son de los sacrificios por amor de los que me hablaba Kenta. ¿Eso es lo que es el amor? ¿Sacrificarte por el bien del otro, no importando que seas tú el que corre peligro? ¿Eso es lo que Kenta quiso transmitirme? No dudé a la hora de escoger quién serviría a la APH, y aunque me cueste la vida, cumpliré hasta el último momento con mi deber.

Dejo a Zed en la cama de su nuevo hogar, que por cierto, todavía no ha tenido la oportunidad de conocer. Y desde el día de mañana, tendré que entrenar con esos asombrosos ninjas... Quiero dormir, pero el nerviosismo de lo que sucederá no me lo permite. Tengo mucho miedo, Kenta; pero no te voy a decepcionar. Zed crecerá y tendrá un futuro maravilloso... Trataré de dormir, intentaré irme antes de que Zed despierte, sé que él quiere entrar a la APH, no ha ocultado su interés desde el primer momento en que se le habló sobre eso, así que no le causaré problemas diciéndole que yo estoy ahí por él. Buenas noches, Zed.

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¿Qué son estas horas de despertar? El sol ni siquiera ha salido. Uff, vaya problema en el que me metiste he, Kenta. No sé si dejarle una carta a Zed para explicarle lo que pasó... No, él sabrá arreglárselas solo, es muy inteligente.

La oscuridad de un alma desgarrada.Where stories live. Discover now