Llegó el día. Es una mañana bastante fría, con un poco de neblina y muy silenciosa. La presión en mi cuerpo hace que no sienta hambre, ni sed, ni nada. Tengo un nudo bastante grande en la garganta que no me deja hablar como quiero. El sudor de mi frente es constante, aunque lo seque con mis manos, al poco tiempo suda otra vez. Me encuentro en los vestidores de la APH, preparándome para nuestra primera misión. ¿Estoy realmente preparado para esto? Sé que soy fuerte, me han entrenado bien, soy el segundo mejor estudiante detrás de Shen. Aun así, dentro de mí siento mucho nerviosismo. Como si mi mente no estuviera completamente preparada.
—¡Pervertido! ¡¿Qué haces en el vestidor de niñas, Zed?! — Me grita Akali y me tira un zapato en el rostro.
—¿Qué dices? Akali, tú estás en el vestidor de hombres. — Le digo sorprendido de verla en nuestros vestidores.
—No me jodas, ¿en serio? Jaja, es broma, sé que estoy en el baño de hombres. — Dice mientras se apoya en una puerta y se rasca la axila.
—¿Qué haces aquí, niña demente? — Le pregunto todavía con asombro.
—Primero que nada, gracias por ese alago, he; no son muy frecuentes. Y segundo, respondiendo a tu pregunta: ¿en serio crees que estoy dispuesta a perder mi tiempo en la fila del vestidor de niñas? Sé que no voy a hacer nada con todo este tiempo que me estoy ahorrando, pero, me evito el estrés de querer golpear a cada niña por tardarse tanto.
—Creo que no encuentro fallos en tu lógica. — Le digo. Realmente es un gran razonamiento.
—A parte, es divertido ver cómo ustedes siempre se sorprenden de ver a una niña saliendo de su vestidor. En especial, cuando les robas la ropa y sales corriendo.
—¿No estás nerviosa, Akali?
—¿Nerviosa por qué o qué?
—En unas horas seremos enviados al campo de batalla. Podríamos no regresar.
—¿Y? ¿No te has estado preparando para este momento, gallina? — Me dice.
—Sí, supongo... — Cuando Akali ve mi inseguridad, se sienta a la par mía.
—Escucha, amigo, vamos a estar bien. Hemos entrenado durante años, preparándonos para este momento. Juntos somos muy fuertes.
—¿Qué haces para ser tan segura de ti misma? ¿Qué haces para controlar tus nervios? — Le pregunto. Necesito el consejo de alguien que, sabiendo que puede morir, sigue haciendo sus bromas pesadas.
—Nada. No hago nada, Zed. Tengo miedo tanto como tú o incluso más. Nunca he conseguido nada bueno en mi vida, y saber que puedo cagarla otra vez en esto, morir siendo nadie, solo hace que mi miedo crezca. Iremos a la batalla y daremos todo lo que tenemos que dar. Si morimos, será con orgullo. — Me dice.
—¿No tienes una motivación?
—Mi motivación es querer vivir.
—¿Solamente eso? — Le pregunto, presintiendo que hay algo más.
—Agh, bueno, también ustedes. — Me dice con un poco de mal gusto. No quiere admitir su aprecio hacia nuestro escuadrón.
—¿No tienes una persona a quien ames? ¿Que sea tu motivación en los momentos difíciles?
—Mi padre abusaba de mi madre, la golpeaba y cuando la dejó embarazada, se fue. Mi madre, siempre se desquitó conmigo viéndome y tratándome como si yo era la culpable, cuando en realidad era la víctima. El amor solo es una ilusión que te distrae y te debilita. Si tienes a alguien que amas y tu enemigo lo descubre, lo pierdes todo. Teme, a quien no tenga nada que perder, Zed.
—Creo que entiendo tu punto. — Le digo pensativamente...
—Syndra, Zed. Syndra es tu debilidad y si te descuidas, será tu perdición. Todos sabemos lo que hay entre ustedes desde hace un año, pero que el amor no te distraiga, tú eres un guerrero; y si una situación se complica, tendrás que decidir entre el amor o el deber.
El impacto de las duras palabras de Akali (pero ciertas), me deja sin palabras. Ella simplemente me da una palmada en la espalda y se retira del vestidor de hombres. Cuando iba saliendo, un guerrero iba entrando y al ver a Akali se sorprende.
—¿Tú qué miras? Homo sapiens machista. — Le dice al guerrero mientras se retira. Él solo me ve con cara de asustado.
Las palabras de Akali me ponen más nervioso de lo que ya estaba, sin embargo, esto no me va a detener. Cuando perdí a mis padres, yo no podía defenderme. Cuando Kin fue destruida, no pode detenerlos. Pero ahora sí puedo hacerlo. Ahora puedo salvar a mis seres queridos, ahora sí puedo ayudar. Aunque sienta presión, en el fondo sé que ahora sí soy capaz de lograrlo.
Estamos a punto de salir a la misión. Voy concentrado y me siento capaz; traeré a todos con vida de regreso.
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La oscuridad de un alma desgarrada.
Ficción GeneralZed es un niño que vive en una aldea pacífica llamada Kin. Todo es muy tranquilo, hasta que una noche un escuadrón desconocido devasta sin piedad a toda la aldea. Zed logra escapar gracias al sacrificio de su padre. Al ver el ataque, la aldea vecina...