—Zed, ve a darte un baño, dijiste que te irías temprano.
—Pero si ya me bañé, mamá. ¿Que no me viste pasar?
Ahora resulta que nadie ve a una persona en chancletas, dejando mojado todo el camino; tampoco escucha mis pasos al caminar.
Mi mamá no me cree y entra a mi cuarto, cuando me estoy cambiando, oportunista como siempre.
—¿En serio ya te bañaste?
—No, oriné todo el camino. — Digo con sarcasmo.
—Apresúrate, no tienes toda la mañana; tienes que ir a comprar las cosas del hogar al mercado de Corki, el bigotón.
—¿Taaan lejos?
—No te tocaría ir tan lejos si no le robaras al señor Lee. — Dice mi padre, que casualmente caminaba por ahí. ¿Reunión en mi cuarto mientras estoy semi-desnudo, qué más podría pedir?
—Él es ciego, papá. Podía tomar una de sus manzanas muy fácil.
—Sí, es ciego, pero él estuvo muchos años compitiendo en luchas, no te ve, pero puede escuchar hasta tu respiración. — Responde mi padre.
—Eso no es cierto, supo que tomé su manzana porque cuando quise correr, boté uno de sus carros de fruta. ¡El ciego saltó inmediatamente de su asiento y me hizo una llave con su pie en mi garganta! Ni siquiera tiene sentido esa tonta venda que se pone en sus ojos, no la necesita, ¡es ciego!
Mi nombre es Zed, tengo doce años y soy muy bueno corriendo, aparte que tengo habilidades para pasar desapercibido gracias a que soy pequeño, escurridizo y delgado. Vivo con mis padres, Kenta Yoshiruma y Aiyana de Yoshiruma; Kenta fue guerrero en el ejército de Valoran; dicho ejército, fue destruido en una misión y tenemos la dicha de que él fue uno de los pocos sobrevivientes. Mi madre Aiyana es una hermosa y valiente mujer, era la encargada de la enfermería del ejército; desde que este cayó, nunca más volvió a estar cerca de la guerra, ya que sufría mucho cuando no podía ayudar a una persona, ya sea por falta de medicamentos o porque eran heridas que no tenían remedio. Ambos, se conocieron en el grupo de sobrevivientes; con el paso del tiempo se enamoraron y decidieron no volver a participar en ningún tipo de guerra, empezando a ganarse la vida con la ganadería, agricultura y trabajos del hogar. En busca de paz, llegan a una pequeña aldea llamada Kin, situada al noreste de Valoran, un supercontinente de Runaterra. Aquí es donde nací yo.
Kin es una aldea muy pacífica, todos los aldeanos son muy amables y cariñosos, pero, no lo niego, a veces tanta amabilidad me empalaga y no me gusta cuando las señoras me toman de mis mejillas y me hablan de manera extraña.
Me interesa mucho la historia de la guerra, pero mis padres se niegan a hablar sobre eso, dicen que fueron tiempos muy duros y que disfrute de la vida que tengo, porque en cualquier momento, esta podría cambiar.
En la aldea tengo muchas amistades, pero mi mejor amigo se llama Gragas, es un gordo enorme que solo pasa bebiendo cerveza de su gran barril; la mayoría del tiempo está feliz, demuestra su felicidad haciendo un espantoso baile moviéndose como gelatina de abajo hacia arriba. Solo se enoja cuando la cerveza de su barril se termina. De hecho, está justo a la par mía en este momento.
—¿A nosotros vamos dónde? — Dijo Gragas, borracho y confundiendo las palabras, como siempre.
—Vamos al mercado de Corki, mi madre necesita unas frutas y una pala, tengo que arreglar su jardín de cuando tú me diste un barrigazo y yo caí en sus rosales. Deberías ser tú el que lo arregle...
—Intentaba quitarte la mosca que tenías en la nariz, deberías agradecido ser más — Dice.
—No tengo mucho tiempo, mi madre necesita con urgencia las frutas. ¡Nos vemos luego, Gragas! — Le digo e inmediatamente empiezo a correr para aprovechar el tiempo lo máximo posible.
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Terminé de arreglar el jardín de mi madre al finalizar la tarde, pero me quedo sentado en una banca de madera que está justo en medio. Tenemos una vista maravillosa a toda la aldea Kin, ya que estamos en una pequeña loma. Estamos rodeados de bosques, naturaleza y de unas montañas verdes y enormes.
Cuando veo las montañas, me entra mucha curiosidad sobre cómo serán las otras ciudades y civilizaciones de Valoran, más allá de esas montañas; mi padre me dice que hay lugares sorprendentes y hermosos, pero que hay mucha maldad y que es mejor estar en nuestra pequeña aldea. Aunque sé que tiene razón, dentro de mí siempre está ese espíritu aventurero, con ganas de viajar y conocer nuevas cosas. Dicen que nadie conoce lo que hay después de las fronteras de Valoran, constantemente se envían guerreros especializados para poder conquistar nuevas tierras y poder extender nuestros terrenos, sin embargo, se dice que ninguno de los que han ido a investigar, regresa. ¿Y si yo soy la primera persona en ir y regresar con bien? ¡Sería proclamado Rey seguramente! Bah, todo son tonterías y sueños. No podría hacerle eso a mis padres, ya que los lastimaría mucho si algo llegara a pasarme.
Todas las tardes, mis padres se sienta conmigo a ver el atardecer, ahora llegaron un poco más tarde de lo habitual.
El día de hoy poco a poco termina y no hay nada mejor que estar en los brazos de mi madre, mientras me acaricia detrás de las orejas; y estar al lado de mi padre, un gran ejemplo para mí.
Luego de cenar, siempre le doy un beso a mi madre, que, sin duda, es la mejor cocinera de la aldea.
—¿Qué es lo que más les gustó de la comida? — Ella pregunta siempre luego de cada comida.
—La cocinera — Responde mi padre en un tono picarón.
—¡Nooo! No le coquetees en frente mío, papá, es incómodo para mí.
Luego de cenar, limpiamos todo y nos vamos a nuestras habitaciones. La casa parece pequeña, pero es muy engañosa. Es de dos niveles; el primero, es donde está la sala, cocina y la entrada a nuestro patio; el segundo nivel, es donde están los dormitorios. Tenemos 3 habitaciones; el mío, el de mis padres y, ¿para qué es la tercera habitación? Pues para Gragas; a menudo la llave se le cae dentro del barril de cerveza que se está tomando y tiene que beberla toda para poder sacar la llave. Eso es lo que vemos en la fachada de la casa. Sin embargo, debajo de la cocina, hay una puerta a un cuarto subterráneo, del cual si sigues el camino que tiene, te puede llevar justo en medio del bosque.
Luego de un largo día, llegó la hora de dormir por fin.
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La oscuridad de un alma desgarrada.
Ficción GeneralZed es un niño que vive en una aldea pacífica llamada Kin. Todo es muy tranquilo, hasta que una noche un escuadrón desconocido devasta sin piedad a toda la aldea. Zed logra escapar gracias al sacrificio de su padre. Al ver el ataque, la aldea vecina...