—Uno de nosotros nos ha dado la espalda. Se reveló no solo ante mí, no solo ante la academia, sino ante todo Heikō. — Dice mi padre a todos los miembros de la APH. — Él se fue y no parece que vaya a regresar pronto... pero lo hará. Y todo indica que cuando lo haga, no será para sonreír y compartir. Desde el día de ahora, maximizaremos la seguridad en cada esquina de la aldea, vigilaremos a los niños, nadie puede salir de la aldea sin un guardia que lo proteja. Tomaremos todas las medidas que sean necesarias para evitar cualquier desgracia provocada por este guerrero.
—Es uno de nosotros, maestro. Zed jamás nos lastimaría. — Dice Tadeo.
—Nunca subestimes a una persona con conflictos mentales y emocionales, nunca. Sé que él ha estado con nosotros durante años, sé que él ha compartido mucho con nosotros. Pero la última vez que lo vi, noté el sentimiento de venganza que ahora predomina en su cabeza. Lastimosamente, él ya no es uno de nosotros y tenemos que dejar de verlo así. — Vuelve a decir Kusho.
Luego de una larga conversación entre todos los miembros de la APH sobre Zed y su posible ataque de venganza, todos despejan el salón de reuniones... pero espero a ser el último en la habitación junto a mi padre.
—Sé lo que quieres saber, Shen. — Me dice mi padre.
—Entonces no tengo que preguntarlo.
—Hay cosas, cosas mayores, que están fuera de tu control.
—Quiero saber. — Le digo, mientras estoy de pie, frente a él. Tengo mis manos atrás de mi cuerpo, siempre en una posición de respeto.
—Siempre te he dicho, a ti y a todas las personas que vienen aquí buscando ser fuertes, que tienen que hacer el bien, hacer lo que creen correcto sin importar las consecuencias que estos actos conllevan. No puedo confirmarte nada sobre la muerte de los padres de Zed... pero tampoco te negaré nada.
—Entonces sí fuiste tú. — No puedo creer que Zed, al final de todo, sí tenía razón.
—Ven, hijo. — Se sienta en una banca de madera y con su mano, me indica que me siente a su lado. — Te contaré una historia.
—No te preocupes por mí. Te escucho. — No quiero decir más palabras de las necesarias.
—Hace muchos años, Runaterra estaba sometida a una oscuridad total. No había luz ni esperanza para todo habitante de aquella época. Criaturas oscuras y malvadas dominaban la superficie. Todo se regía bajo la norma del más fuerte. Hasta que un grupo de valientes guerreros se reunieron y formaron lo que en aquel tiempo se llamó "Los protectores". Un grupo de excepcionales luchadores, capaces de dar su vida por la tierra que los vio nacer y por toda esa gente que no se podía defender. Tras meses de duras peleas y pérdidas, 'Los protectores' lograron derrotar a la oscuridad y la desterraron al sureste de Runaterra, creándose así las temibles "Islas de la sombra". Unas islas donde la niebla negra cubre permanentemente el lugar, contaminando y corrompiendo a toda alma que pise dichas tierras.
—Nunca había escuchado de ese lugar. — Le digo sin ocultar mi sorpresa.
—Es porque nunca te hablé de ese lugar, Shen; y nadie habla sobre ese lugar. Las islas de la sombra es un lugar temido por todos, es mucho más mortífero y funesto que el propio Vacío. Muchos reyes y grandes guerreros le temen a ese lugar, porque es donde se encuentran las peores criaturas de toda Runaterra.
—¿Cuál es la relación de ese lugar con nosotros? — Le pregunto, ansioso y nervioso por su respuesta.
—Aunque 'Los Protectores' lograron vencer a estas criaturas, los pensamientos de las personas fueron alterados por la oscuridad, y muchos de estos llegaron a perder hasta la cordura. A pesar de que la oscuridad ya no habitaba en Runaterra, hubo una gran ola de suicidios, homicidios, masacres; provocadas por todas estas personas afectadas por la oscuridad. Pero hubo un caso en especial, Shen; Un joven que jamás mostró sus problemas ni la forma en que la oscuridad le había afectado. Una persona que en el día era amable y servicial, siempre dispuesto a colaborar con el pueblo, pero que en las noches sus pesadillas lo comían vivo. La desesperación y agonía que él sufría todas las noches cada vez aumentaba, hasta que llegó un momento en que estas pesadillas eran tan fuertes, que se volvieron reales, y crearon así a una de las criaturas más poderosas que ha existido a lo largo de toda la historia de Runaterra... Una criatura sombría de forma insustancial y terror descontrolado. Una criatura que no conocía la piedad, el honor, la nobleza, la grandeza o el prestigio. Desde reyes, las personas más importantes de todos los reinos, hasta niños vagabundos, esta criatura no tenía límites. Era el miedo hecho realidad, una fuerza sin la restricción de limitarse a sí mismo. Dicha criatura navegaba por el reino espiritual, atacando los sueños de todas las personas, alimentándose de su miedo... Encontró el placer y el gusto en el miedo de todos los mortales. Acechando así a todo aquel que mostrara debilidad ante él. Prolongaba lo más que podía su temor, haciendo que estas personas se volvieran locas y se quitaran la vida. No le importaba quién fuera, esta criatura no tenía piedad. Llegando a afectar hasta a 'Los Protectores'. La vida en Runaterra estaba al borde de la extinción solo por este demonio oscuro...
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La oscuridad de un alma desgarrada.
General FictionZed es un niño que vive en una aldea pacífica llamada Kin. Todo es muy tranquilo, hasta que una noche un escuadrón desconocido devasta sin piedad a toda la aldea. Zed logra escapar gracias al sacrificio de su padre. Al ver el ataque, la aldea vecina...