Capítulo 10: Un nuevo comienzo.

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 —¡Por fin vienen los guerreros, estoy ansioso de celebrar junto a Gragas! — Me digo a mí mismo. Veo a los guerreros regresar; vienen lejos, pero me encuentro en las ramas de un árbol para tener visibilidad. Me siento muy orgulloso de mi amigo, tuvo su primera misión y por lo visto, ha sido un éxito. Que extraño... no lo veo en el grupo, pero no me preocupa, todavía están lejos de aquí y sé que él regresará como me lo prometió.

Mi adaptación en Heikō ha sido realmente rápida, me he sentido muy cómodo con mi nueva vida. Ayudo a personas mayores con los cultivos de sus terrenos y también a vender en el mercado cuando el dueño del puesto tiene que ir al baño o a su tiempo de comida; de esta manera, gano un par de monedas para luego poder comprarme caramelos. Siempre me los como antes de que Gragas llegue de sus entrenamientos al final de la tarde, porque si no, siempre me los quita y se los come, ¡le gustan más los dulces que a mí!

Todos los días, al ver a mi amigo regresar a casa cansado, golpeado y con ganas de descansar, pienso qué se sentirá estar en la APH. Desde el momento en que supe lo que era, estuve muy interesado y realmente me gustaría estar ahí... Pero entiendo perfectamente por qué no lo estoy. Sin embargo, no descarto en un futuro convencer a mi amigo para que pueda formar parte de la Academia y convertirme en guerrero. Nadie sabe lo que pasará en un futuro.

Respecto a mis ataques con la Figura Oscura, han dejado de ser tan frecuentes. Aunque Heikō sea una aldea muy exigente, hay mucha paz, bondad y alegría; esto permite que sienta que estoy en Kin, aunque ya no tenga a mis padres...

Los guerreros han llegado al pueblo, están pasando justo frente a mí, pero no veo a Gragas, ni a su entrenador Víctor, ni a otros compañeros de él. Muchos guerreros vienen muy heridos, algunos vienen lisiados y otros hasta desmayados, es lo que pasa después de cada misión que hay, es muy difícil lograr que todos salgan ilesos. Sin embargo, lo más importante al final de todo, es la victoria para Heikō.

Puedo notar varias caras de tristeza en algunos guerreros, pero es la alegría la que predomina en el grupo. Muchos están contentos de regresar a casa con sus familias; se abrazan y se besan con sus esposas mientras sus hijos los abrazan y lloran de emoción. Eso es el amor.

Me inquieta no ver a Gragas, tengo que saber qué ha pasado. Inmediatamente bajo del árbol y empiezo a buscar respuestas.

—¡Gragaaaas! — Empiezo a gritar. A lo mejor, no lo vi entre todos los guerreros que pasaron, aunque es difícil que él pase desapercibido. Aun así, sigo gritando. — Gragas, ¿a dónde estás?

Muchos hombres voltean a ver, y cuando se dan cuenta que soy yo, regresan su mirada. Es como si no quisieran hablar conmigo. Me estoy empezando a incomodar.

—¡Gragas! — Sigo gritando con todas mis fuerzas.

—Hey. — Me dice Z, está acercándose a mí. — Has sido muy fuerte he, has cuidado bien a la aldea mientras no estábamos, te felicito, amigo.

—¿A dónde está Gragas?

—Escucha, Zed... — Siento escalofríos por toda mi espalda, mi corazón se empieza a acelerar y una sensación de miedo invade mi cuerpo.

—Tu amigo está bien, Zed. —Dice Kusho, interrumpiendo a Z. Se acerca, se agacha y me habla de frente mirándome a los ojos. — Tu amigo es un valiente guerrero, es muy fuerte, más de lo que esperábamos.

—¿A dónde está, maestro Kusho? ¿A dónde está mi amigo?

—Gragas fue transferido a una misión lejos de Heikō. Demostró tanto coraje y fortaleza, que un Caballero de Valoran se interesó en él y le pidió que lo acompañara.

—¿Caballero de Valoran? — Le pregunto, un poco confundido.

—Los caballeros de Valoran son un grupo ubicado al sur de Valoran. Tienen una gran fuerza y nadie busca problemas con ellos.

La oscuridad de un alma desgarrada.Where stories live. Discover now