Capítulo 8: La última gota.

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—¡Gragas, ayúdame! — Me grita Shaon, un compañero de mi escuadrón.

—¡Tranquilo, amigo, te ayudaré! — Le digo mientras corro hacia él. Se viene arrastrando hacia mí. Perdió una pierna...

—¡Está dentro de mí, Gragas! ¡Ayúdame por favor, ayúdame!. — Me dice gritando de dolor.

—Tranquilo Shaon, tranquilo. Vas a estar bien. — Le dije mientras la desesperación reinaba en mi cuerpo. Hago un vendaje improvisado un poco más arriba de su rodilla, bueno, lo que queda de ella, para intentar retener la hemorragia. Le ayudo a levantarse e intento llevarlo a un lugar seguro, él va saltando con un pie. Pero un espantoso insecto, como un ciempiés gigante, sale de su cuerpo, atravesándole todo su pecho, quitándole la vida al instante. La sangre de mi amigo se expande por todo el lugar y en mi rostro. Mi primera reacción, por el miedo y el impacto fue soltar el cadáver de Shaon.

El insecto intenta entrar en mí, pero mi armadura no se lo permite. Lo tomo con mis manos y hago fuerza hasta destriparla. Como un zancudo, sus líquidos y la sangre de mi amigo salen disparadas.

—Gragas... — Me dice Kepo, otro compañero de mi equipo; está a unos cinco metros a mi derecha. Lo veo y corro hacia él.

—¡Ven amigo, levántate! — Le digo mientras coloco su brazo alrededor de mi cuello e intento levantarlo.

—No, basta... Basta... — Me dice con un gesto de mucho dolor. Al ver su cuello, todas sus venas estaban muy marcadas, hinchadas y de color morado. Su piel empezaba a tomar una tonalidad verde. — Fui envenenado, amigo... Me rociaron con su gas... Protégete, Gragas...

—¡Te sacaré de aquí! — Al ver que él no podía hacer más fuerza, decido cargarlo en mi espalda. Él grita de dolor por ese movimiento.

—¡BÁJAME! ¡Bájame! — Me grita. No tengo más remedio que hacer lo que me pide... Mientras lo voy bajando, siento cómo sus huesos se empiezan a poner aguados, como si fueran de goma. Al colocarlo en el suelo, muchos de sus huesos se quiebran, incluidos los de su rostro. Ya no puede hacer gestos de dolor, simplemente grita moviendo los ojos de lado a lado desesperadamente. Tiene tantos huesos rotos, que su respiración empieza a fallar... Hasta morir... Muere en mis brazos otro amigo...

La misión es toda una escena de terror. Entramos a un bosque donde la iluminación es muy mala, con una tonalidad azul por la luz que se filtra a través de las hojas de los árboles. Al entrar al bosque, salieron unas pequeñas amenazas de varias criaturas mágicas, nada con lo que no pudiéramos luchar; pero, mientras más avanzábamos, cada vez era más peligroso. Hemos llegado a un punto donde nos enfrentamos a diferentes tipos de bestias mágicas. Unos ciempiés gigantes, del tamaño de una mano de un humano promedio, que entran a tu cuerpo, te comen y chupan toda la sangre, para luego romper tu pecho y buscar la siguiente víctima. Unos jabalís con cuernos, que cuando te embisten, causan una gran onda de choque, creando en el suelo cráteres de gran tamaño en el lugar de impacto y provocando fuertes fracturas y lesiones en nuestros cuerpos. Plantas venenosas que aparecen en los árboles y en la tierra en todo momento; rocían fuertes gases que al entrar en contacto con tu piel, te crea grandes quemaduras sumado a una mortal picazón; pero cuando entran en contacto con tus ojos, tu cuerpo se envenena y provoca que todos tus huesos se vuelvan como flan, fracturando todo tu cuerpo y dejando que ese dolor sea el que te mate lentamente. Escorpiones, del tamaño de un bebé, que con su picadura te causa un extremo dolor y a los pocos segundos tu cuerpo empieza petrificarse desde el punto de la picadura, hasta quedar como una estatua. Arañas gigantes con dos carretes enormes en sus espaldas; estas no tocan el suelo en ningún momento, se mueven por las hojas de los árboles y solo bajan para dar mordiscos muy letales, capaz de arrancar cabezas o cualquier extremidad que logren alcanzar. Luego de morder, vuelven a subir a las hojas de los árboles. Muchos compañeros de mi escuadrón, de Guardia negra y de Bandoleros inquebrantables han caído. Nos superan en número de una manera abrumadora. Por cada compañero, hay cincuenta bestias. No podemos luchar contra ellos. Luchamos con mucha garra y corazón, pero esta vez no podemos ganar... Veo cómo poco a poco todos mis compañeros van cayendo...

La oscuridad de un alma desgarrada.Where stories live. Discover now