Capítulo 5: Él

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Capítulo 5:

— Next to me - Imagine Dragons

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— Next to me - Imagine Dragons.

Vee

Sabía que no era lo correcto, sabía que fui yo quien los corrió. Pero, podría ser que a alguien finalmente le importe mi existencia, podría importarles, podrían... podrían... podrían quererme.

Su mano tocando mis glúteos nuevamente me distrajo de mis pensamientos. Sus resecos labios besaban mi cuello, era asqueroso. Lágrimas seguían cayendo de mis ojos, y decidí hacer algo que no se me había ocurrido antes: grité.

— ¡Auxilio! ¡Alguien por favor ayúdeme!— exclamé en inglés, para que ellos en específico me escucharan.

Él, como respuesta, decidió juntar sus asquerosos labios con los míos, haciéndome callar.  Su rasposa lengua encontró a la mía, mientras que sus labios no dejaban a los míos libres. Era simplemente asqueroso. Saliva caía de nuestras bocas, su mano— que antes tocaba mi trasero— ahora tocaba mi entrepierna, mientras que con la otra jaló mi cabello impidiendo que me separara de él. En un intento vano, coloqué mis manos en su pecho para empujarlo; con todas mis fuerzas lo empuje buscando mi libertad pero para él parecía como si fueran cosquillas. Necesitaba salir de ahí, necesitaba alejarme de él, tan solo debía llegar a la puerta y con un poco de suerte podría correr lo suficiente hasta encontrarme con ellos— o a quién fuera— que me pudiera ayudar. 

Lagrimas caían de mis ojos sin parar, sentía una impotencia creciendo desde mi pecho que ardía como si fuera producto de un incendio. Su tronco lo acercó más a mí, aplastándome casi por completo. Su mano que sostenía mi cabello, ahora estrujaba mi seno; su boca siguió pegada a la mía, mientras que mi cabeza a la pared. No sentía nada más que asco, nada de lo que estaba asiendo producía una sola pizca de placer en mí; pero para él era otra historia, porque sentí — gracias a la cercanía de nuestros cuerpos— como iba creciendo su erección.

De la nada separó su boca de la mía para tomar aire, yo solo tenía una creciente náusea. Cuando volvió a acercar su boca, sin que le diera ninguna orden a mi cuerpo, mordió con fuerza su labio. Él por reflejo se separó un poco de mí, y con su mano derecha tocó la zona dañada; dejó de mirarme fijamente, a lo que aproveché para empujarlo con la mayor fuerza que tuviera. Mi corazón latía al 200%, mis manos temblaban y no lograba entender como seguía en pie con la manera en que mis piernas tampoco dejaban de temblar. Salí disparada a la puerta, mientras Gustavo intentaba procesar aún que era lo que estaba pasando; abrí la puerta y corrí lo más veloz que pude, no sabía hacía donde me dirigía pero tenía que irme de ahí. 


— ¡Jaqueline! — gritó Gustavo con su estridente voz, volteé por un segundo hacía atrás y lo vi acercándose a mí a tal velocidad que parecía que estuviera en un coche. Las lagrimas volvieron a empezar a caer por mis ojos, llenos de terror. Giré de nuevo mi cabeza hacía delante, justamente para chocar con el cuerpo de alguien grande y fornido.


Estaba en el piso, con todo los rayos del Sol iluminándome en la cara. Por un momento todo se silenció, y mi corazón dejó de bombear sangre a un ritmo increíblemente elevado, sentí que la respiración volvía regularse. Entonces unos ojos azules brillantes se pusieron en mi campo de visión, y recordé porque estaba corriendo en primer lugar. Me levanté automáticamente quedando sentada enfrente de los británicos que estaban agachados a mi nivel, los miré y a sus guardaespaldas con total terror. 


—¿Estás bien?— preguntó Niall con una preocupación notoria en su voz. —¿Pasó algo?

—Yo...— intenté decir, pero las palabras se amontonaban en mi cerebro. No podía decir nada, mi lengua parecía no querer moverse. —Él...— giré para señalarlo y lo vi extremadamente cerca de nosotros.

—¿Te hizo algo?— siguió cuestionando el rubio.


No podía decir nada, nada salía de mi boca; pero sabía que si no intentaba aunque sea lo mínimo, Gustavo regresaría por mí y volveríamos a la casa para que él... terminará. Asentí.

Louis inmediatamente se levantó, poniéndose detrás de mí, sus guardaespaldas lo imitaron; hacían una especie de barrera que nos separaba de Gustavo.


— ¿Qué sucedió? — siguió cuestionando Niall con una voz muy tranquila y serena, supongo que intentaba transmitirme lo mismo a mí.

—Él... mi hermano... él— comencé tratando de armar la siguiente frase en mi cabeza. Gustavo ya había llegado frente a Louis y los guardaespaldas porque se escuchaba su voz gritando incoherencias en los idiomas.

—No te preocupes, está bien. Respira, él no va a acercarse a ti.— dijo mientras colocaba su mano sobre la mía y me miraba de una manera tan paternal que hizo que mi corazón bajará su ritmo lentamente.

—Él ... trató de abusar de mí.— dije finalmente para mirar hacía el piso mientras más lagrimas comenzaron a caer. La mano de Niall se separó de la mía, para después sentir como sus brazos envolvían mi cuerpo.

—No te va a volver a hacer nada, te lo prometo.— por alguna razón cósmica especial, cuando lo prometió algo en mi supo que era verdad. — Espera un momento.— dijo y se levantó para acercarse a su amigo y los guardaespaldas.


Mis manos aún temblaban pero mi corazón se sentía más tranquilo. Conforme se fue disminuyendo la adrenalina comencé a sentir un dolor agudo en mi pierna y la espalda. Después de lo que sucedió en la mañana, caerme no fue el mejor segundo movimiento que pude haber hecho.

Ellos seguían hablando como si yo no estuviera, hasta qué sentí la mano de alguien posicionarse en mi hombro, volteé asustada de tan solo pensar que podía ser Gustavo. Era Niall quién tenía a un costado  a Louis.


—Vamos a recoger alguna de tus cosas. No te preocupes por tu herma... por el chico, ya se va a ir.— aseguró mientras seguía mirandome con esa mirada paternal. Giré en busca de Gustavo, y observé como era acompañado por los guardaespaldas a su carro.

— Gracias.— fue lo único que pude pronunciar hacia los británicos. Ellos sonrieron en respuesta y me ayudar a levantar.

 Juntos caminamos hacía el interior de mi casa, casa que no era un hogar.

-...-

Editada 16/4/19


Does he know? (la hermana perdida de Niall Horan) // EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora