Hello, zombie boy | Willmax.

d i e c i s i e t e.

—Will, si quieres podemos irnos —la mano de Mike se posicionó en la espalda del pequeño que se encontraba anonadado y aturdido ante la música de fondo y las luces de colores que sobresalían de la casa de Patsy Ackerman.

Will ni siquiera parecía estar ahí. Se encontraba perdido en el sonido, abstraído por aquella melena rojiza en sus pensamientos.

—Will —el pequeño sintió una leve sacudida a su cuerpo y despertó del extraño trance en el que había entrado.

—¿Q-qué? —soltó desubicado y miró a su amigo larguirucho, el cual parecía bastante preocupado.

—Mejor vámonos —dijo mientras tomaba la mano de Will pero el pequeño se soltó rápidamente.

—¡No! —exclamó. Su cuerpo tambaleó como cual edificio apunto de derrumbarse. —No... —susurró y las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos como las gotas de lluvia caen de las nubes.

—Will, por favor no llores —Mike tomó al inestable cuerpo de Will y lo acurrucó entre sus brazos. Le dolía ver a su amigo de la forma en la que se encontraba.

Will sentía que el viento gélido se llevaría su cuerpecito en algún momento, pero cuando su mejor amigo lo resguardó entre sus brazos, sintió que tenía un refugio donde las lágrimas podían caer de sus ojos sin ser juzgadas o donde sus sollozos podían gritar, hacer eco y no ahogarse en la multitud.

Will se sostuvo del torso delgado de Mike como si fuera el último lugar en el mundo que le quedaba para no caer al vacío.

Muchas cosas dentro de él habían muerto esa noche e incluso había perdido cosas por recuperar otras. Se había equivocado en todo y lo había jodido al límite...

—Estoy acostumbrado a perder Mike —soltó el pequeño en el pecho de Mike. —Aprendí a vivir con ello, ha aceptar que eso era lo que la vida tenía para mí; pero... —un sollozo que fue más como un suspiro salió de la boca de Will y Mike lo abrazó mas fuerte —P-pero cuando Max apareció, nunca quise aceptar que también debía perder eso... —la voz se le quebró y ahora estaba mas inofensivo que una hormiga. —Tal vez es hora de aceptar que la vida también quiere que la pierda, además, solo le provoco daño... él me lo gritó en la cara —Will se apartó de Mike y sorbio la nariz. —Quererla como lo hago solo ha hecho que lastime gente. Ella, Lucas, Lilia e incluso a mí mismo. ¿Quién sigue?, ¿Dustin?, ¿Tú?...

•••

«Unas horas antes»

«toc, toc» Sonó la puerta de la dulce morada de los Byers y la sonriente Joyce salió.

—Mike, Dustin, ¿dónde está Lucas?... Oh, hola linda, ¿y quién eres tú? Perdón, perdón niños, pasen por favor —las palabras de la mayor fueron bastante rápidas y los pequeños ya se encontraban dentro de la vieja casa con olor a cigarrillo.

—Ella es Lilia —presentó Dustin mientras la admiraba con una sonrisa.

—Sí. Es un gusto conocerla señora Byers —la rubia estiró su mano y la señora la tomó con una sonrisa.

—¡Will tus amigos y una chica linda te buscan! —gritó Joyce para luego ofrecerles jugo de naranja.

Después de unos minutos Will apareció en la estancia y algo sorprendido por la presencia de la chica.

—Li-lilia, ¿qué haces aquí? —Will lleno de nervios evitó la mirada cautivadora de la chica.

—A mí también me encanta verte Will —soltó la chica irónica y después de unos minutos todos salieron de la casa Byers para entrar al vehículo de Jonathan, el cual los llevaría a la esperada fiesta de Patsy Ackerman.