Capítulo 2: Juilliard.

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El golpe de la almohada sobre su rostro le hizo abrir los ojos con rapidez y sobresalto. Sabía que era su compañero de cuarto quien había interrumpido su sueño y tenía mucho, eso de trasnochar no le sentaba bien. Tan sólo llevaba una semana en mitad de dos vidas pero ya se sentía agotado. Combinar su vida nocturna con sus duras clases de Juilliard era un infierno, pero no tenía más remedio.

- ¿Crees que soy tu madre o qué? – escuchó la voz de su arisco compañero de cuarto – levántate de una vez o llegarás tarde.

Tetsu sonrió con sutileza. Su compañero de cuarto era uno de los chicos más cotizados de allí, el genio del piano pese a que tocaba más instrumentos. A él le gustaba decir que era "extravagante" más que antipático pero fuera como fuera... la gente no solía llevarse bien con él. Su primer encuentro había sido un desastre pero descubrir que si no se metía en sus asuntos él era algo más agradable, le había ayudado significativamente.

- Gracias... - dijo en voz alta justo cuando sintió que la puerta se cerraba de golpe. Se había marchado sin escucharle – Akashi – susurró Tetsu con seriedad. Su compañero nunca cambiaría.

Dejó caer la cabeza de nuevo sobre la almohada tras ver la oscuridad que se había creado cuando su compañero cerró la puerta de nuevo. Resopló, todo su cuerpo estaba cansado y aunque su cabeza le decía que se quedase dormido otra vez, no podía hacerlo. Se levantó apoyando sus dolorosos pies en aquella fina y aterciopelada moqueta beis. En el cajón de su armario se encontró con el sustentador. Aún le costaba hacerse a la idea de que por el día era ese bailarín de danza clásica, algo hermoso, un arte por el que había que sufrir y derramar sangre, tan diferente a su trabajo nocturno, a esos bailes donde las normas rígidas no existían, donde no había un estilo definido, un baile creado únicamente para excitar a toda esa gente que iba a verles.

Terminó de vestirse con la camiseta negra y un pantalón igualmente oscuro por debajo de la rodilla. Buscó sus zapatillas de ballet negras y tras calzarse, salió del cuarto. Los pasillos que la noche anterior estaban desiertos, esa mañana era el culmen de la palabra ajetreo. Todos los estudiantes caminaban por los pasillos, muchos llevando sus instrumentos musicales, otros sus zapatillas de ballet pero todos tenían algo en común, las ganas de mejorar y la competitividad del lugar, todos con el mismo objetivo, llegar a la cima de su carrera artística.

Tetsu entró por clase. Frente a él se encontraban sus compañeros estirando mientras esperaban a que el profesor llegase. Se acercó a una de sus compañeras y se sentó a su lado para empezar también con los estiramientos.

- ¿Qué tal están tus pies? – preguntó Momoi con una gran sonrisa.

- Necesitarían un descanso, pero dudo que me lo dieran – sonrió Tetsu.

- Aquí no se para – sonrió Momoi – nos prepararan para el final de año.

- ¿Qué pasa a final de año?

- ¿No has leído el programa?

- No he tenido tiempo todavía, entre estudiar y las clases... me ha sido complicado.

- La obra representativa, tienes que demostrar lo que has aprendido durante el curso. Creo que será una obra contemporánea.

- ¿Contemporánea? – se sorprendió.

Si algo era su debilidad eran las cosas contemporáneas. Él siempre había sido un bailarín rígido, la técnica era lo más importante y pasar esa técnica a una obra contemporánea le volvía loco. No creyó ni por un segundo que bailar en una barra metálica fuera algo contemporáneo que fuera a gustar en Juilliard.

- ¿Estás bien? – sintió la mano de Momoi sobre su hombro intentando captar su atención – te has quedado helado por un segundo.

- Sí, estoy bien – comentó.

Mi vida secreta como striper (Kuroko no basuke)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora