Apoyada su espalda contra el muro del estadio, había visto el partido en su teléfono. No pudo conseguir ni una entrada, pero allí esperaba a que su chico terminase. Lo más probable era que se fuera en un autobús con el resto del equipo o en su coche directamente a casa y ni siquiera se enterase de que él estaba fuera. Los jugadores no solían salir por la puerta principal, sobre todo por no encontrarse a los fans. Ahora mismo debía estar en el vestuario cambiándose.
En la pantalla de su teléfono, el mensaje que le había escrito todavía estaba presente. Lo leía y lo volvía a leer otra vez esperando una respuesta. No la obtenía. Pronto la desesperanza llegó a su ser, creyendo que Aomine se marcharía sin enterarse de que él le esperaba.
- Ey, fierecilla. ¿Qué haces aquí fuera con el frío que hace? – preguntó Aomine frente a él, colocándole su bufanda en el cuello.
Aomine sonreía, pero Akashi se había helado en el sitio al verle. ¿Cuándo se había enamorado de él? ¿Cómo? No lo sabía, pero el sonrojo en sus mejillas era un claro símbolo de su vergüenza.
- No soy una fierecilla – se quejó, apartando la mirada de su chico. Estaba terriblemente cohibido ante aquello.
- ¿Cómo que no? – sonrió Aomine, posando un par de dedos en la barbilla de Akashi para girar su rostro de vuelta hacia él – eres mi fierecilla indomable.
- Idiota.
- Tu concierto ha sido fantástico.
- Te fuiste rápido.
- Tenía que prepararme para el partido, lo siento. De verdad que quise esperarte pero, no disponía de más tiempo.
- Te vi hablando con Kise.
- Sí. Me lo encontré por casualidad mientras te esperaba. Realmente te mantuvieron muy ocupado. Sabía que la gente se lanzaría como buitres a por ti, eres el mejor de ese conservatorio con diferencia – intentó animarle Daiki – pero la verdad es que me sorprendió que no pudieras librarte de todos ellos. Parece ser que sólo sacas tu mal genio conmigo.
- De verdad que eres idiota.
- ¿Te han dado la tarjeta que esperabas?
- Tendría que mirarlo pero creo que sí – sonrió Akashi – aunque mi padre...
- Olvídate por un momento de tu padre. ¿Quieres ir a esa orquesta?
- Sí, más que nada.
- Pues entonces, llámales por teléfono mañana a primera hora y diles que sí – sonrió Aomine – así de fácil.
- Pero mi padre...
- Tu padre no manda en tu vida y sinceramente, creo que tú y yo estamos prometidos, lo que implica que vas a vivir conmigo y yo siempre apoyaré tus decisiones porque quiero verte feliz. Olvídate de tu padre. ¿Qué te parece si nos vamos a celebrar mi victoria en el partido y tu actuación a un bar?
- ¿Vas a invitarme a unas copas?
- Bueno... si quieres, te dejo invitarme a ti.
- Tienes mucho morro, pero sí, quiero una copa.
Los dos caminaron en silencio hacia un bar cercano. Allí servían las mejores copas, o eso decía Aomine.
El local estaba a rebosar de gente, era normal al ser día de partido. Todos se reunían en los bares para disfrutar de la bebida y el deporte. Por un momento, Akashi tuvo miedo de que reconocieran a Aomine, pero al parecer, no les prestaban demasiada atención. Ahora tras haber acabado el partido de baloncesto de los Knicks, televisaban uno de béisbol en el que todos tenían puestos sus ojos.
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Mi vida secreta como striper (Kuroko no basuke)
FanfictionResumen: Tetsuya Kuroko, ha recibido su tan ansiada carta, la aceptación para estudiar en Juilliard, el conservatorio de artes más deseado por los artistas. Decidido a emprender su carrera como bailarín, abandona todo lo conocido en su hogar y se tr...