Akashi se despertó aquella mañana de peor mal humor que de costumbre. Su padre iría hoy a verle y odiaba cuando lo hacía. Sabía lo que diría de él, que nunca era suficiente, nada de lo que hacía era suficiente para él. Su padre, Masaomi Akashi, deseaba ver a su hijo triunfar, ser el mejor, no un músico más del montón que tocaba en una orquesta, tenía que ser perfecto. Esa presión sobre los hombros de un muchacho de apenas dieciocho años era demasiado grande para sostenerla.
Akashi había luchado duro para ser el hijo perfecto, para que su padre simplemente dijera un "estoy orgulloso de ti" pero jamás escuchó aquellas palabras. Lo único que escuchaba era "practica más", "no es suficiente", "tienes que ser perfecto". Miró las yemas de sus dedos. Dolían demasiado y es que se pasaba las horas tocando ese dichoso instrumento.
Su madre sí había sido perfecta en el piano. Recordaba cómo sus dedos se movían con dulzura y elegancia entre las teclas, aquellas suaves notas que desprendían, su madre era puro arte. Ya de niño la admiraba y quiso aprender a tocar el piano como ella. Era duro para un niño de su edad, pero le gustaba, era un tiempo que pasaba a solas con su madre. Sonrió al recordarla pese a ver sus dedos magullados. Ahora tocaba el violín y el piano, pero para su padre... seguía sin ser suficiente.
Su rostro cambió a uno de total seriedad al volver a su realidad, al ver sus dedos prácticamente ensangrentados de haber estado las últimas dos semanas tocando aquel instrumento sin parar ni siquiera a comer. Toda su vida había cambiado cuando su madre falleció de aquella extraña enfermedad. Desde aquel momento, su padre había estado obsesionado con él, con la perfección. Decidió por su hijo que debía estudiar en Juilliard y allí estaba, tocando el piano sin parar, había pasado de ser algo que le gustaba a un trabajo aburrido, monótono y demasiado sacrificado, empezaba a odiar el piano, odiaba tocar instrumentos, odiaba la música y lo que creaba con sus manos. Todos decían de él que era el genio, prácticamente Juilliard le había rogado que entrase a su escuela de arte, famosos concertistas esperaban a que terminase sus estudios para contratarle y sin embargo... para él todo era insignificante porque ya nada le motivaba, ya no disfrutaba con lo que hacía.
Se movió con cierta brusquedad apagando el despertador. Debía ir a clases y no le apetecía nada, pero no le quedaba más remedio. Al mirar hacia la cama de su compañero, se encontró a Tetsu aún profundamente dormido. Sabía que aprovechaba para escaparse por las noches, seguramente tendría algún novio oculto o algo así, tampoco le interesaba lo más mínimo. Mientras no se metiera en su camino todo estaba bien.
Cogió con sus doloridos dedos uno de los cojines y se lo lanzó a Tetsu con tan buena puntería que le dio en toda la cara, despertando con brusquedad al chico. Ni siquiera se reconocía haciendo algo así. Anteriormente había compartido habitación con otro músico, con Kise Ryota y era típico en Akashi apagarle el despertador para impedir que fuera a clase. Al fin y al cabo era su rival. Quizá era porque Tetsu no suponía un obstáculo, él era bailarín, Akashi músico, irían a lugares diferentes, luchaban por puestos distintos. Ese chico estaba sacando lentamente una parte humana que ni él pensaba que tenía.
- Despierta – le dijo Akashi – hay que ir a clase.
- ¿Ya? – preguntó Tetsu – apenas he dormido.
- Si no te escapases por las noches podrías despertarte antes para ir a clase.
- El fin de semana ya está cerca, podré dormir – susurró sacando a Akashi un gesto de asombro.
- ¿Es que no vas a irte a casa? – preguntó.
Los fines de semana eran los únicos días donde todos los estudiantes que residían allí podían volver a sus casas y estar con su familia. Akashi se marchaba siempre aunque su padre nunca estaba en casa. El gran ático en pleno centro de Manhattan siempre estaba vacío. Él siempre estaba solo, quizá se estaba acostumbrando a ser ese genio solitario en cuya cabeza sólo existían dos ideas fijas, trabajar duro y fastidiar a su padre aunque no se atreviese a hacerlo de frente. Su padre era demasiado intimidante.
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Mi vida secreta como striper (Kuroko no basuke)
FanfictionResumen: Tetsuya Kuroko, ha recibido su tan ansiada carta, la aceptación para estudiar en Juilliard, el conservatorio de artes más deseado por los artistas. Decidido a emprender su carrera como bailarín, abandona todo lo conocido en su hogar y se tr...