Alex.

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Había perdido la cuenta de cuantas canciones bailamos sin cansarnos, me la estaba pasando de maravilla, la chica que conocí hace poco seguía a mi lado y yo solo me lograba preguntar ¿Cómo es que aún seguía en tacones? Yo también los tenía pero ya hace un rato había descansado de ellos.

El cabello de ella daba la impresión de crear visos más claros, y cuando lo sacudía por ser corto supongo que por eso volvía todo a su lugar, nunca se despeinaba. Su escote se veía perfecto y el no ser voluminosa de pecho le quedaba completamente.

¿Qué estoy pensando? En definitiva la sangre ya no recorre mis venas, solo hay licor por todo mi cuerpo.

No teníamos necesidad de ir a la barra por más shots, un grupo de tres chicos se apropió de las botellas y estaban repartiendo de a chorro por persona, puede que así se acabará más rápido pero también la sensación del licor así era más gloriosa, además sospechaba que aún habían botellas guardadas.

Empezó una canción animada, pura electrónica, me encantaba y más esta mezcla, salté eufórica y mi compañera me siguió también en el extasiada, no sabía si era el licor o el ambiente el que nos estaba colocando así, pero no quería que esta noche nunca acabará.

Este era mi escape.

También podría pintar en vez de emborracharme pero eso me recordaba a Ian... el cual se había quedado con mi celular ahora que lo pienso, del cual estaba esperando un mensaje muy importante. Alex.

Mierda.

¿Qué horas eran? ¿En qué momento me olvide de mi chico virtual?

Le pregunté a la chica con la cual estaba la hora.

Ella sacó su celular de un pequeño bolso que tenía.

-Son un poco más de las cuatro- dijo por encima de los gritos.

Ya era de madrugada, Alex hace horas había llegado, posiblemente hasta este recorriendo el lugar en este instante.

Un escalofrío me recorrió y estaba segura que no se trataba del trago esta vez.

No sabía que hacer, me sentía paralizada aunque seguía bailando. Él estaba aquí, el chico con que tanto me he hablado estaba aquí, el cual quiero solo para mí.

Dios, me va a ver borracha.

Que estúpida soy, debí cuidarme un poco más con lo de la bebida.

La chica me miró y dejó de bailar.

-¿Estas bien?- me preguntó, al parecer tenía una cara de mil demonios y en ellos incluyo preocupación y ansiedad.

No le respondí, no porque no quisiera sino porque estaba sin palabras tratando de pensar que hacer.

-Necesitas aire- no fue una pregunta sino una afirmación.

Me arrastró hasta el patio trasero tambaleándonos un poco por el efecto de la bebida.

Nos sentamos en la misma banca en la cual nos habíamos conocido.

-¿Mejor?- preguntó y yo no podía asentir porque estaría mintiendo, solo necesitaba hablar con Alex, en este instante.

-¿Me prestarías tu celular?- pregunté y ella asintió.

Necesitaba abrir mi correo.

Tomé el celular y me metí inmediatamente al navegador. Abrí el email y ya había una sesión iniciada, no era mi intención leer los mensajes pero cuando cargo la página ya estaba en la bandeja de entrada y no me pudo sorprender más lo que leí.

Atrapada en tu red (Catfish)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora