El odio

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Volví a contar con mis dedos los días que habían pasado desde que envíe la pintura y ni un mensaje de Ian o señal de vida había recibido de su parte.

-Uno, dos, tres...-

-¡Quince! Dios, Jane, pareces una niña pequeña, es como la milésima vez que haces lo mismo, ya me estas desesperando- dijo Harriet desde el otro lado de mi cama.

Estábamos en noche de chicas, ya que mi mamá de nuevo tomó el turno nocturno, ya faltaba poco para vacaciones de Navidad, el frío era constante y hacía que todo mundo llevara ropa que a duras penas dejaba ver su rostro. Yo le ayudaría buscando trabajo en las cortas vacaciones, Dave ya me había estado ayudando a averiguar en almacenes del centro.

Bajé mi cabeza e hice un puchero.

-Lo siento, me preocupa no saber nada de Ian- me disculpé.

-Han pasado dos semanas, no es mucho- dijo tratando de ocultar una mueca.

Excelente, simplemente excelente, mi mejor amiga me recuerda que mi ex-novio, supuestamente amigo se ha olvidado de mi o más fácil me borro de su vida.

Bueno, tal vez exageró.

-Gracias, por recordarme que debo llegar hasta quince en la cuenta de mis dedos- dije sarcásticamente.

Pasó por encima de la cama para consolarme con un abrazo.

-Al menos estas feliz con tu amiga, ¿no?- dijo tratando de mejorar las cosas pero las empeoró.

Había tenido un buen tiempo con Alex, la primera semana, hasta que me cansé de su constante parloteo sobre que estaba cansada de esconderse conmigo sabiendo que sus gustos sexuales ya no eran un secreto, que ella ya paso por eso y no quiere volverlo a pasar, y porque me quiere mucho quiere lo mejor para mí y para ella eso es decirle la verdad a mi madre.

Empezaba a pensar que nuestro destino no es estar juntas por mucho que estuviésemos enamoradas. Extrañaba nuestra relación por internet donde no nos peleábamos.

En la segunda semana después de nuestras constantes peleas se había ido a New York de nuevo por motivos familiares, pues su hermanita enferma le dio una crisis y Alex la amaba demasiado como para dejarla sola en una habitación del hospital ya que sus padres estaban muy ocupados en sus trabajos, Alex siempre se encargó de su hermana y aunque se supone que es lo que los mantiene unidos también es lo que genera las peleas.

Yo también me preocupaba por Victoria, ella era un amor para tan solo tener catorce años.

-Si, algo así- respondí envolviéndome en las cobijas aún más.

No me di cuenta cuando me quede dormida pero esa noche de seguro tendría de nuevo las pesadillas de soledad que durante las últimas semanas he tenido.

[...]

-Jane...- dijo Harriet medio dormida.

No respondí simplemente por pereza a abrir los ojos y despertarme del todo.

-¿Qué no ha entendido?- una voz gritona muy familiar provenía de abajo.

-¡Jane!- gritó Harriet.

Me levanté sobresaltada y mostrándome muy disgustada. Miré el reloj.

-Dios, Harriet, son las 7 de la mañana de sábado- me quejé como niña pequeña.

-Escucha Jane- dijo tensa.

Se hizo silencio.

-Estás loca, lárgate de acá- otro grito pero esta vez era de mi mamá.

-¿Qué mierdas...?- no terminé mi pregunta pues ahora la voz familiar obtuvo nombre, Alex.

-Ella es mi novia, no me iré- dijo Alex volviendo la situación aún más estresante.

Sin pensarlo más ni predeterminar mis acciones baje corriendo. Cuando iba por las escaleras vi la escena, mi mamá estaba con lágrimas en los ojos mientras intentaba echar a Alex que estaba en el marco de la puerta principal antes penetrando con la mirada a mi mamá y ahora reparándome de pies a cabeza, y fue cuando me di cuenta que tan solo llevaba un vestido que alcanzaba a cubrir mis partes intimas. Maldito calefactor.

-¿Jane?- preguntó mi madre con la voz quebrada pues yo me había quedado paralizada al ver lo que estaba pasando.

Entonces reaccione a la situación pues mi cerebro apenas asimilaba lo que en esta realidad pasaba: ni madre llego del trabajo a la hora de siempre, las seis de la madrugada, Alex había volvió sólo para asegurarse de que nuestra relación no fuese un secreto, pero después de esto no creo que haya ni siquiera relación.

-Mami lo puedo explicar- dije con voz suplicante terminando de bajar las escaleras.

-¿Quién es esta?- preguntó con el corazón roto ignorando mi súplica.

-Ya le dije quien soy- se metió Alex.

-Cállate de una vez por todas- la rabia me consumía y si no lo hubiese dicho entre dientes, el grito me habría dejado afónica.

Mi novia me miro herida, como si no esperará esa reacción por parte mía.

-¿Es verdad lo que dice?- mi mamá me miro tan herida como nunca la había visto -¿Es tu novia?- se le cortó la voz.

Vi la intención de Alex por tomarme de la mano y yo le pegue como madre a un niño pequeño, dando a entender que eso no se puede hacer.

Tomé a mi mamá de las manos poniéndola de frente a mí.

-Lo siento demasiado...- dije casi arrodillándome mientras se me salían lágrimas por poco ruidosas -Lo era- añadí cortante.

-Jane...- dijo Alex sorprendida.

Mi mamá corrió escaleras arriba y sentí como azotaba la puerta de su habitación, pero para mí fue más un sonido de un cristal partiéndose dentro de mí.

Con la ira acumulándose en mi interior no la pude contener más y empuje a Alex con todas mis fuerzas, se hubiese caído si no fuera por la pared que la retuvo.

-¡Eres una estúpida, joder! ¿Cómo creíste que sería? ¿Qué le contarías a mi madre y que ella lo aceptaría y yo qué? ¿Te agradecería con besos, caricias y sexo? ¿Así de puta me crees?- grité como loca.

Ella paralizada ante mi reacción seguía contra la pared con una mano en el corazón como si le pesara.

-¡Jane!- gritó alguien desde afuera de la casa, era Dave mojándose con la lluvia a mitad del camino a mi puerta, él, al parecer había escuchado el ruido de la discusión y vino a ver que pasaba. Tenía cara de estar impactado por verme así.

Respiré profundo, me tape la cara durante unos segundos, y con voz serena cargada de odio hable:

-Ahora te iras de acá, Alex, no volverás...- tomé una pausa para respirar profundo ya que estaba a punto de gritar de nuevo -Nunca más te quiero volver a ver... ¡En mi vida!- su mirada estaba perdida, como si no hubiese esperanza, como si todo lo bueno hubiese muerto; y era verdad, después de haber cometido un acto así no la podía permitir amarla ni lo más mínimo.

Se incorporó y fue saliendo por la puerta hacía su auto. Cuando paso por al lado de Dave que estaba en un estado de aún comprender que pasaba, le grite:

-Ten por seguro que eres lo peor que me ha pasado en mi vida, te odio Alex-

Siguió su camino para luego arrancar su carro e irse a toda la velocidad que le permitía la lluvia.

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⏰ Última actualización: May 08, 2015 ⏰

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