Capítulo 1

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Era una noche muy fría, tal vez la más fría de todas las noches, Adrien se encontraba sentado en la ventana de la torre más alta del castillo, observando las estrellas con su traje negro casi desgastado. Como todas las noches, esperaba ansioso la señal milagrosa que deseaba desde hace tiempo. Soñaba con lo que su propia vida podría ser si tan sólo llegara esa señal.

El ruido de la puerta para entrar a la torre y los pasos en la gran escalera que conducía hasta su habitación, lo hicieron regresar a la realidad.

Ahí viene de nuevo -pensó angustiado.

La puerta se abrió, y Plagg el gran Dragón negro del Miedo asomó la cabeza.

¿Qué estás haciendo Príncipe? -le dijo el Dragón con esa voz hosca, desconfiada y dudosa pero siempre imponente que caracteriza a los dragones negros del miedo.

Espero la señal para salir de aquí -respondió Adrien temeroso ante la presencia del Dragón.

Plagg se expresó con mucha fuerza. -No debes salir de aquí, no puedes hacerlo hasta estar seguro de haber escuchado la señal.

Pero debe de haber una manera -dijo Adrien desesperado.

El Dragón sólo lo observó detenidamente, sus ojos verdes contrastaban de manera impresionante con su cuerpo negro, y resaltaban notablemente en el centro de su negra cara. Adrien se sentía intimidado siempre ante su presencia.

Alguien muy importante -le dijo el Dragón. Tuvo mucho cuidado al encargarte conmigo, yo soy el mejor guardián.

-Pero no puedes tenerme encerrado para siempre.

¡No podrás salir de aquí hasta haber entendido la señal! -El Dragón del Miedo rugió de manera aterradora. El pavor tomó preso a Adrien, quien se quedó petrificado.

¡Hay demasiados peligros afuera! -concluyó Plagg dando la vuelta para salir.

Pero yo...

Hay demasiados peligros afuera y aquí te quedarás. -El Dragón del Miedo salió azotando la puerta. No se oyó cerradura ni candados, nada que asegurara la puerta. Plagg sabía que Adrien estaba muy asustado como para escapar.

Y así, Adrien regresó a la ventana a mirar las estrellas, suspiró profundamente y esperó de nuevo ansioso por esa señal. Era una noche muy fría, tal vez la más fría de todas las noches.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

¡Un momento!

¿Perdón?

¡Dije un momento! ¿Eso es todo? ¿Me voy a pasar toda la vida sentado en la ventana de la torre esperando la señal?

Este yo...

Tú siempre cuentas la misma historia, exactamente la misma historia y yo aquí espero ansioso a que un día cambie, que un día aparezca la maldita señal, que se caiga una estrella fugaz, que se obscurezca la luna o que por lo menos salga el sol, pero no, ¡nooooo!... ¿Sabes que esta noche es una noche muy fría, tal vez la más fría de todas las noches? ¡Pero claro que lo sabes! Tú eres la Escritora y lo repites DOS veces en la historia.

Eso cierra el círculo de la historia.

¡Qué me importa a mí el círculo de la historia! Estoy cansado, harto, aburrido y muerto de frío... ¿Porque sabes qué? Esta noche no sólo es muy fría, no sólo es tal vez la más fría de todas las noches... ¡está helando! Y yo aquí sentado, con un traje negro casi desgastado. ¡Por el amor de Dios! ¿No me pudiste haber escrito aunque sea una frazada?

El lector entiende así tu sufrimiento.

Yo tengo una mejor manera de hacerle entender al lector mi sufrimiento. ¡Estoy en agonía, lector! No sólo estoy esperando la señal que jamás ha llegado, y que al parecer jamás llegará, no sólo estoy encerrado en una torre a... ¿?... ¿Qué tan alta es la torre?

Y colorín colorado Miraculous aun no se ha acabado// Adaptación MLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora