Capítulo 11

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¿Ése es un once, verdad?

¿Me vas a estar preguntando lo mismo cada capítulo que pase?

Sólo quería estar seguro.

Pues sí.

Pues sí.

¿Cuánto tiempo ha pasado? Mucho Dragón, mucho tiempo.

Pues sí.

Pues sí.

Ya me harté de comer sopa.

Y yo ya me cansé de esperar.

Hola, ¿cómo están? -se oyó la voz de Tikki a lo lejos y haciendo una entrada triunfal voló posándose sobre una piedra.

Desesperados. Y ensopados.

Han tenido que esperar mucho tiempo, ¿cierto?

Digamos que lo suficiente. Y un poquito más.

Pues ya no tendrán que esperar, ya viene el Príncipe -y diciendo esto, Tikki comenzó a cantar de nuevo. Su voz se alzaba cristalina y parecía que al oírla, los árboles, las flores, el viento y todo lo que nos rodeaba comenzaba a moverse a ese ritmo.
Las ramas se movieron y la cueva volvió a destaparse. Al fondo se alcanzaban a distinguir dos siluetas que caminaban hacia la entrada de la cueva. Plagg El Dragón y la Escritora estaban ansiosos. Poco a poco las siluetas se hacían más claras gracias a la luz que comenzaba a iluminar sus cuerpos, eran el Príncipe Adrien y un pequeño niño al que que sujetaba de la mano. Las dos salieron por fin de la cueva.

Y esta niño, ¿quién es? -preguntó Plagg el Dragón adelantándosele a la Escritora.

Plagg, Escritora, Tikki -dijo el Príncipe muy contento y emocionado. Les quiero presentar a alguien muy querido, alguien de quien me había olvidado por completo y a quien, gracias a la cueva, he vuelto a encontrar... -la voz se le quebró. Estaba verdaderamente sobrecogido. Paró un momento y reunió
fuerzas para controlar el llanto y poder seguir hablando.
Este hermoso niño soy yo.

¿Tú?

El es él niño que fui -el pequeño Adrien se le abrazó de una pierna. Me lo encontré perdido en la cueva, jugando como yo antes lo hacía, su corazón lleno de sueños... de ilusiones y deseos de vivir... pero presa del pasado... -la voz se le volvió a quebrar y las lágrimas brotaron incontrolables.

Ya no llores Adriencito -le dijo el niño con la voz más dulce que jamás había escuchado yo antes, se abrazaba fuertemente a la pierna y recargaba su rosada mejilla en el muslo de el Príncipe. Ya me encontraste y eso me hace muy feliz, estar por fin otra vez contigo borra todo lo que pudiera haber sufrido, además ya me hiciste una promesa.

Sí -dijo Adrien sin poder controlar el llanto. Se agachó, y quedando a la altura de el niño le dijo mirándolo directamente a los ojos: Perdóname si te he dejado solo, perdóname si me olvidé de ti, perdóname si he dejado que te hicieran daño y te asustaran. Nunca quise encerrarte en esa torre, nunca quise cortar tu libertad, no quise jamás abandonarte en la Cueva del Pasado, pero ya no estarás solo, mi niño, por que yo estaré contigo. Tenemos muchos sueños pendientes Adrien querido, y esta vez... te juro, de verdad te juro, que yo los voy a realizar por ti.

El niño sólo lo miró, los ojos se le humedecieron, una gran sonrisa se dibujó en su pequeño rostro inocente. Abrazó a el Príncipe con mucha fuerza.

¡Gracias Adrien, te amo!

No sé cuanto tiempo duró el abrazo, los dos lloraban alegres y emocionados, nadie se atrevió a interrumpir ese momento tan extraordinario.

Tikki comenzó a cantar otra vez, ya no hay palabras para describir esa voz. Y mientras cantaba, el niño Adrien comenzó a convertirse en un ser de luz y, como si esto fuera lo más natural, entró en el cuerpo de el príncipe que no podía dejar de llorar pero que al mismo tiempo, sonreía como si lo embriagara una de las más prodigiosas emociones.

El niño se convirtió en luz y sólo se alcanzó a escuchar su voz por última vez.

Nunca te olvides de mí, viviré siempre aquí, en tu corazón -y diciendo esto desapareció en el pecho de el Príncipe.

Tikki seguía cantando. Había oscurecido ya; la noche estaba repleta de estrellas, la luna llena, enorme y redonda brillaba más blanca que nunca, alumbrando el pequeño claro del bosque donde el Príncipe Adrien lloraba a carcajadas.

Y colorín colorado este cuento... aún no se ha acabado.

Y colorín colorado Miraculous aun no se ha acabado// Adaptación MLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora