Capítulo 14

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Adrien y Plagg el Dragón caminaron otro buen tramo de bosque hasta que se encontraron con unos arcos que se levantaban enormes.

¿Qué serán estos arcos?

No lo sé, Príncipe.

Ahí está -dijo Plagg el Dragón cauteloso. Lo estoy sintiendo otra vez.

¿Miedo?

Sí, pero sólo un poco.

Está bien, Plagg, ese miedo nos mantendrá alertas.

¿Vamos a cruzar los arcos?

Tenemos que seguir adelante.

¿Y si es propiedad privada?

Pues tenemos que investigar.

¿Y si tienen un perro guardián?

Correremos entonces cuando lo veamos.

¿Y si me tropiezo y me muerde?

¡Ya, Dragón! Tenemos que seguir y enfrentarnos a lo que sea. ¿O
prefieres regresarte?

No. Sí tengo miedo, pero no quiero regresar.

Perfecto, ese miedo que sientes es el que necesitamos para no ser tan confiados y tomar las debidas precauciones. Vamos.

Y pasaron debajo de los arcos. El Dragón caminaba temeroso igual que el Príncipe Adrien.
En ciertos momentos el Dragón se detenía de pronto y volteaba a los alrededores, el Príncipe esperaba a que el Dragón se cerciorara de que todo estaba bien y caminaban un poco más. Adrien había aprendido a utilizar al miedo. Al poco rato se encontraban en medio de un sembradío de fresas.

¡Cuántas fresas!

¡Se ven deliciosas!

Ya me dio hambre.

No creo que pase nada si comemos unas cuantas fresas, ¿cierto?

Y los dos se sentaron a comer. Por la cara que tenían y la manera en la que se las saboreaban, puedo decir que las fresas estaban de verdad muy ricas... o tenían mucha hambre.

¿Sabes una cosa, Escritora? -dijo el Principito con la boca llena de fresas. Aunque a veces no lo tengo muy claro y aunque a veces me da un poco de miedo, salir de esa torre ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida. ¿Cómo me pude haber perdido de todo esto?

¿De la vida?

Sí, los árboles, el bosque, el cañón, la libertad. Si lo pienso un poco, en realidad no tengo nada, no sé a dónde voy, no sé todavía lo que va a pasar con mi vida, pero me siento inmensamente feliz y satisfecho.

Estás aprendiendo a disfrutar lo que tienes.

Sí, de verdad que sí.

Y eso que casi no tenemos nada.

Va a sonar a texto barato de un panfleto de superación personal, pero... tengo la luna, el sol y las estrellas, tengo las nubes, tengo el aire que respiro, tengo un mundo entero en mis manos, tengo mis ojos y mis piernas, mi boca, mis oídos, mis manos, estoy vivo y tengo todas las posibilidades.

Tienes toda la razón Príncipe, suena a texto barato de un panfleto de superación personal... pero no deja por eso, de ser una verdad.

Recuerdo cuando era niño e iba a la escuela... ¡Me enseñaron tantas cosas! Algunas importantes, otras no tanto, pero la mayoría de las cosas que me aprendí concienzudamente... ya se me olvidaron por completo. Nunca, nunca me enseñaron que tenía una vida en mis manos, nunca me dijeron que de mí dependía todo lo que yo quisiera ser o hacer, que tenía un proyecto más importante que todo lo que pudiera aprender: mi vida. Y hasta ahora lo estoy
aprendiendo.

Y colorín colorado Miraculous aun no se ha acabado// Adaptación MLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora