Capítulo 7

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Al cruzar el puente el paisaje era distinto. Grandes pinos se levantaban hasta perderse entre las nubes obstruyendo el paso del sol. El piso estaba cubierto de pequeñas ramas secas que impregnaban el ambiente de un olor maravilloso y el aire era un poco frío, pero el Príncipe encontró sobre una piedra una manta de lana deliciosa que la Escritora puso ahí especialmente para él.

Gracias, Escritora.

El Príncipe se cubrió y se adentró en el bosque, el Dragón lo seguía.

Esto no me gusta nada, esto no me gusta nada, esto no me gusta nada, esto no me gusta nada, esto no me gusta nada, esto no me gusta nada, esto no me gusta nada, esto no me gusta nada, esto no me gusta nada... Plagg el Dragón del Miedo respiró y un olor peculiar hizo que se olvidara un poco de su ataque de pánico. ¿Salchichas? Era un olor a comida. ¿Huevos? Alguien estaba cocinando por ahí. ¿Quesadillas?

MMMMM -inhaló el Príncipe. ¿Hueles eso, Dragón?

Delicioso.

Alguien debe estar cocinando algo aquí cerca, creo que el olor viene por allá.

El Dragón no lo pensó dos veces y caminó delante de el Príncipe Parece que el hambre domina al miedo.

Con hambre, Príncipe, uno es capaz de todo, hasta de escribir un libro. El Príncipe siguió al Dragón que a su vez seguía el olor. Llegaron por fin a un claro del bosque y, en efecto, ahí estaba una pequeña mujercita cocinando en una diminuta vasijita.

Hola -dijo el Dragón, más con las tripas que le rechinaban que con la boca.

Hola, buenos días -contestó la mujercita con alas. Soy un hada. Yo nunca le atino en este cuento. En fin, dijo el hada.

Tenemos mucha hambre -dijo el Dragón yendo directamente al grano.

Pues llegaron justo a tiempo -contestó el hada, que seguramente tendría
un nombre.

Me llamo Tikki.

Una escritora nunca acaba de sorprenderse.

¿Quieren comer? -preguntó Tikki.

¡Claro!

Pero tienes muy poca comida en tu pequeña vasija.

Tu no te fijes en eso Príncipe, donde come uno comen cuatro.

Hay suficiente comida para alimentar a un ejército de dragones -dijo Tikki.

¿De verdad?

Sólo hay una manera de saberlo, ¿cierto? -y diciendo esto saco dos platos, dos cucharas y les sirvió comida a el Príncipe y al Dragón.

Comieron la sopa alegremente y después pidieron más. Tikki les volvió a servir y comieron el segundo plato alegremente también... y pidieron más. Tikki sonrió y les sirvió más sopa... después de cuatro platos estaban satisfechos.

Está delicioso. ¿Cómo puede haber tanta comida en una vasija tan pequeña?

Es una vasija mágica -contestó Tikki. Es mi obligación darle de comer a todo el que pase por aquí.

¿De verdad? ¿Por qué? ¿Quién eres tú?

Soy el Hada del Recuerdo -dijo Tikki tapando su vasija. Cuido la Cueva del Pasado.

¿Y dónde está esa cueva?

Aquí-respondió Tikki naturalmente.

¿Aquí?

Así es, está es la entrada de la Cueva del Pasado.

Yo no veo nada.

No, no la ves -dijo Tikki. Porque sólo la pueden ver quienes quieren recordar.

Y colorín colorado Miraculous aun no se ha acabado// Adaptación MLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora