Capítulo 2

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Eran más o menos las ocho de la mañana. Era una mañana cálida, porque más me valía que lo fuera y porque el sol, que hacía rato que se había asomado, brillaba majestuoso; el cielo estaba casi despejado y el azul deslumbraba con gran intensidad. El Príncipe y el Dragón dormían, pero no sería por mucho tiempo, porque los pájaros cantaban alegremente entre las ramas de los árboles y su mágico canto invitaba a la vida.

El Príncipe y el Dragón seguían dormidos, seguramente estaban muy cansados por las fuertes emociones que habían sentido la noche anterior, pero no sería por mucho tiempo, porque los fuertes ronquidos de Plagg pronto despertarían a el Príncipe.

Seguramente el Príncipe estaba exhausto, parecía que nada lo despertaría. Eran las doce del día, y el sol, siguiendo su curso natural, se posaba exactamente encima de el Príncipe y el Dragón, que casi toda la mañana, se cubrieron de él a la sombra de la enorme pared del castillo.

Mmmm... -se estiró, al fin, el Principito Adrien. Trató de abrir los ojos, pero el fuerte brillo del día despejado y caluroso le impedía hacerlo. He tenido el más extraño, el más dulce y el más maravilloso de los sueños -se dijo mientras cubría sus ojos.

Al parecer, el Príncipe creía que la pesadilla por la que nos había hecho pasar a mí y al pobre Dragón hace apenas doce horas era sólo un dulce y maravilloso sueño. Poco a poco sus ojos se acostumbraron a la luz y pudo abrirlos... sus ojos se abrieron enormemente... se le cayó la quijada abriendo su boca de manera impresionante, nadie jamás pensaría que los príncipes tuvieran la boca de ese tamaño.

¡No ha sido un sueño! -dijo sorprendido y volteó a ver al Dragón para asegurarse. ¡Aquí está el Dragón! ¡Estoy fuera de la torre! -gritó el Príncipe. La alegría se desbordaba por sus ojos verdes claros y la emoción transpiraba por su hermoso cuerpo.

Buenos días, Escritora -dijo el Príncipe en un tono dulce, como agradeciendo a la Escritora los comentarios acerca de sus ojos y su cuerpo.

Buenos días, Príncipe -se apenó la Escritora.

Veo que es una mañana calurosa.

Especialmente diseñada para ti.

El sol brilla en lo alto, el cielo está casi despejado y yo me siento fresco como jamás me había sentido antes.

Sí, bueno... supongo que después de doce horas de sueño es natural.

El Príncipe se levantó rápidamente y corrió al enrejado del castillo, no podía creer lo que veía.

No puedo creer lo que veo -dijo el Príncipe redundante. Hay montañas, árboles y un hermoso lago, puedo ver montones de flores de todos colores. Corrió a despertar al dragón.

Yo no me he movido.

Es una sugerencia.

Entiendo.

Corrió a despertar al Dragón.

¡Mira Dragón! ¡Despierta! ¡Tienes que ver esto! El Príncipe estaba muy emocionado. Hay montañas, árboles y un hermoso lago, hay montones de flores de todos colores.

El Dragón despertó, miró a el Príncipe detenidamente, echó un vistazo a su alrededor y miró también a la Escritora. Finalmente cerró los ojos y súbitamente dejó caer su enorme cabeza en el piso.

¡Por todos los dioses! -se quejó mientras se tapaba la cabeza con las enormes patas. Deseaba que todo fuera sólo una terrible pesadilla.

No es una pesadilla Dragón, ¿no te das cuenta?

¿De qué? -se levantó. ¿De los árboles, las montañas, el lago y las flores?

Siempre han estado ahí. ¿No mirabas todo desde lo alto de la torre?

Y colorín colorado Miraculous aun no se ha acabado// Adaptación MLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora