Capítulo 18

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La Escritora decidió dejar pasar 15 años desde la última vez que vio a el Príncipe Adrien; cuando los niños esperaban el carruaje.

De nuevo estaba afuera del castillo, pero esta vez había un guardia en la entrada custodiando la puerta.

¿A quién busca usted? -preguntó el guardia hosco.

Soy amiga de el Príncipe Adrien.

El Príncipe Adrien ya no vive aquí, ahora vive en el pueblo -me contestó el guardia.

Pero...

Le suplico que salga de aquí -continuó sin dejarme hablar. Esto es
propiedad privada.

¿Éste ya no es el castillo de la  Princesa Azul?

No puedo seguir hablando con usted, salga de aquí.

¿Pero hace cuánto tiempo no vive aquí el Príncipe?

El guardia se metió sin decir una sola palabra y cerró la puerta.

La Escritora estaba sorprendida.

Sin tener otro remedio y sin nada más que hacer la Escritora se fue al pueblo a buscar a él Príncipe. Recorrió las calles de arriba a abajo, preguntó en algunos lugares, detuvo a mucha gente en la calle, pero nadie sabía nada de el Príncipe Adrien, ni de su Dragón. Lo único que sabía todo el mundo es que ya no vivía en el castillo.

No sé bien por qué, pero el corazón se me salió del pecho en el momento en el que escuché:

Todos presentes en la vida. A tantos del tantos del tantos. Se oyó el carraspear de una garganta que me era agradablemente familiar. Me di la vuelta y ahí estaba... como siempre... leyendo su pergamino. Si el celador Nooroo se encuentra parado en medio del pueblo, con su ropa ceremonial de color dorado; si está subido en su banquito de madera con aterciopelado rojo y además está leyendo este pergamino, será muy importante comprobar si el
Príncipe Adrien esta en compañía de la Escritora. Nooro bajó el pergamino y volteó a verme. Si Nooroo sigue leyendo este pergamino se puede concluir de manera inequívoca que... -se detuvo. Estaba abatido. No puedo -bajó el pergamino y me miró. Me pone muy triste, tienes que ir con él, Escritora.

¿Pero tú sabes dónde está?

Sí -me dijo quejándose remilgón y triste. Yo lo sé todo. ¿Qué no te has dado cuenta? -levantó el pergamino y cambiando su tono triste continuó leyendo. Yo, el celador Nooroo- continuó leyendo Nooroo, certifico dicho acontecimiento. Y con todo el poder que me confiere la ley de la vida, escrita en el gran libro de la vida, en su artículo tres mil doscientos cuatro -tomó aire. Decreto y ordeno que la Escritora lo vaya a buscar. La ley ha hablado. Enrolló el pergamino, bajó de su banquito, lo cargó... pensó un momento,
puso de nuevo el banquito en el suelo y se volvió a subir en el. Esta vez no desenrolló el pergamino.

La Escritora podrá encontrar a el Príncipe si sigue estas sencillas
indicaciones, -dijo Nooroo, sin leer el pergamino y con la mirada perdida a lo lejos como tratando de concentrarse. Bien. La Escritora deberá seguir el camino que comienza donde termina la calle principal del pueblo. De ahí caminará un buen tramo y cuando se encuentre con una fuente en forma de mujer vaciando un cántaro, la Escritora habrá llegado entonces... a la fuente en forma de mujer vaciando un cántaro; todavía le quedará mucho por andar. Pero ahí, en la fuente en forma de mujer vaciando un cántaro, la Escritora tendrá que dar vuelta y tomar el camino que verá claramente a su derecha. Una vez tomado el camino de la derecha, la Escritora tendrá que caminar otro buen tramo y cuando piense, "yo creo que ya me perdí”, entonces podrá ver a lo lejos un pozo de agua fresca y tendrá que caminar hasta el. Cuando llegue ahí, al pozo de agua fresca, la Escritora habrá llegado entonces...

Y colorín colorado Miraculous aun no se ha acabado// Adaptación MLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora