Capítulo 5

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Habían pasado ya varias horas desde que el Príncipe Adrien y Plagg el Dragón se despertaron. Habían dado vueltas por la pradera, tomado varios caminos que se adentraban en el bosque, pero lamentablemente todos estos caminos llevaban a un lugar sin salida. Regresaban, probaban otro camino, pero éste terminaba también en una piedra, o en un árbol enorme, o en algo que les impedía seguir caminando. Después de mucho tiempo se encontraban sentados a la sombra de un gran árbol.

¿Por qué todos los caminos son como callejones sin salida?

No lo sé Dragón, no lo sé.

No debimos de haber salido nunca del castillo.

Eso mismo estoy pensando yo.

Tengo hambre.

Yo también.

Veo que no ha pasado mucho desde la última vez que nos vimos.

Sí, han pasado muchas horas, y ahora estoy pasando mucha hambre.

Hay que confiar en la vida, ¿no? Algo podré hacer... déjenme ver... ya está:

De lo que el Príncipe Adrien y Plagg el Dragón no se habían dado cuenta, era que estaban descansando a la sombra de un hermoso árbol lleno de higos.

Los higos me producen gases.

¡Fresas! Ricas y deliciosas fresas.

Las fresas no se dan en árboles, Escritora.

¡Manzanas! Era un hermoso árbol lleno de manzanas jugosas.

Gracias, Escritora.

El Dragón, levantándose en sus dos patas traseras bajó muchas manzanas para él y para el Príncipe. Y comieron. Provecho.

Gracias.

¿Tú gustas, Escritora?

No, gracias, yo acabo de desayunar unos huevos con jamón.

Los dos se quedaron viendo a la Escritora, se podía notar en sus miradas una envidia creciente... pero la Escritora no podía hacer nada y tendrían que conformarse con las manzanas.

Cuando terminaron de comer se sentían más animados y con mejor disposición para seguir buscando un camino que los llevara a alguna parte.

Aunque aún con hambre.

Se levantaron y volvieron a tomar un camino.

Espero que ahora sí, éste sea el camino correcto.

Caminaron largo rato, a veces se detenían a descansar y continuaban. Por fin entre los árboles se distinguía un espacio abierto. El Príncipe se emocionó y quiso correr, pero la enorme pata del Dragón pisó su pie.

¿A dónde vas? -preguntó el Dragón temeroso.

A ver qué es ese espacio que se abre a lo lejos, tal vez ya llegamos a alguna parte, Plagg.

¿Y así nomás te vas a echar a correr?

No seas miedoso -y diciendo esto comenzó a correr.

El Dragón corría tras el.

Me da más miedo quedarme solo que correr con el.

Más por miedo que por compartir con el Príncipe su ansiedad.

De pronto el Dragón sintió algo en el pecho.

Esto no me gusta y me da miedo -dejó de correr y tomó a el Príncipe del traje, el Príncipe se detuvo en seco y cayó al suelo.

Y colorín colorado Miraculous aun no se ha acabado// Adaptación MLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora