XV: Al acecho

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Alice solía caminar desde su casa a la tienda, ida y vuelta, ya que solo quedaba a veinte minutos a pie. Solo cuando iba muy atrasada decidía tomar taxi. Los últimos días había roto su regla porque cada vez que iba a caminar de la tienda a su casa, sentía que la estaban observando. Empezaba a creer que estaba paranoica después de ver a Mike, pero por una vez hizo caso a su instinto y ya llevaba cuatro días yéndose en taxi a su hogar.

No había visto a Joe desde el almuerzo pero hablaban cada día. Ambos estaban muy ocupados, pero al mismo estaban ansiosos porque llegara el viernes y con ello las dos semanas de vacaciones de Joe. No había hechos planes, no todavía, pero Joe le había dejado claro que quería pasar esos días con ella. Alice no se negó. Ella también deseaba estar con él.

El día en la tienda había sido tranquilo, la gente que entraba la ayudaba a mantenerse distraída de todo. En el día tuvo que tomar unas medidas de un traje especial que había pedido una chica, y así fue como ya era hora de cerrar.

Cada vez que tenía que dejar la tienda e ir a su casa, su estómago empezaba a molestar. Comenzaba a sentirse nerviosa y no sabía exactamente qué era lo que estaba pasando, no entendía esa reacción. Ordenó todo antes de salir, y cerró la tienda.

Tenía ganas de caminar hasta su casa. No cerraba tarde, las calle estaban llenas de gente. Pero ahí estaba ese bichito diciéndole que mejor tomara un taxi, así nadie podría seguirla. Se quedó de pie en la parada mirando la calle. Suspiró. Estaba siendo ridícula, pero no podía evitar la sensación de que alguien la estaba observando en ese preciso momento.

Tratando de disimular, se dio una vuelta en su eje mirando alrededor. No había nadie prestándole atención, todo el mundo estaba sumido en su propio mundo. Se quedó parada hasta que llegó un taxi y lo tomo. Claramente no pasaba nada, pero un sudor frio recorrió su espalda antes de subirse.

***

Al día siguiente decidió irse caminando al trabajo. Iba casi llegando a la tienda cuando su teléfono sonó. Era Joe.

- Hey – dijo Alice con una sonrisa. Puso la llave en la cerradura y entró.

- Cómo estás? Te extraño Alice, quiero que sea viernes luego –

- También te extraño, Joe. Faltan solo dos días – dijo un poco divertida.

Amaba conversar con Joe, aunque fuera por teléfono. Le consolaba saber que pronto el ritmo bajaría un poco y podría estar más tiempo junto a él. Siguieron hablando hasta que Joe le dijo que el director lo estaba llamando. Alice hizo un puchero que él no podía ver, pero le dijo que también tenía que abrir la tienda. Se despidieron amorosamente.

Alice suspiró y una sonrisa salió después. Negó con la cabeza. No podía creer todo lo que Joe la hacía sentir.

La jornada de la mañana ya estaba por terminar, cuando una chica entró. Alice se dio vuelta a mirarla y su ánimo bajo inmediatamente al darse cuenta que era Alex. Pero esta vez estaba sola. Gracias a Dios, pensó.

Se aceró a ella y Alex habló animadamente mientras removía los percheros buscando prendas de su agrado. Alice participo vagamente de la conversación y a cada minuto desviaba la mirada a la puerta rogando porque no entrara Mike. Tenía los nervios de punta de solo pensarlo.

- Me encantan tus diseños, jamás había encontrado algo que me gustara tanto – dijo Alex. Alice le sonrió con sinceridad por primera vez.

- Gracias, me encanta lo que hago – dijo mientras envolvía la ropa.

- Puedo pedirte un favor? – dijo. Alice la miró extrañada, ella estaba viendo su celular. Subió la mirada y sonrió. - ¿Puedo venir a buscar las cosas más tarde? Acabo de recordar que tenía que estar en un lugar y no quiero llevar peso... ¿por favor? –

Save Me | Joe MazzelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora