XXVII: Nueva vida

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"Ya estoy en el avión. Se supone que llega a las 5:40... siento mucho obligarte a ir de madrugada a buscarme. Nos vemos pronto, te amo".

Eran las 5 AM y Joseph Mazzello ya se encontraba en el aeropuerto. Caminó hacia la cafetería del lugar, pidió un café y fue a sentarse frente a la puerta por donde debería salir Alice. Estaba muy ansioso por este momento. De vez en cuando se daba cuenta que tenía una sonrisa de idiota, pero no podía borrarla aunque quisiera. Se había ganado unas cuantas miradas de la gente pero poco le importaba. Faltaba tan poco para poder tener a su Alice con él, en sus brazos, en su casa... y si todo salía bien se quería ahí para siempre.

Nunca había estado tan seguro de algo en su vida. Las cosas habían caído en su forma precisa con Alice, nada había sido forzado, todo se había dado de forma natural. Eso era lo más grandioso de todo: en los casi seis meses que llevaban juntos todo había sucedido sin ser forzado... quizás al comienzo si tuvo que insistir un poco con Alice pero después de eso todo se fue como si hubiese estado destinado a ser. Él no creía mucho en el destino, pero podía llegar a pensar que ella estaba hecha para él o algo así.

Sus amigos habían estado feliz por él, de una forma genuina. Joe no sabía que había hecho para merecer estar rodeado de gente tan buena, pero siempre daba las gracias por eso. Los chicos del cast eran los más entusiasmados. Sobre todo Ben. Tomó un sorbo de café para esconder su sonrisa, la gente de alrededor iba a pensar que estaba loco. Su amigo había sido el más empeñado en que se la jugara por Alice y estaba más que feliz de saber que iban a vivir juntos. Si bien Ben vivía en Londres, era muy probable que próximamente tuviera que viajar a NY por trabajo. El rubio no había adelantado mucho, pero dejó entre ver que podía ser por una larga temporada.

Había habilitado una pieza completa para Alice, para que pudiera poner su taller. Le encantaba la idea de tenerla trabajando en su casa porque podría verla toda concentrada haciendo lo que más le gustaba. Alice no lo entendía, pero él amaba verla trabajar. Había algo en la forma en que ella se concentraba, cuando media o cuando usaba sus máquinas que lo hacían perder un poco más la cabeza por ella. Él tampoco lo podía explicar, solamente era lo que sentía.

También había ordenado su propia habitación... la que ahora pasaría a ser de los dos. Fue extraño cuando comenzó a pensar en todo para dos, gran parte de su vida solo había sido él. Solo había tenido dos relaciones así de serias alguna vez pero esta era la primera vez que daba un paso tan importante. Recordó el momento en que le contó a su madre que Alice se iría a vivir con él y rió un poco. Su madre estaba feliz, demasiado feliz la verdad.

- Joseph, eso es maravilloso! Avísame cuando Alice ya esté instalada para ir a visitarla... o ustedes pueden venir a vernos y hacemos otra comida.

Volvió a reír ante el recuerdo. Si había una cosa que lo tenía feliz era que sus padres estuvieran contentos y aprobaran lo que estaban haciendo. De todas formas lo hubiese hecho aun sin su aprobación, pero daba una buena sensación tener el apoyo de sus padres.

Eso le recordó el momento en que Alice le había contado que había pasado con los de ella. Aun no podía entender cómo era posible que fueran así, pero sabía que él no podía hacer nada. Solo lo lamentaba por Alice, porque sabía que a ella le dolía pero en el fondo sabía que era mejor estar lejos si ellos se comportaban de esa forma. Se había alegrado eso si cuando le conto que su hermano si quería mantener el contacto.

Un mensaje en su celular lo sacó de los recuerdos.

"El avión acaba de aterrizar. Todo bien. Llegaré en unos minutos".

Joe mensajeó devuelta a Alice diciéndole que la estaba esperando frente a la salida principal. No pudo contener su alegría. Se levantó del asiento y camino más cerca de la salida. Estaba impaciente, solo quería tenerla en sus brazos.

Save Me | Joe MazzelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora