XXII: Repetición

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Habían pasado dos semanas desde la conversación de Alice con Joe y todo iba bien. Las cosas se habían relajado para ambos. Alice se había encerrado a trabajar y por las noches él se quedaba con ella. Se apoyaban mutuamente, y en esta parte sobre todo Alice a Joe porque estaba muy cerca la finalización de las grabaciones y aunque él trataba de disimular, ella si se daba cuenta que estaba igual de ansioso que todos.

Había conversado con Lucy y se habían disculpado, tanto Lucy por insistir con Sebastián como Alice por haber reaccionado mal. Su relación se trataba casi siempre de eso. A veces se enojaban, pero siempre resolvían sus problemas. En el fondo, cada una intentaba de hacer lo mejor para la otra. Se amaban.

Alice estaba terminando de vestirse cuando el timbre de su casa sonó. Miró extrañada, quizás Joe había llegado antes. Habían quedado para ir a cenar pero no se suponía que iba a llegar tan temprano. Corrió a abrir la puerta con una sonrisa en su cara, pero se borró cuando vio quien estaba detrás.

Mike.

- Qué haces aquí... - alcanzó a decir antes de que él la empujara y entrara, cerrando la puerta detrás de él.

Alice se quedó congelada y a punto de tener un ataque de pánico.

- Pensaba que tal vez podríamos... conversar en privado –

Alice tembló de puro miedo y se alejó rápidamente de él tratando de poner distancia pero era prácticamente imposible: estaba ahí, en su living. Sufrió un bloqueo mental... ¿cómo sabía dónde vivía? Recordó todas las veces que sintió que la observaban cuando caminaba y sintió un sudor frio correr por su espalda. Él debió seguirla... todas esas veces.

- Nosotros no tenemos nada de qué hablar, por favor vete de mi casa – Alice intento sonar segura, pero su voz tembló en cada palabra. Estaba temblando. Intentó relajarse diciendo que él haría nada, pero su cuerpo le gritaba que no era así, que debía protegerse.

- Oh, yo creo que si tenemos que hablar algunas cosas... como por ejemplo, ¿por qué te fuiste sin despedir hace dos años? -

Alice no podía creer lo que estaba pasando. Está loco, pensó. Miró el reloj de la casa y faltaban cuarenta y cinco minutos para que Joe llegara. ¿Tendría que entretenerlo todo ese tiempo? Voy a morir, se dijo. Él iba a hacerle daño.

Trató de pensar en sus posibilidades de escape, pero eran nulas: tenía que pasar por encima de Mike para llegar a la puerta... tampoco podía correr a su pieza o baño a encerrarse porque estaban en el pasillo al lado derecho de Mike. No tenía forma de escapar y estaba empezando a desesperarse. Sabía que no podría pelear contra él.

- No puedo creer lo que estás diciendo – murmuró temblando.

- Puedes responderme –

Mike se veía calmado pero había algo en sus ojos que hacía a Alice temblar de pánico. No sabía hasta qué punto podría llegar Mike, pero no quería tentar a su suerte. Había algo que le decía que él no estaba... sobrio. Quizás era la forma en que había hablado, quizás era eso que veía en sus ojos... la mano de él temblaba un poco, pudo darse cuenta y eso era un claro indicio que no estaba bien. Sabía que no debía provocarlo, pero repentinamente sintió tanta rabia de que el pudiera intimidarla, además de exigirle que le diera explicaciones por algo que él había hecho, ¿de verdad es tan imbécil?

- Me fui porque tú estabas muy cómodo en la cama con otra persona, no sé si lo recuerdas o bueno, quizás no porque estabas dormido cuando yo llegué... no fue suficiente... ¿golpearme? – Alice se odió en ese momento porque no debía haber hablado así, pero era demasiado tarde las palabras habían salido de su boca. Mike rió.

Save Me | Joe MazzelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora