Capítulo 55: Origen pt.2

247 20 8
                                    

NOTA AUTORA: Sigo narrando los sucesos que presencia Hope.

Tras el suceso de 1927 el rumor no tardó en recorrer el poblado, llegando a oídos de todos. El pueblo, consumido por la ira, no dudó ni un segundo a salir a la calle con antorchas prendidas y todo tipo de herramientas afiladas. Debían acabar con ellas, con las brujas y sus múltiples atrocidades, siendo la última de éstas la que recae sobre el hijo del alcalde, Henry.

— Hoy estamos todos aquí reunidos para acabar con el miedo que tanto nos limita, ¡estamos aquí para tomar posesión de nuestro pueblo! Se acabaron los toques de queda, la cautela y el silencio, hoy, queridos ciudadanos, ¡hoy haremos historia! - el alcalde se detiene, para disfrutar por un momento de los gritos eufóricos y aplausos de sus espectadores. 

Planearon el golpe minuciosamente durante años, cuidando hasta el más pequeño de los detalles y calculando todo y cada uno de los pasos. Esa misma noche las familias iban a vengar la gran brecha que se había abierto, deseando con todas sus fuerzas recuperar a sus queridos que, ahora, habían sido reemplazados por la más intensa oscuridad de la magia.

— Nuestros hijos, hijas, hermanos, padres, madres... Nuestros seres queridos constituirán la última generación en pasar por esto, ellos son el fin y nadie más volverá a pasar por este infierno.

Y como si de una mecha se tratase, esa última frase la enciende, dejando que la llama recorra lentamente su longitud. Tras eso, el padre herido, baja del improvisado escenario para encabezar la marcha. La marcha revolucionaria.

Por otro lado, en lo más profundo del bosque, estaban los arphoniste y demás criaturas fruto de los actos de venganza de las brujas. Sus conductas dieron un giro drástico durante el último año, siendo imposible la convivencia en sociedad por lo que fueron acomodaos en un particular poblado de cabañas. Este aislamiento buscaba proteger a los ciudadanos de ser víctima de uno de estos particulares seres porque, este último año, se habían estado preparando para la gran luna llena, abasteciéndose de gente cuyas vidas pudiese alargar las suyas. Aun siendo tan precavidos ese no era más que un plan B, nadie quería seguir viviendo en ese infierno, todos deseaban librarse de la maldición y para ello debían recurrir al plan A, la perditam.

Pero, ¿qué es de ella? ¿dónde está la perditam? Esa era una pregunta que todos se hacían y que solo Henry y Rose, la madre de su hija, sabían. Tras la noche en la que todo comenzó decidieron que ella marcharía lo más lejos posible de Inistioge, para poder proteger la pequeña vida de Nadia, la perditam. Tras 19 años ya nada era lo mismo, Henry vivía atormentado por la decisión que tomó años atrás deseando no haberlo hecho, estaba desesperado por la cura y no le importaba el precio de ésta, ni siquiera si era la vida de su hija.

Intentó ponerse en contacto con Rose más de una vez, derivando todas éstas en fracaso. Ella había cambiado su localización su nombre y el de su hija como medida de protección, Henry no formaba parte de sus planes y mucho menos sería sacrificar a Nadia, su propia sangre, su propia creación. Lamentablemente la vida siempre nos posiciona donde debemos estar por suerte o por desgracia y éste no iba a ser un caso aislado.

"Sigue sin agradarme la idea" fue lo último que le dijo su madre a Nadia antes de embarcarse al largo viaje que la llevaría a su nuevo destino, había sido aceptada en una prestigiosa universidad de Irlanda y nada la frenaría de esa gran oportunidad. 

Con la perditam de vuelta a la tierra de origen se habían completado todas las piezas del rompecabezas. 

(...)

Un joven grupo de jóvenes se instalaba en sus tiendas de campaña situadas alrededor de una fogata, cliché. Entre cantos, risas y chistes se disponían a prepararse para la mejor noche del año, la acampada anual universitaria a la que estudiantes de todo el sur-este de Irlanda asistían para celebrar el inicio del año. Algo así como un ritual, irónico ¿verdad?

— ¡Qué empiece la fiesta! - dice uno de los jóvenes animado, a la vez que se sienta al lado de Nadia en un tronco cercano al fuego.

Ella le dedica una tímida sonrisa, rezando para que el calor de sus mejillas no derive a un rojo intenso.

— No te veo muy animada, ¿todo bien? - le pregunta acariciando su hombro suavemente.

No sabe que contestar puesto que sabe que no hay motivo por el que estar deprimida pero, por un motivo que ella desconoce, esa noche está nerviosa, ansiosa y, a su vez, aterrorizada. Opta por encogerse de hombros mientras piensa en una respuesta adecuada.

— Es solo que estoy cansada.

Típica excusa, piensa.

Él se levanta proporcionándole su mano una vez está de pie con una radiante sonrisa en el rostro. Decide dejarse llevar para evadir perderse en su propia mente, coge su mano y con su ayuda se pone de pie, quedando a escasos centímetros de él. Una tímida risa escapa de los labios de ambos y el joven aprovecha para posar su mirada en los de ella. Si no fuese por el elevado volumen de la música, Nadia podría jurar que su corazón latía con la fuerza de un cañón.

Un balón arremete contra ellos, rompiendo el trance generado y terminando por completo con el romántico ambiente que los rodeaba. 

Tras una hora de cánticos, bailes y una que otra copa, el joven cuyo nombre desconocemos, llama la atención de Nadia para que ésta se acerque a él.

— ¿Vamos a dar una vuelta? - le pregunta inocentemente, a lo que ella acepta encantada.

Caminan pegados con sus manos rozando, anhelado encontrarse en algún momento. Con una vaga conversación y torpes pasos por un oscuro bosque acaban llegando a una explanada con una gran casa rural. Desde la distancia a la que están fácilmente escuchan la música que brota del interior.

Nadia siente una punzada en el corazón por lo que se detiene abruptamente, encorva su cuerpo, posicionando una mano en su rodilla y la otra en el pecho. Algo va mal.

— ¿Estás bien? - le pregunta él, intentando incorporarla.

— Tenemos que volver - contesta con gran nerviosismo en su voz.

Por la fina capa de sudor recubriendo su piel, su agitada respiración y las punzadas en el pecho cualquiera sabría que a Nadia le estaba dando un ataque de ansiedad, lo que ella no sabía era que algo muy malo estaba por pasar.

— Entremos ahí conozco al organizador de la fiesta, él nos ayudara - dice insistiendo en seguir el rumbo.

— ¡No! ¡No! ¡Por favor, demos la vuelta! - grita al borde del llanto, sin entender a qué se debe su estado.

Él ignora sus plegarias, la carga sobre su hombro y en contra de su voluntad avanza hacia la casa. Ella patalea y golpea su espalda con todas sus fuerzas pero a medida que se acerca a ésta su fuerza decae, hasta no ser capaz de seguir alzando la voz.

Cuando él da un paso dentro de la casa y la música inunda sus oídos no hay nada que hacer.

Cuando él da un paso dentro de la casa y la música inunda sus oídos no hay nada que hacer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hola chicasssssssss <3333

No tengo mucho que decir, solo espero que estos capítulos hayan logrado contextualizarlas y, de lo contrario, no les haya confundido más. Pensé que era interesante explicar el origen de esta particular aventura, también me daba lástima acabar pronto la novela por lo que tuve que hacer uso de mi imaginación y alargar esto un poco más.

En el próximo capítulo ya terminaré este relato del origen.


Dark Side |HS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora