Capítulo 11 (Desastre)

427 41 0
                                    

Jorge nos miraba a cada uno con total atención, como si estuviera esperando la bomba.

Nuestras miradas lo decían todo. De mi parte solo se podía notar los nervios a flor de piel mientras la de ellos dos, bueno...un sin número de emociones nada agradables.

"Por favor, que nada pase, te lo pido"- le pedía una y otra vez a la escritora.

–¿Necesitas otro favor? —le preguntó Ashton con total tranquilidad. La sonrisa de Alexis se desvaneció en cuanto lo escuchó.

Carraspeó antes de contestar.

Lo miré en ese momento.

—¿De qué habla?

—Tu nuevo amigo necesita dinero, y yo le pido favores, es solo eso-respondió con una mirada filosa directamente hacia él.

—Si no más me llamaste para sacarme eso en cara, me largaré- rodó los ojos.

—Espera —me interesé de inmediato por lo que acababa de decir.

—Tengo que irme, se me hace tarde- habló rápidamente.

—Amor, no es necesario hacer obras de caridad-lo miré de muy mala manera.

—¿A tí que diablos te pasa? —le solté molesta.

—Hey, Eve, calmémonos —habló Jorge esta vez.

—Pídele perdón —le ordené y abrió los ojos de más.

En mi mirada estaba una clara advertencia.

—Eve, vamos, ¿Qué haces? Eso es problema de nosotros.

—¿Problemas de nosotros?- solté una risa carente de gracia –pídele perdón- hablé seca.

Me miró con molestia y luego se dirigió hasta él, retándolo.

—Perdón —dio una media sonrisa de superioridad. Eso para él fue mas un chiste que otra cosa.

Intenté ignorarlo, ese tema con él lo resolvería luego, a solas, su actitud no ayudaba.

—¿Tienes planes para hoy? Sé que necesitas la entrevista urgentemente —hablé con tono suave.

—No te molestes, ya me preocuparé luego por eso y me haré cargo —no me miró, quería irse lo más pronto posible, quería alejarse y eso no hizo mas que clavarme una estaca en el pecho.

—Te veré luego, quiero que me entrevistes, por favor —no era propio de mí pedir un favor, se sentía raro, pero era mayor mi desesperación por ser algo útil para él, así como lo fue conmigo.

Me miró por unos segundos sin decir ni una sola palabra.

—Eve —me aceleró el paso Alexis.

Ashton le miró una vez mas. Se echó para atrás lentamente.

—Hablamos luego —fue lo único que dijo antes de dar la vuelta y marcharse. Su mirada era insegura, como si estuviera pidiéndome perdón.

En cuanto se fue me dirigí al salón de clases, empezando el día con el pie izquierdo.

Alexis me había acompañado pero no articulamos palabra alguna. Él molesto por pedirle que me entrevistara y yo por su pésima actitud.

Me senté rápidamente y en cuanto lo hice, Jeanine y Kathe llegaron
Recosté mi rostro en una mano, cansada.

—Uy, uy, uy ¿Qué tenemos aquí? Una Eve amargada, últimamente estás en esos ánimos —. habló Jeanine

—Te habíamos visto muy bien con Alexis —comentó Kathe con esa voz tan dulce.

Se sentaron a mi lado y pude notar el ligero olor a sus perfumes.

—No se me da bien eso de comenzar de nuevo —solté cansada de todo.

Jeanine dio una vaga risa, pero se le va en cuanto una chica tira sus cuadernos encima del escritorio de su asiento.

—Disculpa, creo que tienes algo tuyo en mi propiedad —le suelta indignada.

—Seré breve, aléjate de él —le contestó aquella chica con rudeza. Estaba acompañada de otras cuatro. Tenía el cabello negro, bastante largo, un poco mas bajita que Jeanine y mucho más rellena, ya que mi amiga era un fosforo de flaca.

—¿Disculpa? —respondió tranquila recostándose del asiento con todo el estilo de superioridad.

—No seas estúpida, lo más inteligente que puedes hacer es ir a buscarte otro tipito por ahí en las calles, suéltalo, no te pertenece.

—¿Y tú eres? —la chica frunció el ceño. Obviamente estaba molesta por la actitud que estaba tomando Jeanine, tan a la ligera.

—¡La que te Dejará una marca en la cara si no dejas de intervenir en mi camino, estúpida! —gritó esta vez aumentando su molestia, casi encima de ella.

—Vamos a calmarnos —me paré de inmediato—.  puedes venir a hacer un espectáculo.

—Déjala, así se comportan las ridículas —Jeanine se miró las uñas como si me estuviera ayudando.

—No le eches mas leña al fuego —le ordena Kathe mirándola con mala cara.

—A ver —me acerco a la chica —¿Quién eres?

—Soy la novia de Justin. Esta se ha metido donde no la han llamado —esta vez la mira —debería darte vergüenza, buena...

—Basta —la corto.

Jeanine se levanta y en cuanto lo hace, Kathe la imita.

Todo el curso ha permanecido callado mirando el show que está por acontecer.

—Es la primera y última advertencia que te doy—. Le dice con firmeza y con tanto odio que es palpable en su voz.

—Creo que estás equivocándote, cariño—. me pongo mas adelante para que solo me preste atención a mí y deje de estar maldiciendo a Jeanine de todas las formas posibles.

—Eve- me intenta detener Kathe a un paso detrás de mí, evitando que pasé a mayores.

—Hasta donde tengo entendido, no conoces a esta chica, así que está de más decir que ella no te debe nada. ¿Por qué no le haces este numerito a tu novio? Él es el que te tiene que dar explicaciones en tal caso. No vengas a desquitarte con alguien más por no querer aceptar que no te elige a tí cada noche —le suelto con normalidad y pena.

Veo como empieza a respirar agitadamente y en menos de un segundo siento su mano asestar una bofetada. Esa marca se quedará por unas buenas horas.

El mundo parece paralizarse en ese momento. Empiezo a pensar que ha sido alguna alucinación pero no, en verdad esta chica desconocida a pagado su molestia conmigo.

Sin siquiera pensarlo, se arma un caos dentro del salón. Jeanine es la primera en meterse y lanzarse encima de la chica. Las amigas de la pelinegra  se echan para atrás, pero solo una intenta lastimar a Jeanine para defender a la chica, y en ese momento Kathe no pierde el tiempo y se le abalanza. Caigo al suelo sin razón alguna hasta que puedo ver que una de las chicas lo ha provocado. Se posa encima de mí, impidiéndome el movimiento. Me propinó un pequeño golpe no más. Recuperé la estabilidad junto con mi fuerza y la tumbandándome tiempo para sustituir su puesto.

Me sentía impotente. No quería hacerle daño, no era lo mío, pero estaba en un grado de molestia en donde solo quería descargarlo todo. Me repetía una y otra vez que solo le impidiera moverse, pero en cuanto me dio un golpe con uno de los cuadernos que habían caído en el suelo, esa idea se fue a la mierda.

Empezamos a forcejear. En mí cabeza solo había caos, de casualidad podía ver cosas volando encima de nosotras, bastante movimiento a nuestro alrededor junto con el ruido de las personas.

Estaba quitando todo el peso de encima antes de sentir unos brazos fuertes sostenerme de las caderas y halarme hacia si. Luché con todas mis fuerzas para no separarme, pero la persona tenía muchísima más fuerza que yo. Empecé a pegarle patadas a la chica mientras me alejaban ella.

Cuando estuve lo suficientemente lejos, empecé a forcejear con la persona que me mantenía inmóvil.

Y apenas empecé a ver el desastre que habíamos hecho.
Todas las butacas estaban dispersadas.

Veía a cada una con el cabello alborotado, lo cual significaba que yo estaba de igual forma.

Sentía mi corazón taladrándome el pecho con ferocidad.

La pelinegra tenía muchos rasguños en el rostro, igual que Jeanine y Kathe, pero estaban en mejores condiciones por suerte.

—Cálmate, shhh... ya fue suficiente —me susurró una voz que conocía muy bien. Me tensé en cuanto lo escuché. Giré un poco mi rostro, y aunque no lo pude ver, su aroma me lo decía.

Me tenía acorralada, evitando que siguiera con aquella locura y me sentí extraña, pero de buena manera.

—Así es, respira, cálmate —me fue soltando de a poco —confío en que no harás nada más- me frotó los brazos para reconfortarme.

El momento fue interrumpido por el Maestro que le tocaba dar la clase. Se quedó boquiabierto al ver el desastre.

—¡A-la-di-rec-ción!- gritó molesto, separando por sílabas cada palabra.

Minutos después nos encontrábamos sentadas en los asientos corridos al frente de aquella oficina, esperando el turno.

Las dos chicas que estuvieron en medio de la pelea fueron las primeras en entrar. Y en cuanto estuvimos a solar las tres, nos echamos a reír a carcajadas.

—¡¿Viste la cara que puso?! No joda, eso fue digno de un Grammy —se burló Jeanine.

—No me di cuenta en que momento Eve se le lanzó a la chica, eso fue otra onda —a Kathe casi se le iba el aire al recordarlo y yo estaba igual.

—Somos un desastre “solté con poca respiración.

—Hicimos un desastre —me corrigió la pelirroja, secándose las lágrimas.

—Todo eso está grabado, por si querían ver como se vio el espectáculo —Ashton entró al pasillo de la nada. Estaba ahí cruzado de brazos escuchando nuestras burlas. Pero él no estaba molesto, al contrario, se veía muy cómodo.

—¿Dónde estabas? ¿No debiste de haber estado en la universidad? —le pregunté más tranquila.

—Pasaba a dejar ciertas informaciones de la universidad por parte del periódico —informó sin más.

—Hola, ¿Y tú eres? —preguntó Kathe con esa voz tan característica de ella.

—Parte del instituto —le dio una media sonrisa, una muy amable y suavicé el gesto al recordar su manera de ser.

—¿A qué estuvo de madres? —habló esta vez Jeanine insistiéndole a decir la verdad.

—Lo que va a estar de madre es el lio en el que se meterán —se ríe de brazos cruzados aún, esta vez mira al suelo.

—Cierto –se ríe ella igual.

—Vamos a jodernos, pero con estilo —comentó Kathe con mucha dignidad.

—Claro, eso sin duda —le respondí y me carcajeé.

Miré a Ashton que seguía ahí mirando el suelo para luego fijarse en mí.

—Entonces...—habla esta vez.

—¿Entonces? —me rio, permitiendo que continúe.

—¿Hoy quieres una entrevista? O seguirás haciendo desmadres en el recinto.

Me sonrisa aumenta y no es hasta cuando siento las miradas de mis amigas que noto que me vi como una chica mirando a su ídolo.

Asiento lentamente, lo bastante feliz como para no dejar que se vaya, poniéndole más conversación.

—¿Y la clase de Skateboard?

Asiente pensativo.

—¿Pasado mañana te parece bien?

Asiento rápidamente.

—Hecho, entonces —me mira de esa manera que sólo el lo hace y me causa esa sensación tan...

—Jeanine, Kathe y Eve, pasen —una mujer sale con una cara de pocos amigos saliendo de la oficina de la secretaria ¿Sería una nueva?

Nos levantamos al mismo tiempo aguantando las risas y antes de entrar me volteo a verlo, y él ya está mirándome.

—Gracias por la ayuda —le doy una media sonrisa.

Con un gesto de cabeza asiente como si tuviera un sombrero y me rio más.

Ahora sí, a ver si tendremos que tener la consecuencia de la expulsión.

***

En cuanto llego a mi casa me tumbo en la cama.

No puedo creer que nos dieran la oportunidad de seguir en las clases sin perder ninguna. El director explicó que estaba de muy buen humor, que esas cosas pueden pasar, pero que no la pasaría la próxima vez, contando con que no haya. Jeanine susurró un " a este se lo cogieron bien anoche "  y nos tuvimos que aguantar una tremenda carcajada.

Esperaría unos minutos para que llegue Ian a la casa, mientras llamaría a la niñera, ya que me planteé la idea de ir a la casa de Ashton por la entrevista, no la puedo estar alargando.

Me doy mi tiempo para vestirme. Me meto al baño bajo el agua caliente mientras siento como me relaja los músculos. Me tardo mucho en maquillarme, elegir la ropa y hacerme mi chocolate. Cuando escucho el timbre voy a paso rápido esperando a Ian pero luego veo a Flavio y frunzo el ceño.

—¿Qué haces en casa a estas horas? —pregunto de mala manera mirándolo de arriba a abajo.

—No me alegra de verte también —rueda los ojos y me aparta con brusquedad.

—No me toques —digo apretando la mandíbula.

—Me siento muy mal, creo que me enfermaré, así que vine temprano —se desata la corbata y la tira en el sofá.

—Genial, así te mueres rápido —susurro mientras me alejo.

—¿Hay sopa en la despensa? —me pregunta tirándose al mueble.

—No soy ni adivina, ni sirvienta, ve y averígualo tú.

Subo y me encierro en el cuarto pero en cuanto lo hago, oigo el sonido de la puerta cuando se abre.

Me vuelvo hacia él y empieza a hervirme la sangre.

—Salte, es mi recámara, no te he dado permiso de entrar —le ordeno.

—Yo pago esta maldita casa, ahora escúchame —me mira fríamente —eres una malcriada. Tu madre te mimó lo bastante como para que salieras así, pero no soy de aguantar ciertas actitudes, así que me vas hablando bajito, soy tu padre.- habla con autoridad y me rio seca.

—¿Tú? ¿Padre? Creo que bebiste demasiado hoy —seguí ordenando mi cuarto luego del lio de ropa que había hecho.

–¿A dónde vas?

—No te importa. Sin previo aviso siento un jalón en el brazo y su agarre fuerte en mi muñeca provocándome ardor en esa área.
—suéltame, ahora mismo —hablé fría, mirándolo sin tapujos.

—¿Qué sea la última vez que me contestes de esa manera —me ordena con rabia.

—¿O qué? —igualé su tono

—Me haré cargo de tu actitud de mierda, para que tengas razones. Todavía no me conoces, así que no me provoques.

—Adelante, ¿Crees qué no tengo pruebas? No seas estúpido —me zafo de un tirón —el alcohol ya ha quemado tu cerebro, puedo decir lo que sea, y me creerán. Con un "padre" alcohólico, todo es posible. La diferencia es que nada sería inventado—. Lo miro con puro odio en esos momentos. El aire en aquel lugar es tenso. La rabia se puede percibir hasta en el aire que se respira. Odio que pasen estas cosas donde paso la mayoría del tiempo. Este es mi lugar, nadie entra aquí.

Recojo mis cosas con prisa y las llevo hacia la sala, esperando a la niñera que, gracias a Dios, llega enseguida.

—Dile que quizás llegue tarde, pero que dormiré con él —le explico las cosas a Amelia, la niñera y aún así me siento extraña dejándolo de nuevo con otra persona, él solo puede estar protegido por mí.

Sin más me dirijo a casa de Ashton y llego en algunos veinte minutos.

Intento despejar la mente. De decirme varias veces que todo estará bien en casa, que Flavio se comporta cuando alguien está, pero los nervios son grandes y no puedo parar de dejar ese tick con las manos.

Una vez que estoy en el portón de su casa, le llamo al celular, pero se abre sin que necesitara llamar.

La gran puerta abre paso y me adentro al parqueo rápidamente ya que estaba empezando a temblar por la intranquilidad de mis pensamientos, el terror de estar lejos y la fría noche.

En la puerta veo que me recibe una chica, lo bastante bonita la verdad. La miro de arriba a abajo, sin poder disimularlo y ella sonríe.

¿Y esta de qué va?

No sé ni por qué me molesto.

—Hola, ¿A quién buscas? –me pregunta animada.

Sentía que no podía hablar, pero intenté tomarme las cosas a la ligera. Solo estaba visitando un amigo, ¿No? Ella no importaba.
Le dediqué una de mis mejores sonrisas.
—Busco a Ashton, me llamo Eve, mucho gusto —le extiendo la mano y ella la aprieta fuerte.

—Ah, ¡Ashton! —grita ella mirando hacia otro lado —Cariño, alguien te está buscando, no me dijiste que tenías visita —vuelve hacia mí y siento que tengo la típica cara de estúpida plasmada.

Empiezo a pensar que fue una pésima idea el venir hasta aquí, ¿Esperando qué? ¿Qué disipe mis problemas? El no es mi psicólogo. Empiezo reprocharme por ser tan estúpida y siento que quiero salir corriendo, pero ya es muy tarde.

El inesperado clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora