Me aterraba la idea de verme allí, pero me quedaba con la sangre ardiendo por dentro al saber que todos verían aquello y yo no sabía el contenido.
Para mí esto era una clase de tortura. No me detuve a mirar a nadie mas hasta que corriera ese video. Sentía los latidos de mi corazón con una desesperación total.
Me dolía el pecho. No, no podía tranquilizarme, y el que me lo pidiera ahora le asestaría una bofetada. Se siente muy diferente cuando eres tú...cuando estás parada ahí en frente de toda esa gente esperando el mínimo para tener algo de que hablar.
Me encerré totalmente. Me sentía en una burbuja y solo le imploraba a Dios que no fuera nada malo.
La música que empezó a sonar de fondo para mi sorpresa fue "Company" de JB, y eso hizo que bajara los hombros mirando aquella pantalla con el ceño un tanto fruncido.
Mientras la música continuaba, las imágenes de nosotros dos aparecían por dos o tres segundos (vaya que teníamos muchas fotos ) escuchaba los pucheros de las personas, los "Aww" de todo el mundo pero aún sentía mi pulso martillarme en la muñeca y hasta en los oídos.
De un momento a otro aparecieron palabras que se podían ver bien claras desde aquí, sorpresivamente.
Y decía lo siguiente:
—Desde hace 3 años he estado enamorado de una chica especial, lo he gritado a los cuatro vientos pero quizás no ha sido lo suficiente para tenerla a mi lado, porque no, hay que demostrarlo mas, cada día a cada hora.
Sé que soy un idiota y ni debería atreverme a mirarte a la cara y decirte que me des otra oportunidad porque no me lo merezco, pero lo haré y estoy haciéndolo porque te amo y mi amor por ti es más grande que cualquier rastro de orgullo que haya en mí.
Lamento no haber sido el mejor novio para ti últimamente y no ser una persona que se comunicara mucho contigo, pero eso va a cambiar si me lo permites. Quería dejar en claro que nunca he intentado hacer algo que te lastimara, te conozco, me conoces, incluso mas de lo que yo lo hago. ¿Creerías en mí si te dijera que todo lo que viste fue un mal entendido? ¿Me darías la oportunidad de empezar? Porque es lo único por lo que quiero luchar, perdón, me corrijo, eres lo único por lo que he luchado y seguiré luchando.
Esto es una declaración de intenciones para que sepas la conclusión a la que he llegado en este poco tiempo; y es que no quiero estar sin ti, me había gustado la idea de plantearte la situación de una forma mas abierta, diferente y espero lograr mi objetivo. Puedo hablarte de lo que he comprendido y de lo que me he propuesto pero me gustaría hacerlo llamándote "MI NOVIA" .
Eve Giordano...¿Le darías otra oportunidad a un chico desesperado como yo?
Me quedé boquiabierta. La sorpresa que se ceñía a mi rostro no era para más. Nunca en mi vida había esperado que Alexis me hiciera un video de tal manera, delante de todos y no obstante, las palabras.
Dios mío.
Empecé a ponerme roja, en ese momento caí en cuenta. Tenía la presión encima, las miradas de todos mirando con mucho enfoque cada movimiento, cada respiro.
Me sentía encerrada, como si las paredes estuvieran a mi alrededor encarcelándome cada vez mas y mas, me estaba asfixiando. Tenía la sensación de que todo esto fuera irreal.
Miré a todo el mundo pero no escuchaba nada, solo veía sus mímicas. Sus alegres sonrisas como si estuvieran disfrutando de tal acto de amor. No quería despreciar el gesto, pero no me sentía igual, se podría decir que ellos estaban mas emocionados.
No pensaba en nada, tenía la mente en blanco...¡Dios! Odiaba estar en esta posición.
Y lo vi entre la multitud en primera fila. Miraba hacia otro lado como si estuviera pensativo... ¡Como si no le importara! Aunque eso no debería de molestarme, ¿verdad? ¡¿VERDAD?!
Apreté los puños por inercia ante el grado de emociones que no sabía descifrar. Era un remolino de sensaciones en aquel momento. Me sentía perdida.
Esta vez se dignó a mirarme y no pude ver nada en su rostro. ¡NADA! En cuanto escuché un carraspeo volteé un poco asustada. Alexis estaba a unos cuantos centímetros con rosas rojas en la mano, una sonrisa resplandeciente y una mirada encantadora, esperando mi respuesta.
Todo el mundo aplaudía parado mientras a algunos los escuchaba gritar cosas alentadoras.
—¿Y bien? —me preguntó sin perder sus gestos anteriores.
Iba a voltear. Iba a mirarlo, pero me detuve, me quedé a medias.
¿Qué diablos te pasa, Eve?
Sin querer darle mas rodeos me acerqué rápidamente y lo besé.
Lo hice. Me debería de sentir bien, ¿No?
***
Jeanine soltó un grito de felicidad mientras saltaba un poco frente a mi y Kathe a mi lado.
—Eso fue tan, ¡Wow!, ¿Leíste bien sus palabras? ¿Lo hiciste? ¡Que tierno! —intentó calmarse en cuanto vio que no compartía el sentimiento.
—Fue muy bonito —intenté no mirar al suelo.
—¿Y eso? ¿No querías una disculpa de su parte? Ay, Eve, no te entiendo nena, explícate bien.
Me froté un poco incómoda mi brazo. Estábamos saliendo del lugar en donde ocurrió todo. GREYS ganó que fue lo importante.
No me gustaba sentirme así, como si estuviera echando a la basura el esfuerzo que puso para hacerlo. Él no era así, me imaginaba que le había costado. No lo había visto más, pues tuvo que volver a jugar, pero eso me dio un poco de espacio para respirar; Tampoco quise ver donde estaba Ashton, no tenía ánimos ni razones para hacerlo.
No sé por qué tenía ese dolorcito en el pecho, pero lo odiaba, sentía que algo no andaba bien, detestaba el hecho de...de ponerme nerviosa para tomar la decisión.
Sí, aceptaba con gusto su disculpa pero una cosa es pedirlas y otra volver a querer retomar lo que se supone ya había terminado. Sentía que esta decisión me iba a costar.
Le quería y lo sabía, él era muy especial para mí. Pero algo no andaba bien y teníamos que hablar sí o sí.
Un toque interrumpió mis pensamientos y fue una gran sorpresa verlo.
—Hey, ¿Cómo esta la rubia mas hermosa? —me dio una sonrisa divertida.
Jeanine y Kathe estuvieron atentas a la conversación en cuanto lo vieron.
—No te había visto, ¡Hola! —lo abracé brevemente.
—No podía perderme el ver como me quitaban a mi novia —dijo divertido.
Sentía la mirada de mis amigas con un gran signo de interrogación en la cabeza.
—Lo lamento Evans, me temo que hemos terminado —digo con fingido pesar.
—De eso nada, yo puedo compartirte en secreto —me guiñó el ojo y me reí.
—¿Disculpa? —se quejó Jeanine de brazos cruzados.
Evans reparó en ellas y las saludó amistosamente.
—O podemos hacer tríos, no sé tú decides —me susurra mientras me limité a reír por como miraba a una de mis amigas.
—Jeanine, Kathe, él es...
—El novio de Eve, un placer —les saludó con un gesto de mando. Rodeé los ojos.
—Él es así, descuiden. Evans, ellas son mis mejores amigas.
Jeanine lo miró de arriba a abajo, pero sé que solo lo imitaba, puesto que él había hecho lo mismo pero con más descaro.
—Deberíamos irnos —se limita a decir.
Evans se ríe intentando disimularlo. Le encantaba el juego de tira y hala.
—¿Te incomodo? —le preguntó con una sonrisa de lado.
—¿Perdón? —se rio del muchacho —creo que no sabes quien soy ¿Estuviste en el partido entero?
—Lo sé ahora. Y no, llegué justamente cuando ocurrió lo de Alexis.
¿Desde cuando él sabía su nombre?
—Uy, la competencia —habló esta vez Kathe un poco divertida con el asunto.
—No compito con nadie, llegué primero —se notaba a leguas que lo decía por molestar.
—Básicamente, no —llego a decir antes de que me frene.
-—Eve, no me ayudes.
—Disculpa, cariño, ¿Te estoy echando a perder algo?
—La cordura por ti, mi amor -me mira actuando a la perfección y yo me rio.
—Esto se está tornando un poco incómodo, ¿De dónde saliste tú? —Jeanine sigue a la defensiva.
—Del vientre de mi mama, prefiero evitar explicarlo detalladamente.
Jeanine me mira.
El celular del chico suena a mi lado. Mira la pantalla y frunce el ceño antes de descolgar.
—¿Qué pasa?...¿y eso? Pero apenas...-hubo un espacio de tiempo en que se quedó callado, al parecer la otra persona le estaba explicando algo —. está bien, está bien hermano, sí, sí- rueda los ojos al colgar.
—Nena, fue un gusto volver a verte, pero tengo que visitar a mis otras chicas que esperan por mi atención, cumplí contigo —me dice de buena gana.
—Claro, me les mandas saludos- le respondo con sarcasmo. Me preguntaba por qué repentinamente se tenía que ir.
—¿Cuándo saldremos?
—Cuando nos sincronicemos. Tengo muchas cosas pendientes, pero me comunicaré contigo en cuanto pueda —le respondo con una media sonrisa.
—Perfecto —me regala una sonrisa de par a par- Bonita, peleona y exigente, vaya.
Kathe se ríe por su comentario y Jeanine intenta esquivar su mirada.
—Nos vemos, hermosa —sin previo aviso me deposita un beso en la mejilla y sale disparado.
Nos quedamos en un pequeño silencio, nada incómodo.
—No vuelvas a traer a ese tipo, me cayó mal —habla la pelirroja.
—No me digas No lo noté —me reí junto a Kathe.
A ella casi nadie le cae bien.
Jeanine se fue con el novio y Kathe no sé a donde carajos salió dejándome sola. Pero me dirigí a casa en cuanto pude.
Estaba cansada tanto física como mentalmente.
No pasaron ni cinco segundos que entré a la sala toda agotada y sentí como me echaron de un tirón al suelo.
—¡Eve! —esa voz blanca, ese dulce voz.
—¡Mi amor! —lo abracé aún tirada al suelo.
Cuanto extrañé a este pedazo de persona. Ya empezaba a alucinar con él y su platito de cereal cada mañana en la isla de la cocina, sus pequeños piecitos sin topar el suelo mientras movía los pies por segundo.
Aspiré su aroma, su olor natural, que era como un vicio para mí.
Lo apreté fuerte sin poder creer que estuviera ahí ya conmigo.
Y sonreí.
—¿Cómo te fue?, dime, cuéntamelo todo —le dije entusiasmada.
—Bueno, fuimos a valios palques, pelo papá siempre estaba shin ánimos pala salir. ¡Me monté en un bote! ¡Ela pequeño, pelo ela un bote!
La idea de él en un bote no me gustó mucho, "aguas profundas", definitivamente no.
—Muy bien, me alegra, ¿y...en el hospital? —él se había enfermado gravemente mientras estuvo de viaje por allá. Me sentía impotente al no poder hacer nada. Maldecí muchas veces a aquel hombre desorientado que estaba a cargo de él. ¿Pero que podía hacer? No tenía su custodia...
Aun no.
—Estoy curado —aplaudió feliz cuando me respondió y acaricié su mejilla. Su piel se volvió mas suave. Lo vi despacio analizando que todo estuviera en orden en él. Ni un rasguño. Me devolvía la vida en estos momentos.
—Perfecto —le sonreí dulcemente.
—Ian —la voz gruesa de aquel hombre resonó en el gran espacio blanco.
Nos levantamos un poco, solo un poco... quedamos sentados, él en mis piernas.
—Ya hice tu cama, andando- se pasa la mano por la cara somnolienta para espantar el sueño.
Ian hace puchero y me mira para saber mi respuesta.
Le doy un asentimiento intentando tranquilizarlo y no pone objeción.
—Cariño, ¿No te olvidas de algo? —pregunto cuando él se para con la total intención de irse así no mas.
Me sonríe y va corriendo hacia mí con sus piecitos resonando.
Me da un beso en la frente y sale corriendo igual.
Lo miro a lo lejos antes de que desaparezca de mi campo de visión con una sonrisa plasmada. Respiré hondo y noté la presencia de él todavía mirándome desde su posición.
Rodeé los ojos.
—Hice lo que me pediste, deberías agradecerme —bufa.
—¿Disculpa? Prácticamente eres su padre en esta casa, es tú responsabilidad, pero claro, solo lo recuerdas cuando te conviene —le suelto con desprecio.
—No bebí —dice apretando los dientes.
—Pues... —me paro a regañadientes y me acerco a él —te felicito, así es como debería de ser. Haces algo por tu vida, por lo menos.
—Regresé muy cansado, hoy no estoy para tus lloriqueos —se frota la barba que tiene sin afeitar de días.
—Mejor —lo miro de mala gana. Me retiro subiendo las escaleras, pero antes de, digo: ¿Te sirvió de algo a tí el viaje? —no me vuelvo hacia él.
—¿Te sirvió tenerme lejos? —preguntó en cambio.
—Tú respóndeme —le hablé con autoridad.
Suelta el aire mientras mira al techo, cansado.
—Descansa —suelta sin mas.
Tanta belleza mal gastada.
Cuanto daño causa la persona que no se merece ni una sola lágrima. Espero que el Karma alguna vez se digne a tocar su puerta.
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El inesperado cliché
RomantizmEn un instituto donde las cámaras son el motivo de alegría, las porristas son la sensación, y los futbolistas son los candidatos especiales y únicos en la lista, se crean las múltiples historias clichés que todo adolescente, en algún punto de su vid...