Ashton nos llevó hacia su casa. Fueron tan vagos que no hicieron sus maleticas. Vamos, es un día, no deberían cargar con mucho, ¿Qué les costaba?
Y ahí estaba yo, ayudándolo. Él era muy despistado, se olvidaba de cosas muy importantes, ¿Y yo? Bueno, yo nunca olvido nada.
Su cuarto estaba organizado, muy raro, igual que el de Evans, (aún mas raro) ya que los chicos no son de esa manera.
Kathe se alejaba lo más que podía de Evans, ya que desde que la vio se engatusó, pero aún con todo, le caía bien, gracias a Dios.
Estaban preparando unos sándwiches en la cocina, y desde el cuarto de Ashton se escuchaban sus risas.
—¿Crees qué tardemos mucho? —pregunté un poco nerviosa. No quería llegar tarde y dejar tanto tiempo a Ian. Lo llamé antes de salir para saber que estuviera bien. Estar lejos de él es un martirio.
—¿Te digo la verdad o quieres qué te reconforte? —preguntó divertido.
Rodeé los ojos.
—¡Ashton!
—Yaa, ya. Llegaremos tarde, pero intentaré que no lo hagamos.
—Gracias —suspiré —¿Llevas la toalla?
—Noup –se dirigió al baño.
—Ashton, eres muy despistado —me burlé.
—Con más razón, te necesito en este viaje —sale del baño y se acerca para dejar la toalla en el pequeño bulto.
—¿Ah, solo me llamas cuándo me necesitas? —me mordí el labio para no reírme, gesto que le llamó la atención.
—No hagas eso —se rio de lado.
—¿El qué?
—Eso. Esa sonrisa.
—¿Por qué?
—No es justo- —fue lo único que contestó.
—No te estoy haciendo nada.
—Que tú sepas —se sinceró y me reí.
–Mis encantos me salen natural, no puedes culparme —solté riéndome.
—Pero los puedes controlar —se rascó la nuca, pensando en qué más le faltaba.
—Ya está todo —le susurré divirtiéndome con su memoria de Doris.
Me sonrió de lado y juro que sentí como si me estuviera derritiendo.
¿Es lindo, verdad?
Sí, pues, normal.
Sí, sí, ya quisieras...
—Dices que no lo haga, pero tú si puedes —fue más una afirmación.
—No hice nada —su sonrisa se expandió y se giró hacia mí completamente.
—¿Y esa sonrisa?
—¿Qué? ¿Te gusta? —levantaba las cejas una y otra vez.
—Ya, te pasaste –me reí.
—Oh, vamos, sé que eres mi admiradora secreta, no me lo tienes que ocultar más.
Ay, si supieras...
—¿Estás diciendo qué me gustas? Me atreví a preguntar, tapando aquello con una pequeña risa.
—Quizás –él era mucho más alto que yo, tenía que alzar la cabeza para verlo.
—Eso es difamación hacia mi persona —solté firme.
—Uy, parece que me he topado con la próxima abogada.
—Odio esa carrera —rodeé los ojos.
—¿Y qué quieres estudiar?
—¿No estábamos hablando de otra cosa? —lo miré como si estuviera acusándolo de algo.
—¿Te interesa mucho el otro tema? —hablamos muy rápido, respondiéndonos a cada cosa como si estuviéramos en un juicio.
—¿Estoy hablando con el próximo detective? Me burlé de su intento de sacarme información.
—Del próximo fotógrafo –se mofó.
—Ya. Pues —me acerqué aún más con total confianza —haré caridad, así que seré tu modelo.
—Sería un placer —contestó en un tono apenas audible. La distancia era muy corta, pero no fue incómodo para nada.
Nos retábamos con la mirada.
Sí, sí, esas miradas de: entre tu y yo pasará algo y lo sabemos.
Tiré mi cabello hacia atrás y me alejé lentamente.
—¿Nos vamos? —me recosté del escritorio que quedaba al frente de la cama.
Se acercó a mí a paso seguro. Dejándome poco espacio personal.
Pensé que pasaría algo, sentía mi respiración cortarse con cada paso. Pero la seguridad la tenía desde que nací y eso no me lo quitaría nadie. Lo miré detenidamente a los ojos, y él no apartó los suyos.
De pronto la habitación ya no era tan grande. Quería aire, pero no espacio. Uno de sus brazos se movió entre mi cuerpo y mis brazos y de un momento a otro, cogió su cámara, lentamente.
—No podía faltar —soltó con una sonrisa de lado y un aire que resaltaba lo que hacía.
Jugar...
Me reí por ello.
—Este será un día largo —caminé delante de él, mientras sentía su mirada en mí y podía jurar que se aguantaba las ganas de reírse.
¿Él intenta jugar? Se le olvidaba que yo era la reina en toda las áreas.
—Creí que se iban a quedar, duraron bastante tiempo —comentó Evans rodando los ojos una vez llegamos a la sala.
—¿Ya los hiciste? —Ashton obvió su comentario.
—Lo hicimos —corrigió el pelo negro.
—Ah, sí, disculpa Kathe — le dedicó una pequeña sonrisa que ella le devolvió.
—Bueno, pues vamos, démonos prisa —apresuré.
—Hay que llamar al transporte —Evans empieza a marcar un número y yo frunzo el ceño.
—¿De qué habla? ¿Y tu auto?
—Oh, no, no iremos ahí. Cada vez que vamos a la playa vamos en una camioneta, en la parte de atrás.
Me quedé estática sin saber que responder.
A ver, yo nunca me he montado en una cosa así, y estoy segura que no me gustará, pudo habérmelo dicho.
—Pero...¿Por qué? –la cara de horror de Kathe al pronunciar esas palabras me da a entender que piensa lo mismo que yo y Ashton solo ríe.
—Confíen en nosotros, es mejor, les gustará.
Evans guardó su celular en el bolsillo trasero y se quedó recostado de la isla de la cocina, junto a Kathe.
—Llega en diez —anunció.
—Perfecto. ¿Y tu Skate? —pregunta el chico a mi lado.
—Está en el garaje —empezó a comerse uno de los Sandwich.
—Chicas, para su gran suerte, aprenderán a montar Skate.
Kathe se rio tímidamente. Veo que le incomoda y por otro lado, le gusta experimentar algo diferente.
—Iremos a la parte de deportes, ya saben, donde se montan bicicletas y todas esas cosas que hacen las personas sin vida social- habla Evans con el pan en la boca.
—¿Nos estás diciendo que somos unos sin vida social? —pregunta Kathe ampliando el sonido de su risa delicada.
—Definitivamente.
—Habla por tí, yo tengo toda una vida por delante —le contesta Ashton.
—Toda una vida para hacer absolutamente nada —rodó los ojos.
—Al menos a mi sí me quieren —le contestó
—¿Tu madre te dejó en este país. Estás consiente de eso?
—Habló el adoptado —empezó a reirse.
—Por lo menos me quieren, porque me eligieron —le guiñó el ojo.
—Eh... —Kathe se quedó callada, un tanto incómoda.
—Están jugando —le explico sin más.
Todos pensarían que son enemigos.
—Oh, ya veo —se abraza a sí misma.
—Vamos bajando. Tú — lo señala —ve y busca tu Skate en el garage. No te tomes tu tiempo—. Ashton empieza a cargar su bulto y el mío y le agradezco.
—Espero que sepan nadar —bromea Evans dirigiéndose a la parte de abajo.
—¿Qué quiso decir? Kathe lo miró irse como si fuera un alma rondando.
—No le hagas caso, vamos. ¿Quieres que lleve tu bulto?
—No, gracias, estoy bien —le da una media sonrisa y empieza a peinar su cabello castaño.
—Tienen ciertos ticks iguales —se burla.
—¿Ah, sí? ¿Cómo cuáles? –espero su respuesta aguantándome una risa.
—El cabello –esta vez quedo detrás de él, muy cerca.
—¿Qué tiene nuestro cabello?
–Empiezan a peinárselo sin saberlo. Es una manía.
—¡Claro que no!
—Ah, ¿No? Adivina el personaje —empieza a caminar haciendo mímicas como si se estuviera tirando el cabello hacia atrás con estilo.
—¿Estás imitando a Eve? —entra Kathe en la conversación.
—¿A mí? ¡Oh, vamos! No camino así.
—Eve, caminas como si te comieras el mundo —comenta Kathe.
—Según él, hacemos lo mismo —me defiendo.
—Ah, no, hablé del cabello, no de la manera de caminar —Aclaró, tapando su error.
—No camino así —ruedo los ojos con fingida molestia.
—Claro, digamos que te daré la razón —responde.
Kathe enlaza su brazo al mío y caminamos juntas hasta llegar fuera, esperando a Evans.
Una camioneta azul se parquea justo frente a nosotros y me quedo con el gesto horroroso. Los chicos saludan al que nos llevará con total confianza.
—No quiero –chillo como una niña.
—¿Le tienes fobias a las camionetas? —Evans empieza a burlarse y lo miro con mala cara.
—Está muy bonita. ¿Qué es lo que no les gusta? — Ashton tira los bultos en la parte trasera y siento que está cogiendo gérmenes así que empiezo a respirar con dificultad.
—No lo sé —es mi vaga explicación —me da miedo, creo.
Los dos chicos suben con facilidad y nos extienden la mano al mismo tiempo.
niego rápidamente y Kathe hace lo mismo. Ashton se agacha para quedar a mi altura.
—Confía en mí —habla con un tono de voz lo bastante bajo para que sea la única que lo escuche.
Me extiende la mano otra vez y duro unos segundos más antes de mover un músculo.
Los gérmenes, el sereno... los rayos solares quemándome la piel. Me entra una corriente en el cuerpo al pensar en todas esas cosas.
—No te pasará nada, vamos Kathe. Me das una bofetada si no es así —escucho que le dice Evans a Kathe.
Nosotras no somos de viajar en camionetas, definitivamente. Nos miramos y luego a los chicos. Tragué fuerte, cosa que se notó bastante. Estreché su mano y me haló al instante para subir.
—¿Nos sentaremos en esto? —pregunta la ojos azules con temor.
—Pongamos algo ahí para sentarnos.
Evans se ríe y Ashton solo lo manda a callar.
—Se tranquilizarán durante el viaje, se los aseguro —suena amable y logra calmarme más.
Asiento rápidamente.
—Saluden a Marcos —Evans saca una guitarra que seguro trajo del Garaje.
—Le pones nombres a tus objetos —soltó Kathe sonando más como una afirmación.
—Le pongo nombre hasta a las partes de mi cuerpo- se ríe y Ashton niega con la cabeza.
Kathe se queda sentada a la izquierda al lado de Evans y yo del otro lado con Ashton.
Todo el mundo en la ciudad tiene que ver como vamos en una camioneta. Es...irritante.
—Si quieres de allá pido un taxi —me susurra explotando la burbuja en donde divagaba en mis pensamientos.
Lo miro quedando muy cerca de él.
—Puede ser –respiro hondo al sentir el frio metal rozando mi espalda.
Se ríe al notar mi incomodidad. Intenta extender su brazo a mi alrededor para así no llegar a tocar la camioneta. Le agradezco internamente.
Lo miro detenidamente, más de lo debido y él no hace más que imitarme.
—Es raro hacer estas cosas —susurro.
—Lo sé —responde con el mismo tono de voz —pero, te quiero mostrar cosas distintas, enseñarte las pequeñas cosas que te pierdes.
Su mirada sigue en mí como si estuviera estudiando cada parte que compone mi rostro.
—Lo haz hecho desde el día que te conocí —sonrío.
—Y nunca te he defraudado —responde dedicándome una sonrisa tan hermosa. De esas que te tocan hasta el alma y te llena de paz.
—Cierto —asiento, pronunciando aquellas palabras lentamente.
—Siento que estoy dejando muchas cosas pendientes —empiezo a tocarme un mechón de cabello una y otra vez.
–Pausa todo por un momento. Toma una respiración profunda. Siente tu existencia —es lo que responde con un tono suave. Siento la brisa arroparnos en ese momento, es acogedor estar cerca de él y con este tipo de personas, con las que valen la pena. Me pierdo entre sus palabras, y miro sus labios por inercia.
Siempre dice lo necesario.
—Estás aquí, no tienes que tener todo resuelto ahora. Todo estará bien —me empuja un poco con el hombro con diversión al ver que no reacciono.
—Lo siento —me sobresalto un poco —es que...me gusta escucharte.
—¿Ah, sí? ¿Por qué?
Le dedico una mirada de esas...que lo dicen todo. Se me sale una media sonrisa que no intento ocultar.
—Me pregunto qué pasa por la cabeza de la diva del colegio —suelta viéndome de esa manera tan hipnotizante.
—Hey, ¿Quién sabe cantar? —nos interrumpe Evans, intentando recordar como tocarla.-oh, vamos, no me digan que no saben ni desentonando.
—No queremos seguir tu ejemplo —respondió el chico a mi lado.
–Jódete. Díganme una canción. No, no, ya sé —suelta con entusiasmo.
Al instante empieza a tocar la canción de la película "Encantada" la cual creo que se llama "Cómo sabrá".
Kathe suelta una carcajada al escucharlo cantarla y yo hago los mismo. Por raro que parezca, se la sabe de principio a fin y le pone su toque.
Ashton niega divertido y después observa como Kathe mira a su amigo.
Ella lo mira como si hubiera descubierto algo.
Una vez que salimos de la ciudad pude ver el paisaje. Tomé muchas fotos. Era hermoso.
Empezamos a hablar sobre que el colegio debería hacer estos tipos de viaje en el área de ciencias naturales. La brisa nos arropaba con furor, pero a pesar de todo, no me erizaba la piel, al contrario, me calmaba. En el transcurso del viaje, Ashton empezó a hacerme rizos y yo solo me limitaba a fingir falsa molestia, la cual era muy notoria.
Kathe se reía hasta que se le iba el aire con las ocurrencias del chico a su lado y puedo jurar, que han sido muy pocas veces que la he visto así.
Un sentimiento indescriptible se asentuó dentro de mí. No quería que esto terminara.
Ashton tomó la guitarra y empezó a tocar una melodía muy bonita, aunque nostálgica, mientras Evans le tiraba fotos a todo alrededor junto a la mirada determinada de Kathe.
—You walk into the room
So perfect but unaware
Making you stop and stare
Empezó a cantar, pero yo no sabía cuál canción era, solo que todos le prestamos atención. Él no levantaba la mirada, solo veía mover sus dejos en aquel instrumento melodioso.
—Every time I heard he broke your heart,
Can I just fix you girl,
Show you a different world, oh
Levantó su mirada justamente en mí y me paralizó la respiración. La letra era hermosa, la melodía también, él lo era, y todo alrededor pareció ser prestado justamente para este momento.
-I take you anywhere
I push you on a throne
I lay down my heart, I swear,
And I'll make sure that you'll never be alone.
Paró de tocar, pero en ningún momento dejó de mirarme. Estaba feliz, ese era el sentimiento que sentía en estos momentos. Estaba plenamente satisfecha al apreciar estos pequeños detalles inesperados. Los aplausos no se hicieron esperar, más unos comentarios divertidos de los dos a nuestro frente.
—Eso fue genial —susurró Kathe, aunque pudimos escucharlo.
—¿Por qué no me habías dicho? ¿Sabes para cuantas serenatas te hubiera contratado? Serías millonario —comentó su amigo con fingido pesar.
—¿Y me estás preguntando por qué? —se rio
—Oh, ya escucho las olas —Kathe se abrazó a si misma —es un sonido tranquilizante —ice para luego cerrar los ojos.
Evans no desaprovecha la oportunidad y le tira una foto, más ella no se da cuenta.
Me reí por ello.
—¿Kathe tiene pareja? –me susurra el cantante.
—Sí —respondo sin voltear a verlo. Me quedo con la viva imagen de un Evans mirando como un tesoro a mi amiga que planea disfrutar del sonido que produce la naturaleza.
—Sé lo que piensas —sonrío de lado.
–Que bueno entonces que no soy el único que lo ve.
—No pasará –suelto intentando sonar amable.
–Nadie sabe –contesta en cambio y esta vez lo miro.
–No le será infiel a su pareja, eso tenlo por seguro.
—No hablé de serle infiel.
Rodeé los ojos un tanto cortada por su comentario. Sé lo que quiere decir. Pero me niego a pensar más en eso. Quizás porque él esta siendo sincero.
Diez minutos después, llegamos al frente de una casa de playa. Era preciosa.
—Creí que solo iríamos a la playa, no sabía que se referían a esto —dijo la ojos azules bajando de la camioneta con ayuda de su príncipe.
—Dejamos las cosas aquí, nos preparamos, y luego vamos a la playa —le respondió Ash.
—¿De quién es la casa? —pregunto con curiosidad.
—Del primo de Evans, pero paramos más aquí que él mismo.
Niego con diversión.
Kathe me agarra del brazo, entrelazando el suyo con el mío.
—Gracias por invitarme —me sonríe con amabilidad y yo le devuelvo el gesto.
Nos adentramos al lugar y en efecto...es más hermoso por adentro.
Miramos alrededor con mucha curiosidad, prestándole atención a cada cosa, por mínima que fuera.
—Es acogedora.
Asentí un tanto embobada.
—Bien chicas, no queremos que baje el sol, andando, dejen sus cosas por aquí y luego nos vamos —Evans apresura.
—Por favor —intenta corregir a su amigo —pueden cambiarse aquí —nos lleva a un cuarto pequeño, con la decoración blanca con crema, ni un solo color más. Todo estaba específicamente en esos colores.
—Gracias —le susurro antes que se vaya. Una vez que cierra la puerta, Kathe habla:
—Y dime... —empieza a sacar sus cosas de su bulto —¿Te gusta mucho?
-¿qué?- paro de hacer lo que estaba haciendo al escuchar su pregunta, y empiezo a reírme nerviosa- no, de qué hablas...
-oh, vamos, te conozco. Parece que le gustas también- mira hacia la puerta por donde salió.- no está nada mal.- suelta una risita.
-tengo novio- le susurro.
-novio solo por título- refutó.
-¿por qué lo dices? Alexis es un buen novio- intento defenderlo.
-no, no lo es y lo sabes- responde sin más- deberías saber que no está mal intentar ser feliz con otra persona. Lo suyo no está funcionando, estás perdiendo al pensar que debes quedarte, ambas sabemos que es más por el tiempo que llevan juntos. No te negaré que es un buen amigo, pero es simplemente eso, un buen amigo.
Me quedé estática en mi posición y solté el aire.
—No es tan fácil.
—Sí, el ser humano es experto en volver todo lo fácil en complicado —su respuesta me lleva hacia otros pensamientos
¿Enserio me gusta? ¿Debería hacer algo ? Mi único novio fue Alexis, no sé como sería con otra persona. ¿Y si terminamos mal? No me lo perdonaría.
—Cambiémonos rápido y piensa en lo que te dije —dice amablemente.
Empieza a ponerse el traje de baño y un pantalon corto arriba para poder salir, vamos con el mismo estilo.
En cuanto salimos escucho las risas de los chicos y logramos aparecer en su campo de visión.
Evans tomaba algo, se iba a llevar la copa a sus labios, pero paró al vernos.
Caminamos con total confianza hacia ellos.
—Mierda —musita, pero logro escucharlo.
—¿Nos vamos? —Ashton no pierde la mirada en mi rostro. Siento que intenta no mirarme el cuerpo, por respeto o no sé, exactamente.
Salimos caminando y llegamos rápidamente al área donde podemos usar los Skathe. Hay mucha gente alrededor, pero eso no me molesta, al parecer a los chicos sí. Ven con mala cara cada vez que nos miran, como si estuvieran marcando territorio.
Hombres...
Los chicos empiezan a enseñarnos como carajos montar esas cosas y para ser franca, somos un desastre, ellos lo hacen ver muy fácil. Debo admitir que se veían muy bien cuando lo hacían, podríamos mirarlos haciendo eso todo el día. Las chicas alrededor sobre todo lo dejaron bien claro al quedarse viéndoles como si fueran una obra de arte. En cuanto Ashton llegaba hacia nosotras para guiarnos, intentaba acercarme lo más que pudiera a él, dejando en claro que no se lo iba a dar de ninguna manera. Que ni se acercaran mejor dicho.
—Ven, intenta una vez más —extiende su mano para poder apoyarme en él.
—No puedo, enserio es difícil.
—Vamos, no te dejaré caer, lo aseguro —se acerca más hacia mí y se pone detrás —te ayudaré, no te voy a soltar —su agarre en mi cintura me transmite más estabilidad, ya que van varias veces que me he caído por intentar hacerlo sola.
—No quiero hacerme un rasguño más, lo digo enserio.
—Eve, solo te hiciste un pequeño corte- se río —pero si te tranquiliza, lo desinfectaré por siacaso —intenta darme la seguridad en él para que continúe y veo como Evans hace lo mismo con Kathe.
Asiento levemente luego de unos segundos y empezamos a rodar.
Intento hacer mi agarre con fuerza al miedo por caerme y él hace más presión en mi cintura.
El aire mueve mi cabello como si se tratara de un huracan. Las personas siguen su vida normal, pero yo siento las cosas distintas, siempre es así con él, cuando estamos juntos...
Empiezo a sonreúr al percatarme de que por lo menos hemos durado mucho así, cerca y estables en el Skate.
Empezaron a hacer carreras mientras nosotras aún teníamos el miedo entre las venas, y la adrenalina de saber que aunque podíamos lastimarnos, estabamos divirtiendonos.
Algo distinto...como todo lo que pasa con Ashton.
Una vez que empezaba a ocultarse el sol, fuimos directamente a la playa. No nos ibamos a bañar de noche ni de broma.
No perdimos tiempo en absoluto. El agua estaba de lo más frío posible y empecé a temblar.
Todos se rieron por lo friolenta que era.
Tardamos alrededor de media hora hablando de cosas nulas en la vida y otras importantes. Era increíble como nos entendíamos. Hablar de la vida sin sentir esa opresión en el pecho, era increíble.
No teníamos nada malo en mente, ninguna inquietud, o estrés, solo éramos nosotros, cuatro chicos hablando de las cosas de la vida junto a un atardecer inigualable.
Kathe se dió cuenta de lo distinto que era estar con estos chicos. No eran cualquiera, eso lo daba por echo.
Evans se dio como voluntario para buscar nuestras cosas, junto a la camioneta para no caminar más, todo nos dolía. No sé si decir para mi sorpresa, pero kathe decidió acompañarlo. Intenté ocultar una risa de complicidad por su "rara" decisión.
Y solo quedamos Ashton y yo. Nos sentamos en unas rocas, fuera de que fueran incómodas, más bien, daban ganas de quedarse durmiendo.
Empezamos a hablar de sus gustos. Él me contaba muchas cosas de su vida. Me intentaba hacer prometer no contar otras y yo solo me limitaba a reir. Hablar con él, escucharlo, eso era lo divertido, lo distinto. Me pregungaba algunas cosas necesarias para la entrevista. Él jura que se recordará de todo, pero con lo despistado que es, lo dudaba mucho.
—¿Y por qué necesitas hacer ese tipo de fotos?
—Cada mes hay que hacer cosas nuevas. Luego de la entrevista que se lanzará dentro de poco, todos estuvieron de acuerdo con hacer una competencia. Las fotos de parejas son muy bien vistas en el centro, a las personas les encanta "chipear" o simplemente ver a las parejas en fotografías.
—¿Y...qué ganan ustedes con eso? digo...es una competencia.
—La foto estará en grande, de primera, ¿sabes cuantas personas te pueden contratar para hacerles cesión, e incluso trabajar en algún lugar por la calidad de fotografía? Es algo increíble.
Sus ojos se iluminaron y sin darme cuenta, sonreí por ello. No saben lo lindo que es ver a alguien hablando de algo que le apasiona, es como ver su corazón.
—Si tuvieras que ir a algún lugar, que puedas decir que valiera la pena, y que te encantaría, ¿Cuál sería? —su cabello se desordenaba con el fuerte viento y eso junto a la poca luz del sol escondiendose, fue una de las cosas más hermosas que pude ver en la vida.
Me reí por su pregunta, sabiendo mi respuesta de inmediato.
—¿Qué?
—Nunca es dónde, siempre es con quién —solté mirándole con paciencia.
Mis palabras al parecer lo dejaron sin saber que responder. Se quedó ahí, estudiando lo que respondí y luego me sonrío.
—Ni cuanta razón tienes —susurró.
—¿Con quién quisieras estar en algún lugar del mundo? —pregunté. El sonido de las olas acompañaba mis palabras.
Se tomó unos segundos. Vio el sol mientras se ocultaba, luego el agua que se movía a nuestros ojos con inquietud, y por último, me miró con seguridad.
—Creo que debemos de irnos —se me cortaron todas las ideas ante su mandato.
¿Qué fue eso?
Y ahí estaba esa parte de Ashton, la que en momentos así, salía corriendo para no responder a ciertas cosas.
Hay algo, y yo lo sé... pero no intentaré averiguarlo, no quiero que se moleste.
Sus ojos brillaban con melancolía y no sabía que hacer al respecto.
Escuchamos la voz de Evans llamándonos. Me paré rápidamente, quería darle su espacio, y quería arreglar mi cabeza.
¿Qué acaba de pasar? Es increíble como algo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
Y eso me estaba doliendo.
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El inesperado cliché
RomanceEn un instituto donde las cámaras son el motivo de alegría, las porristas son la sensación, y los futbolistas son los candidatos especiales y únicos en la lista, se crean las múltiples historias clichés que todo adolescente, en algún punto de su vid...