Capítulo 23 (El primer paso)

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Empecé a temblar sin darme cuenta, con los ojos bien abiertos y la cabeza bien puesta en la tierra, aunque así no lo sintiera.

Esto era una broma... una de mal gusto.

Ahí estaba Kathe junto a Evans... besándose.

Sentí un sabor amargo en mi interior.

Aquello no estaba bien. Nada, pero nada bien.

Y qué diablos iba a hacer yo en un momento así.

No parecía la primera vez que se besaban, no. Lo hacían con tanta confianza, con tanto manejo el uno sobre el otro, que hasta vi como Esteban la acercaba a ella de un tirón, de forma posesiva.

Me quedé sin nada en la cabeza. ¿Salía? ¿Me hacía la que no vi nada? ¿Me largaba?

Escogí la tercera, que pareció la más prudente.

Tragué fuerte y aceleré sin creérmelo todavía.

O por Dios. Jonathan se iba a sentir fatal.

Por un momento, un sentimiento de ira se apoderó de mí. Aquel chico tan dulce y entregado, muriéndose por saber qué carajos le pasaba a su novia, y ella en brazos de otro. Una gran decepción me apartó del razocinio.

Me daban ganas de darle una bofetada por aquello que había hecho a escondidas de todos.

Ese dolor punzante en el pecho iba a ser nada comparado al que Jonathan iba a tener que sentir.

Me lo imaginaba y no quería.

Me llevé las manos al rostro, de forma desesperada.

Al llegar al colegio tiré mis cosas en la silla. ¿Por qué razón, si él le daba todo? Recordé al instante lo que había dicho Ashton y se me bajaron un poco los humos, aunque eso no justifique su acción.

—Tienes una cara de que te hiede la vida —Jeanine se acercó a mi, sentándose al lado.

Tragué fuerte.

—¿Sabes dónde está ella? —intenté sonar natural. No tenía ni que decir su nombre, ya que no preguntaba por alguna otra chica nunca.

A lo lejos, cerca de la puerta, pude ver a la hermana de Alexis, al parecer, buscándolo. Cuando me vio, sus ojos se quedaron unos pocos segundos en mí, con un destello de nerviosismo. Mantuve la frente en alto y me tiré el pelo hacia atrás, quitándole la mirada.

Al parecer esto de las infidelidades se está volviendo moda.

—No, no la he visto, que yo sepa, no ha llegado. Seguro está con Jonathan —empezó a usar su celular y me tensé en cuanto escuché aquel nombre.

Como si la vida me estuviera probando, él entró en ese momento.

—¡Hey, hey, chicas! ¿Qué onda? —estaba feliz, o al menos, eso parecía.

Le sonreí con dulzura en cuanto llegó hacia nosotras. Me plantó un beso en la frente y el corazón se me encogió de sobre manera.

Saludó a Jeanine tocando su frente, fastidiándola. Jeanine era más odiosa en ese sentido.

—Hace tiempo que no vienes a saludarnos, ¿Qué te tiene tan ocupado? —Jeanine se tomó unos momentos para mirarlo acusatoriamente. Él solo negó con una media sonrisa plantada en aquel hermoso rostro.

—Sabes que estamos en prácticas, lo mismo diría de tu novio —la molestó y ella le reprochó con la mirada.

Jonathan se fijó en mí y sentí que podía ver a través todo lo que tenía en la mente. Me sentí nerviosa y... desnuda mentalmente.

El inesperado clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora