I'll find you » Shawn Mendes©

Capítulo 34

XXXIV: Regresar el tiempo

Me había quedado dormida pensando que al despertar encontraría los brazos de Shawn rodeando mi cintura, tal como en las películas de romance con las que me gustaba fantasear, pero cuando abrí mis ojos y traté de sentir algo abrigándome no sentí nada, ni siquiera la sábana con la que había cubierto el cuerpo del castaño y él mío antes de quedarme dormida. Me giré de poco en poco aún soñolienta y entonces me di cuenta de cual era mi realidad, el chico que dormía junto a mí se encontraba dándome la espalda y toda la tela de la sábana lo cubría a él, mientras que yo me encontraba sin al menos una esquina de cobija, y tampoco un cuerpo que me acurrucara.

Me puse de pie entre murmullos muy bajos quejándome por mi situación, mientras que a paso lento y arrastrado me dirigía a la puerta de la habitación pensaba en lo que había sucedido anoche, ¿qué había significado todo aquello? me preguntaba a qué se refería Shawn cuando me decía que lo volvía loco, ¿lo decía en serio? Era algo totalmente extraño, dentro de toda la mierda por la que estábamos pasando la manera en la que me trató la noche anterior me hizo olvidarme de todo a mi alrededor, aún podía saborear sus labios como dulce miel.

Quizás las cosas cambiarían entre nosotros dos, ¿lo qué pasó podría cambiar nuestra relación de "amigos"? un momento, ¿él y yo éramos amigos? ¿debía de preguntárselo? Olvidaba un grandísimo detalle, el chico del cual estaba esperando algunas expectativas un poco altas tenía una novia, no sólo era su novia ¡era su prometida! y eso quería decir que había estado de acuerdo en que Shawn la engañara, ¿qué tipo de persona era?

Suspiré frustrada al percatarme de que estaba pensando de más, debía de relajarme y dejar que las cosas fluyeran, tal vez en esos días o después, tenía asuntos pendientes que eran graves por resolver, y Shawn también, quizás habría tiempo para nosotros luego... o eso era lo que una ilusa chica como yo esperaría.

Al salir de la habitación tallándome los ojos y moviendo mis pies descalzos por el suelo sentí una extraña sensación debajo de mis dedos, me detuve al instante y dejé caer mis brazos a mis costados, volteando hacia el suelo y dándome cuenta de él gran charco de sangre que había debajo de mí, supe lo que era ese líquido en cuanto vi su color y a los pocos segundos su fuerte olor se adentró en mis fosas nasales. Fruncí el ceño siguiendo un rastro de sangre hasta llegar a la puerta de una de las habitaciones, y entonces comencé a preocuparme, ¿de quién era esa sangre?

Intenté abrir la puerta delante de mí y no lo logré, tenía llave. Luego de más intentos fallidos, una voz sonó desde el otro lado de la madera, pegué mi oreja en ella y pude distinguir en menos de un segundo el propietario de unos dolorosos quejidos y lamentos.

— Ya no más —Dijo en modo de súplica, eso fue suficiente para que comenzara a alarmarme, algo malo había sucedido y yo ni siquiera me había dado cuenta.

— ¿Fred? —Lo llamé dando algunos golpes a la puerta, pero lo único que obtenía como respuesta eran sollozos que lograban partirme el corazón, tal vez Shawn tenía razón al dudar de mi capacidad para ser mala.— Fred, abre la puerta.

A pesar de mis peticiones, Fred seguía quejándose dentro de la habitación y mis nervios aumentaban cada segundo que pasaba, estaba desesperada por abrir la puerta y ver que sucedía con el rubio, pero por más que intentaba tumbar la perilla de alguna forma no podía hacerlo. Observé las pisadas que mis pies manchados de sangre habían dejado en el suelo y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, parecía una escena perfectamente planeada para una película de terror.

Comencé a buscar cualquier objeto que pudiera servirme para abrir la puerta luego de no encontrar alguna llave que pudiera quitar el seguro, a los pocos minutos encontré un desatornillador y fue lo mejor que pude haber tomado, sería más fácil retirar los tornillos de la perilla y no tener que molerla a golpes, eso causaría mucho ruido y no quería despertar a Shawn de su profundo sueño.