I'll find you » Shawn Mendes©

Capítulo 12

XII: Primera advertencia

Me senté en la misma banca de todos los días durante el receso, puse mi almuerzo sobre la mesa y miré por unos segundos su asqueroso aspecto, habían cambiado las reglas en el instituto, menos comida chatarra y más comida "real", entonces tenía una mueca de asco en el rostro mientras que mis ojos recorrían con disgusto el pure de papa, que en realidad parecía caldo con una apariencia muy poco agradable, y al lado una pequeña porción de milanesa de res, y hablo muy en serio cuando digo -pequeña- porción ¿De qué tamaño creían que era el estómago de unos adolescentes en pleno crecimiento? ¿Del tamaño de un frijol? Esa cantidad de comida no nos llenaba ni siquiera un tercio de lo que debía.

Después de comer -sin más alternativa-, sólo logré estar de un humor peor al que tenía antes de probar el primer bocado. Mis días no habían sido para nada buenos, todo marchaba mal. No había vuelto a ver a Cameron desde el día anterior que había intentado ir con él al pueblo que tanto decía para buscar a Shawn, no entendía porque el chico ya no me había buscado, así que tarde o temprano tendría que contactarlo de alguna manera, solo con él podía encontrar a Shawn. Tyler seguía sin hablarme, no me dirigía ni una sola palabra al cruzarse conmigo, en los recesos del instituto me ignoraba y se sentaba junto a algunos chicos con los cuales nunca lo había visto antes, mientras que yo me pudría en la tristeza y la soledad (y las ganas de encontrar a un chico desaparecido también).

Por otra parte, había recibido mensajes del número desconocido, diciéndome que dejara de buscar a Shawn, lo que hice fue ignorarlos, había dejado de responderlos, haría lo que fuera para que la evidencia no dejara de existir, pero no podía parar mi búsqueda. Por suerte, tenía una buena noticia para mí misma, Christine me había dado el nombre de la chica que según, era la prometida de Shawn, mi madre creyó que intentaba hacer un buen acto de caridad; supe convencerle de que solo quería hablar con ella y hacerle saber que podía tener una amiga que la ayudara a superarse y salir adelante, y probablemente sí tenía tiempo para poder cumplir todas las palabras que le había inventado a mi madre, pero claramente, eso podía esperar, lo más importante para mí era poder encontrar más pistas para poder ayudar a Shawn a como diera lugar.

Molesta por tanto ruido en los comedores, decidí regresar a mi salón de clases, nadie notaría mi ausencia en la cafetería ya que me encontraba sola, ni siquiera Fred pasaba el tiempo conmigo dentro del instituto, era raro verlo en los descansos merodeando por el lugar o sentado en alguna mesa, parecía que en cuanto la campana sonaba ese rubio se volvía invisible; solo estábamos juntos en las clases, a veces era difícil poner atención y poder concentrarme teniéndolo a él a un lado todo el tiempo.

Al llegar a mi aula simplemente me dediqué a esperar que los minutos pasaran rápido, para poder iniciar la cuarta hora de clase, sólo quería que se llegara el momento en el cual pudiera hablar con la prometida de Shawn, planeaba visitarla esa tarde después del colegio, tenía muchas dudas y necesitaba respuestas, pero lo que más añoraba era tener la cámara de Shawn en mis manos, si la cámara de su prometida contenía fotografías que servían de mucho, no podía imaginarme lo que encontraría en la memoria de la suya.

Intenté dormir un rato, antes de que mis compañeros regresaran y el profesor de Ciencias Sociales entrara por la puerta, anunciando la explicación de un nuevo tema, pero no logré ni siquiera cerrar un ojo, estaba ansiosa ¿Debía irme antes de que las clases acabaran?

Miré dudosa mi mochila, encontrándome atrapada entre un dilema, pero mi debate interior se vio interrumpido al escuchar la puerta del aula cerrarse con fuerza, seguramente el receso había terminado y los demás alumnos entrarían a sus salones, pero había algo extraño, el descanso no podía haber terminado tan rápido. Escuché pasos moverse a través del suelo de mi aula, fruncí el ceño y mantuve mi cabeza entre mis brazos doblados sobre el pupitre, hasta que las suelas chocando contra el piso comenzaron a sonar cada vez más cerca de mí, luego se detuvieron justo a mi lado, dejándome ver unos lindos tenis deportivos en color negro.