Capítulo 35

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XXXV: Hilo invisible

Observé por varios minutos el exterior a través de la ventana después de haberme retirado la sangre seca de la piel, aún no podía decidirme si debía o no ir por aquella ropa. Podría salir a la calle luciendo como una vagabunda que acababa de asesinar a alguien con sus propias manos y pasar desapercibida, bah... por supuesto que no. Tomé una gran bocanada de aire antes de salir de la casa de manera rápida, en pocos segundos me encontraba detrás de la barda esperando no haber sido vista por nadie, y para mi buena suerte no había nadie fuera de sus viviendas, la calle se encontraba vacía y los autos no transitaban mucho por ese rumbo.

Después de echar un último vistazo al vecindario me apresuré a colocar una de mis piernas sobre la barda que me impedía el paso hacia el patio de los vecinos y comencé a tratar de impulsarme hacia el otro lado, luego de algunos intentos en los que solté varios pujidos por todo mi esfuerzo lo logré, aunque no de la manera exitosa que yo esperaba.

Puse mis palmas sobre el césped húmedo y escupí los pedazos de tierra que habían entrado en mi boca a la hora de caer de pecho al suelo, me quejé en silencio por el dolor que había sentido al impactar contra el piso desde la altura de la barda hasta abajo, no era mucha, pero de todas maneras mi carne podía sentir el dolor. Ni siquiera me puse de pie, me quedé en posición de cuatro y comencé a gatear con rapidez hacia un arbusto en cuanto la puerta trasera fue abierta, pude ver por la luz que provenía dentro de la casa la sombra de una mujer regordeta que cargaba cosas sobre su hombro, más ropa.

La vi colgar las prendas en el alambre que tenía como tendedero y luego de unos momentos más detrás de las ramas del arbusto la mujer terminó su deber y volvió a adentrarse a la casa. Solté todo el aire acumulado en mis pulmones y volví a respirar con tranquilidad, apenas y absorbí un poco de oxígeno mientras que ella estaba frente a mí, no quería hacer ni el más mínimo ruido y mi respiración probablemente podría ser ruidosa en una situación como esa.

Salí de mi escondite sin dejar de mantener mi espalda inclinada hacia adelante y caminando de puntillas, tomé un playera en cuanto llegué a la ropa, seguí observando cortamente las prendas de vestir que el viento sacudía de forma violenta de un lado a otro y zafé de las horquillas un pantalón, tomaría cualquier otra cosa que mis ojos captaran, pero entonces la puerta volvió a ser abierta y salí corriendo de ahí hasta volverme a tirar en el mismo lugar en el que me escondía momentos atrás.

— ¡Mich! —Una voz gruesa y rasposa llamó a alguien dentro de la casa.— ¿Dónde está mi pantalón negro?

Mi vista se posicionó en el pantalón que traía colgando de mi brazo y mis párpados se abrieron al máximo, era muy probable que la tela negra que sostenía era la misma que el tipo buscaba; en cuanto la puerta volvió a ser cerrada y escuché los pasos del hombre alejándose, corrí hacia la barda y aventé las dos prendas de vestir al patio de la casa en la que yo me estaba quedando con Shawn y luego de eso intenté brincar como lo había hecho la primera vez, pero la adrenalina de ser descubierta me hacía ponerme nerviosa y eso no ayudaba.

Cuando por fin logré subir mi pierna por completo repetí los mismos movimientos que había empleado antes, y mi caída volvió a ser idéntica, pero la diferencia es que ahora había caído sobre la ropa que acababa de robar. Sin perder más el tiempo me desnudé hasta quedar en ropa interior y me coloqué las telas robadas sobre el cuerpo, dándome cuenta de lo grandes que me quedaban, pero al menos ya no parecía una loca, al menos no del todo.

— Consigues dinero, vas a cualquier lugar donde consigas comida, y regresas; suena fácil —Me dije los pasos que llevaría a cabo a mí misma mientras que me preparaba físicamente para comenzar a caminar, y eso hice.

I'll find you » Shawn Mendes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora