Capítulo uno

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El silencio de esa madrugada fría de principios de otoño se vio interrumpida por el ruido de las sirenas de las ambulancias del 119 que arrivaban al área de urgencias del hospital de Seúl.
Médicos de turno y enfermeras salieron de inmediato a recibir a los heridos, antes de abrir las puertas traseras de uno de los vehículos, los paramédicos comenzaron a informarles sobre el estado físico de los lesionados.

—Fue un choque. Los embistió otro auto, el golpe más fuerte fue de lado del copiloto —el paramédico abría las puertas con rapidez.— Masculino, treinta y cuatro años de edad, tiene golpes contusos en el cuerpo y raspones en la cara. Presenta hinchazón en el brazo izquierdo a consecuencia del impacto– dejó de escuchar al paramédico, había quedado en shock momentáneamente al ver al hombre que los camilleros bajaban de la ambulancia. Èl también la reconoció.

¡Siwon!

Estella. . .

–¿Creo que deberíamos separarnos? –lo soltó así sin más mientras cenaban.

Esta bien, separémonos.– respondió sin emoción levantándose de la mesa.

Eso había sido hace unos meses atrás.

–Estella. ¿Te encuentras bien? ¡Estella!

JB estaba a su lado revisando a Siwon quien tenía los ojos encima de ella.

–Lo siento JB. Iré con el segundo paciente.– contestó tomando un poco de aire, se enderezó y se dirigió hacia el otro lesionado.

No sé trataba de un "él" sino de un ella, una mujer, joven, bella, muy bella, justo del tipo de Siwon, delgada y de hermosa figura, estaba más lastimada que él.

–Iba del lado del copiloto, tiene fractura en la rodilla derecha y en el tobillo izquierdo, su brazo derecho también está fracturado— le informaba el paramédico mientras la chica se quejaba dolosamente.

Los camilleros llevaron a ambos heridos al área de urgencias para su atención.

¿Será esa chica su amante de turno?

Los recuerdos de la separación llegaron a su mente. No hubo reproches, ni lágrimas. No estaba dispuesta a darle el espectáculo que él esperaba, de sobra sabía que Siwon tenía el ego muy grande.

Canalizo a la chica de veintitrés años y le suministro sedantes para disminuirle el dolor. Una de sus compañeras comenzó a quitarle el vestido, cortandolo con unas tijeras para evitar que la paciente se moviera y se lastimara más.
–¿Puede deshacerse de su joyería?— preguntaron a la chica quien asintiendo comenzó a despojarse de ellas.

Otras enfermeras ayudaban a Siwon a deshacerse de su ropa, pero él no despegaba los ojos de Estella.

—¿Doctor? –Siwon se dirigió a Jaebum– ¿Es necesario usar esta incómoda ropa de hospital?

El joven médico lo miro a los ojos y luego a su torso desnudo, después miró a las enfermeras.
–Lo siento, es necesario para revisar sus lesiones.
JB y otro enfermero de turno le ayudaron a despojarse de los pantalones y le colocaron unos propios del hospital.

No era que ha Siwon le molestará la apreciación femenina, pero su lesión estaba en el brazo, así que ¿para que desnudarlo?

–Solo será mientras el traumatólogo lo revisa— continuó diciendo Jaebum quien seguía canalizandolo e inmovilizado el brazo lastimado.— ¿Puede decirme cómo se lastimo el brazo?

Los ojos de Siwon seguían clavados en la mujer alta, delgada, de hermosa cabellera castaña que en ese momento la tenía recogida en un chongo en lo alto de su cabeza.
—Ah... Eh. . . Si —respondió distraído regresando la mirada hacia el medico comenzo a relatarle lo sucedido regresando a mirar a Estella de vez en vez, para JB no pasó desapercibida la insistente manera en que miraba a su compañera.
—¿La conocé?
—Claro, es mi esposa.

JB no tenía idea de lo que ese hombre decía, Estella nunca le había dicho que era casada, bajó la tabla donde estaba escribiendo el estado físico del paciente y regreso a mirarlo sonriendo viendo cómo su respuesta lo tomaba con la guardia baja.

En el módulo de enfermeras comentaban entre risillas.
—Pero, ¿Lo has visto? ¡Es guapísimo! Esos hombres solo se miran en un drama de televisión.— decía una de ellas.
—¡Y esa tablilla de chocolate! ¡Wow!
—Vamos Estella parece que estuvieses ciega.

Estella estaba apunto de decir algo cuando JB se acercó a dejar la tabla de datos.
—¿Conoces a ese hombre Estella?
—Yo. . .  No, claro que no ¿Por que habría de conocerlo?— respondió nerviosa.

JB recargo los brazos sobre el mostrador y la miró fijamente.
—Por que dice ser tu esposo.— una sonrisa burlona apareció en sus labios.

Estella frunció el entrecejo al escucharlo y regreso a mirarlo y luego a Siwon.

¿Como se atrevía a decir algo así? Desde hace varios meses, ellos ya no eran nada. Como se atrevía a decir que era su "esposo".

—Me pareció extraño por que nunca antes has mencionado que eras casada, de hecho yo creía que eras soltera.— continuó Jaebum.

Siwon no había visto a Estella desde el día en que dejó la casa.
Una semana después de que le pidiera la separación, había sacado sus pertenencias de la casa.

Estella no podía soportar estar a lado de él y fingir que estaba bien por eso dejó la casa tan pronto como pudo y se había ido al pequeño departamento de su amiga Anna.

Las primeras semanas de separación, funcionaba en automático, iba y venia, hacia lo que debía pero sin ninguna emoción.

Pero una mañana mientras se dirigía a su auto, con la cabeza gacha, la vista comenzó a nublarcele por las lágrimas que comenzaron a salir sin previo aviso. Durante ese periodo no se había permitido llorar.

Entró a su auto y dió rienda suelta a todo lo que sentía. Se había casado enamorada de ese hombre, deseaba tener hijos con él, deseaba llegar a vieja con él, y todo se había esfumado.

Seguramente tiene una amante.– fue lo primero que pensó.

Esa misma mañana, la siguiente luego de esa cena, Siwon la sintió levantarse muy temprano como era su costumbre, dirigirse al cuarto de baño y segundos después escuchar el agua de la regadera caer y el aroma de su gel de baño inundar la habitación, la escuchó vestirse para luego salir.

Todo parecía un copia y pega del día anterior, la misma rutina de siempre, los mismos horarios de siempre.
Dormían en la misma cama pero Estella llegaba tan exhausta del trabajo que ni siquiera lo miraba, era más fría que la nieve de invierno que caía ligera esa mañana.

 Dormían en la misma cama pero Estella llegaba tan exhausta del trabajo que ni siquiera lo miraba, era más fría que la nieve de invierno que caía ligera esa mañana

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