6. Dudar

42 2 0
                                    

Clara
Después de llamar a Sergio, mi hermano, en busca de ayuda para entender los análisis que me habían dado estaba de camino.

Bajé a un supermercado abierto 24h, compré las cervezas que me había encargado y unas patatas fritas para tener algo más.

No tardé mucho pero cuando llegué a casa oí una voz que no era la de Merche, era más grave.

Anduve hacia la cocina y me encontré su figura de espaldas.

-¡Sergi! -saludé lanzándome a él. 

-Pequeñaja, ¿cómo estás? -dijo correspondiendo mi abrazo.

Cuando nuestros padres murieron sólo nos teníamos a nosotros. Era lo único que nos quedaba. Por suerte eso sirvió para unirnos mucho.

Sergio es dos años más mayor que yo por lo que siempre cuidó de mí ante cualquier amenaza.

Era sin duda, lo mejor que tenía en mi vida.

Nos separamos, le ofrecí sentarse en un taburete de la cocina mientras yo sacaba unos vasos fríos del congelador. Él mientras sacaba un plato hondo y ponía las patatas en su interior. Cuando ya tuvimos todo, fuimos al salón. Nos sentamos en el sofá gris ambos y tras un trago de cerveza comenzamos a hablar más en serio.

-¿Qué era eso de los análisis que querías que viera? -preguntó echando su cuerpo hacia delante, prestando más atención y dejando atrás su postura relajada. 

-Cierto, los análisis - recordé yo-. Voy a por ellos.

Me perdí en la oscuridad del pasillo para llegar a mi despacho. Una vez dentro, llegué al escritorio y abriendo el primer cajón de la izquierda se encontraba el sobre blanco. Lo cogí y salí cerrando mi despacho.

-Aquí están.

Estiré mi brazo a través del sofá para llegar a su mano y Sergio los cogió enseguida.

Abrió el sobre y miró atentamente la prueba. Yo bebí de mi vaso para no pensar demasiado.

-Si estos análisis están bien hechos, es una burrada, Clara -dijo mirándome.

Yo le miré triste porque no entendía cómo había podido pasar, realmente estaba preocupada con este tema aunque no lo mostrará. No supe que contestar así que él volvió a tomar la palabra. 

-¿Y dices que solo tomaste una copa? -preguntó mirando de nuevo a los análisis.

-Sí, además sabes que a mí el alcohol no me suele sentar mal.

Miraba la prueba intentado descifrarla, pero su gesto cambió. No era capaz de descifrar qué estaba pensando. 

-Pues aquí pone que la tasa de alcohol en sangre es de casi dos. Es bastante, Clara.

Lo dijo casi dudando, y eso me rompió.

-¿Dudas de mí? -pregunté con un tono casi desesperado.

Yo esperaba una respuesta rápida en la que lo negara rápidamente. Pero no la obtuve. Y eso me rompió. Me miraba compasivo, seguramente creería que había pasado una "noche loca" con mis amigas y me habría descontrolado, evadiéndome de todo el trabajo tan estresante que tenía.

Y sería una historia cojuda, razonable e incluso graciosa. Sería. Pero no lo es. Es incierta, borrosa y agobiante.

-No es que no te crea, es que los análisis no mienten Clara -dijo casi en un susurro sabiendo qué vendría después. 

-Es que me dan igual los putos análisis, ¿no te das cuenta de que no sé qué pasó esa noche? Que me faltan 8 horas de espacio en las que podría pasar de todo. ¿No te das cuenta o no te quieres dar cuenta? -exploté.

Él apretó el puente de tu nariz intentando pensar rápido, ordenar sus ideas y preferencias, cuidar las palabras que iba a utilizar para responder.

Me levanté y caminé por el salón para relajarme. No quería que Sergio se fuera, lo necesitaba, pero también necesitaba que me creyera. Y no lo estaba haciendo.

Trabajaba en un laboratorio, y por eso mismo entendía que se fiara de los resultados, su trabajo dependían de ello. Pero tan solo pedía que lo compaginara con mi palabra. En estos momentos dudaba que fuera a ser capaz. Y me dio miedo.

-Clara, tienes que entender que yo no estuve ahí esa noche, lo único que tengo de esa noche son estos análisis.

Yo me senté de nuevo en el sofá. Esta vez no le miraba, dirigí mi mirada al frente, recogí mis piernas y las rodeé con mis brazos, apoyé mi barbilla en el centro de mis rodillas.

Estaba derrotada, me cansaba tener que luchar siempre tanto por todo, quería paz. Me había cansado de luchar.

-Trae a Nico a las ocho y media. Merche te acompañará a la puerta.

Y sin añadir nada más, subí las escaleras y me encerré en mi habitación.

Me maldije por dejarme el móvil abajo pero cogí mi portátil. Ir a Spotify fue casi automático y en "Canciones que te gustan" bajé hasta que encontré lo que estaba buscando.

Listen before I go de Billie Eilish.

Is this love?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora