21. No más de cinco minutos

28 2 0
                                    

Clara
Después de "comer", si así se le podía llamar a desayunar pero a las 14:30, no tuve nada que hacer. De pronto, la idea de ver al italiano no me pareció tan mala. Así me entretenía un rato. Total, para estar en casa sin hacer nada, quedaba con aquel guapísimo empresario. Aunque no sabía muy bien qué estaba haciendo con Fede y Alberto , tampoco me preocupaba en absoluto. Le escribí un mensaje que no tardó ni dos segundos en contestar con un "Ahora te llamo". Aproveché ese tiempo hasta que fuera "ahora" leyendo correos. La verdad es que me costaba desprenderme del mando de la empresa, y menos con Diego tan raro últimamente, así que revisar las novedades no me pareció tan mala idea. Nada demasiado relevante, reuniones, plazos de entregas, proyectos que se tenían que entregar pronto o programar visitas a nuestras exposiciones para los italianos. Sandra, que no se relajaba nunca, se había ocupado de mandarme toda la información que veríamos el lunes a primera hora. Era un buen fichaje, ojalá durara muchos más años en la empresa.

Mi tono de llamada me sacó de ese pequeño trance y no tardé en contestar.

-Hola, Fede. 

-¿Qué tal, Clara? -preguntó con su característico acento.

Sonreí para mí porque me hacía cierta gracia.

-Muy bien, me preguntaba si te apetecía salir un rato por la cuidad -propuse.

Hubo un silencio que no supe cómo interpretar muy bien.

-Aunque igual estás cansado del viaje y prefieres descansar en el hotel -seguí modificando sobre la marcha. 

-No, no, hoy está bien, lo único es que lo que yo te iba a proponer es otra cosa -dijo él rápido.

Ya sabía por dónde iban los tiros y no tenía intención de negarme.

-Cuéntame -dije dándole pie a seguir.

Él carraspeó unos segundos hasta que su tono fue algo más grave y la voz le salió más limpia.

-Bueno, me preguntaba si...tú... si te apetecería...bueno... que si no quieres dímelo y... 

-Fede, sí me apetece ir a cenar contigo si es lo que intentas decirme.

Creo que sonrío tanto que lo pude ver desde este lado de la línea.

-¿En serio? Genial, podría pasar a por ti a las nueve menos cuarto, ¿te viene bien? 

-Claro, te envío mi dirección. Hasta luego, Fede.

Él se despidió en su idioma con un clásico "Caio" que me hizo sonreír.

Estábamos ya a mediados de junio y Madrid lo sabía. Eso me hizo pensar que no había mirado nada para mis vacaciones. Desde que Nico nació, hacíamos planes para irnos los tres. Sergio se separó y después de un par de años, la madre de su hijo murió, así que era padre soltero. Por eso mismo, intentábamos hacer planes los tres en verano. De pequeños nuestros padres tenían un casa en Denia, un pueblo en Alicante, en el que veraneábamos siempre. Pero la vendieron porque dejamos de ir por el trabajo de ambos. Nunca habíamos ido ahí con Nico así que quizá podríamos ir este año a pasar unos días a la playa. Le mandé un mensaje a Sergi para ver qué le parecía. Por otro lado, apunté mentalmente comentar con Sandra las fechas de vacaciones.

Entre una cosa y otra se me hizo la hora y empecé a arreglarme. Abrí mi armario y no supe muy bien qué ponerme. ¿Iba a ir muy formal? Clara, es un empresario italiano... no va ir en vaqueros. Decidí que un vestido con algunos pájaros y flores estampadas era una combinación acertada. Fui a buscar los tacones que me quería poner pero no los encontré y tampoco recordaba dónde podían estar. Bajé y le pregunté a Merche si los había visto pero ella tampoco recordaba dónde estaban.

-¿No se los puso ayer, señorita? -preguntó acertando.

Eso era, me los había puesto la noche anterior. Miré en el sofá donde vi una bolsa. Recordé que Alberto la noche anterior los había llevado así para que no me los dejara en casa de ni sé quién. Me salió una sonrisa por el detalle de haberme llevado a casa y supe que tendría que quedar con él.

Tras acabar mi chapa y pintura, sonó el timbre. No me dio tiempo por lo que Merche abrió la puerta. A decir verdad, no le había avisado de que alguien vendría a por mí pero no dudó en recibirle como otra visita cualquiera. Él, que creía que iba a ser quien abriera la puerta, se quedó un poco parado. Aun así deslumbró con una sonrisa. Yo bajé por las escaleras sin poder evitar ese momento algo peliculero que tampoco me hacía gracia por su mirada mientras descendía. Por lo que más quieras, Clara Río, no te caigas. Concéntrate en pisar bien, que no hay prisa. Tú a ritmo que enseguida eres muy torpe.

Para mi suerte no fue nada desastroso y después de saludarnos con dos besos, bajamos para dirigirnos a un restaurante bastante elegante. Tenía un reserva a su nombre así que en breves ya estábamos pidiendo el vino que íbamos a tomar. La cena fue bastante divertida por sus ocurrencias aunque quizá él tenía un exceso de energía y entusiasmo que no sabía llevar muy bien. Aún con ello, pedimos un tiramisú, producto de su tierra, y mi postre favorito. Ese trocito de Italia no me supo nada mal, ¿y si probaba el otro pedazo de ese país, me sabría tan bien? No te engañes, un tiramisú es lo que es... pocas cosas lo mejoran. 

Pedimos la cuenta que Fede insistió en pagar y salimos dando un vuelta, pronto llegamos a la puerta de su hotel al que me ofreció subir. Dudé un momento pero accedí. Tía, es que no sé folla todos los días... y más con este portento. Esto había que aprovecharlo. Nada más entrar en el ascensor se lanzó a mí sin pudor. Literalmente, me comía la boca, no me daba vais tiempo a reacción cuando empezaba un beso porque ya empezaba otro. No le di más importancia e intenté calmarle poniendo una mano en su pecho. Él pareció entenderlo y redujo el ritmo haciéndolo más accesible.
Llegamos a su planta y me cogió la mano para salir casi corriendo a su habitación. Cuando llegó la tarjeta hizo su trabajo abriendo rápido la puerta. En la que él me empotró. Me estaba poniendo cachonda por momentos. Chica, la necesidad hace estragos.

Desató los botones de mi vestido mientras se arrodillaba. Yo solté mi bolso hacía un sillón y mi vestido cayó, dejando ver mi torso desnudo por la falta de sujetador. Me bajé de mis tacones mientras él besaba mis piernas y mi abdomen. Tiré del cuello de su camisa hacia arriba para deshacerme de ella justamente. Sus pantalones no fueron menos y también desaparecieron. Me cogió de los muslos pero no me levantó son me dejó caer en la cama. El ritmo de los besos aumentaba, y el movimiento de nuestras lenguas también. La proximidad de nuestros cuerpos hizo que su miembro se marcara contra mi abdomen bajo. Le di la vuelta a nuestros cuerpos y él se quitó lo que le quedaba de ropa. No dudé y después de admirarlo un segundo, lo introduje en mi boca. Después de un par de minutos saboreándole, me cogió la cara y la levantó separándola de su sexo. Entendí lo que quería decir y después de que se pusiera un condón, acomodé mi cuerpo encima del suyo, metiendo su polla dentro de mí en el acto. Comencé a subir y bajar mi cuerpo contra su cuerpo y salieron nuestros primeros gemidos, y sin darme cuenta en apenas tres minutos se corrió. Qué bajonazo, ahora que se ponía interesante.

-Joder, qué mal -dijo él mientras yo me ponía a su lado-. Lo siento un montón.

Yo sí que lo siento, joder que mal follas Fede... con lo bueno que estás, hay que joderse.

Barajé la posibilidad de iniciar otro con la intención de terminar lo que había empezado. Pero él ni corto ni perezoso, se durmió. Qué huevos tienes... Pero si los italianos no follaban mal ¿no?¿Y yo ahora que hago? Es que no es plan de irse. Oye igual solo ha sido ahora, que estaba muy nervioso... Eso espero, porque menudo cuadro. Joder, tampoco le veo muy preocupado... ya podía haber estado más espabilado y haberme comido el coño. Pues no, va y se duerme... Clara, reconócelo, ha sido una puta mierda. A ver si por la mañana tiene ganas y aguanta más de cinco minutos...
Entre tanto pensamiento caí rendida.

Parece que a nuestro amigo Fede no se le da muy bien el temita... pues que se le va a hacer oye cosas que pasan. Espero que os lo paséis bien porque a partir de ahora voy a hacer los capítulos más largos y más seguidos si puedo, hala un besiño guapxs

Is this love?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora