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—Yo... Quiero firmar el tratado de Paz...– ¿Que había hecho? Eso no era lo que quería decir. Pero sentía como su corazón se aceleraba al tener esas extrañas sensaciones, y mas cuando El Imperio esta cerca de él. Se sentía nervioso, No lo hubiera llamado en vano.

Un silencio inundó la habitación,
Poland alzó la mirada hacia el mas alto, esperando a que hablara. Despues de unos momentos, Reichtangle habló:

—¿De verdad?– aunque no lo pareciera, su rostro se mostraba alegre y radiante. Como si se tratase de un niño cuando le regalan un juguete. Y su voz era Dulce.
—¿No mientes, Polen?

—N-No... Yo si quiero firmarlo.– bajó la mirada, no sabía si estaba mintiendo de verdad o no. Pero no tenía otra opción.

Unos brazos rodearon a Poland haciendo que se elevara. Lo tomó de sorpresa y vio el rostro del Imperio que a pesar de no mostrar expresión, se podía contemplar la felicidad que sobresalía de él.
El pequeño se sintió avergonzado, sus mejillas ardían otra vez, ni siquiera se atrevía a pedirle que lo bajara.

—Polen...– sacó de sus pensamientos al mas bajo.
—Estoy muy feliz.– era muy obvio. El pequeño no pudo mas, hundió su cabeza entre el cuello y hombro del Imperio, se sentía muy apenado.
Reichtangle se dio cuenta de aquello, asi que lo dejó en el suelo.
Tomó de la cadena de Poland y salieron de la habitación. Llegaron a la oficina, Reichtangle le dio el tratado de Paz junto con una pluma con tinta al mas bajo para que firmara.
Poland se había metido en este lío, no había marcha atrás. Tenía miedo de lo que El Imperio le haría si se negaba a firmar.
Miró nervioso al mas alto que estaba en frente, su rostro seguía mostrándose feliz.
Al respirar profundamente intentó ver lo positivo, ya no habrá mas guerras, estará protegido, puede que hasta tenga un poco mas de "libertad". Temblaba su mano con la cual sostenía la pluma. Y sin mas, firmó el tratado.

—Felicidades Polen.– dijo justo después de que el pequeño terminara. Se le acercó y tomó el tratado, guardándolo en un cajón del escritorio. —Ahora permíteme...– sacó la llave de su bolsillo y liberó permanentemente a Poland de la cadena que apresaba su cuello.
Un alivio se mostraba de parte del mas bajo.

—G-Gracias...– cabizbajo se tocaba el cuello, podía respirar mejor. Y se sentía feliz por eso.

—Voy a extrañar esto.– refiriéndose a halar al pequeño con la cadena en su cuello. —Tenemos que celebrarlo. Pero antes,– extendió su mano derecha hacia el pequeño.
—Hay que almorzar.

Poland dudó en darle la mano o no. Pero al final decidió hacerlo. Su mano tembló al sentir el tacto de la mano ajena. Era mas grande que la suya. Reichtangle sostuvo la del mas bajo y ambos se dirigieron al gran comedor. Durante el camino, Poland se sentía muy avergonzado.
Algunos sirvientes los miraban con rostros asombrados, era claro que había firmado el tratado.

Durante el almuerzo, varios de los mayordomos y sirvientes felicitaban al pequeño. Este solamente agradecía, pero se sentía incómodo que todos estén felices por aquello.

La sirvienta que cuidaba de Poland se le acerco al Imperio. Susurrándole algo que de seguro al mas bajo le encantaría ver.

~•~

En la tarde, el país descansaba en su habitación, pues aquel banquete lo dejó exhausto.
Escuchó la puerta abrirse, era Reichtangle. Poland se sentó en la cama y miró al mas alto. Los nervios lo invadieron cuando escuchó su nombre.

—Tengo una sorpresa para ti.– dicho esto, se acercó con un listón en sus manos, cubriendo los ojos del pequeño. Le dio una señal para que se levantara y eso hizo.
Caminaron por el pasillo. Poland no veía por donde iba, pero Reichtangle andaba detrás de él tomándole de ambas manos, guiándolo. De alguna manera esto lo hacia sentir seguro.

Se detuvieron al frente de una gran puerta, El Imperio soltó Las manos ajenas y abrió aquella.
Una brisa y un olor agradables se sintió por parte del mas bajo. ¿Acaso es...?

El vendaje fue retirado por el mas alto, dejando a Poland maravillado al contemplar tal belleza del gran jardín de hermosas rosas. Era casi tan grande que la mansión. Parecía Como un bosque, o campo en la cual podías caminar libremente. Donde esculturas y demás decoraciones lo hacían mucho mas hermoso. Era Como un paraíso.

—¿Te gusta?

—Me... Me encanta...– sus ojos brillaban, mirando por todas partes. De estar encerrado en una mansión, había olvidado lo relajante y pacifico que era el exterior.
Bajó los escalones del frente y caminó hasta el arbusto mas cercano para contemplar mejor aquellas hermosas plantas. El Imperio lo siguió, él solo observaba felizmente al pequeño. Verlo así era suficiente.

Pasaron la tarde caminando por los arbustos de rosas y árboles, a veces Poland se acercaba a una de estas flores para olerlas. Para Reichtangle era algo hermoso ver al mas bajo así. Sentía una calidez en su interior, un cosquilleo... ¿Mariposas en el estomago? Puede ser.

El mas alto le dio permiso para tomar las que quiera, algo que Poland se negó hacer, pues arruinaría el jardín y Reichtangle aceptó eso. Algunas sirvientas los observaban con ternura desde la mansión, en verdad ellos parecían Como Una Pareja.

Mientras el pequeño disfrutaba del olor de las rosas se dio cuenta de que El Imperio lo estaba observando, este solamente seguía viéndolo haciendo que Poland se avergonzara, escondiendo su rostro entre las rosas. No fue cuidadoso y una de las espinas lo hirió.

—Polen.– rápidamente se le acercó y revisó en donde se había lastimado, era cerca de la boca y apenas salía sangre.

—No es nada... E-Estoy bien.– Las manos de Reichtangle sostenían la cabeza del mas bajo y eso lo hacia sentir incomodo.
Ayudó a que se levantara y fueron a dentro de la mansión.

En la habitación de Poland, Una de las empleadas fue quien Lo atendió. El Imperio solo miraba atentamente.
—Ya esta, Señor Poland.– la herida fue lavada, se cerraría rápidamente asi que no necesitaba ningún tipo de vendaje. Además, no se le notaba mucho.
Ambos agradecieron a la sirvienta y esta se retiró.

—Dije que no era nada...– miró a un lado, aunque la verdad, estaba muy feliz por lo bien que la había pasado: Ser libre de esas cadenas que impedían ser soltadas, ir después de tantos días al exterior y contemplar tal belleza de la naturaleza...

Sentirse querido y protegido...

Esos pensamientos otra vez, ¿Por que? Volviéndose a sentirse raro. Sus mejillas, su pecho, todo era cálido. Solo con pensar en ser querido, amado y protegido por alguien... Miró al Imperio y este le devolvió la mirada. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Vergüenza era lo que tenía al tener esos sentimientos. No entendía el por que. No sabía el por que.
Sus pensamientos fueron detenidos al recibir un gran abrazo por parte del mas alto.

—Polen, cálmate. Estas muy nervioso.– En efecto, lo estaba. Los brazos rodearon el cuerpo del pequeño, inmovilizándolo.
A pesar de que le dificultaba respirar, se sentía bien, su gran cuerpo también era tan cálido. Posando ambas manos en los hombros de Reichtangle, recostó su cabeza en el pecho de este y cerró sus ojos.
Era tan cómodo y tranquilo... que no pudo evitar quedarse dormido en sus brazos.

—¿Polen?– Reichtangle se dio cuenta unos minutos después, lo colocó cuidadosamente al mas bajo en la cama. Muy pronto sería la cena, asi que lo dejaría descansar un poco. Dándole un beso en la frente y en la herida, cerca de su boca. Y se dispuso a irse.

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Asdfghjklasdfk muy tierna la wea💖💖💖

Sin Duda uno de mis capítulos favoritos 👌✨

🎀Gracias por Leer🎀

🌹 𝑨𝑵𝑺𝑪𝑯𝑳𝑼𝑺𝑺 🌹 Reichtangle × Polonia - CountryHumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora