XVII
Stars
NamJoon era maravilloso.
No era de extrañar que tuviera a tantos alfas, incluido él mismo, dispuestos a hacer cualquier cosa por él. YoonGi podía decir que incluso daría la vida por él, que no dudaría ni un instante en volver a interponerse entre una flecha y él si se repitiera la situación.
Y es que NamJoon era arrebatadoramente hermoso.
No había palabras para describirlo cuando estaba envuelto en seda y oro, con maquillaje ahumado perfilando sus ojos, haciéndolos más intensos y afilados, con flores trenzadas en su pelo... Simplemente parecía de otro mundo, el hijo de la luna encarnado en la tierra.
Pero, sin duda alguna, YoonGi prefería a aquel NamJoon, el que estaba sentado a su lado en el escritorio de la biblioteca, con ropas sencillas; sin nada de maquillaje a excepción de las manchas de tinta en sus dedos y que con el paso del tiempo había emborronado por todas partes, incluso en sus mejillas, sonriendo de forma adorable cada vez que levantaba la mirada y pillaba a YoonGi observándolo; con su cabello suelto, a excepción de una media coleta que hacía que el pelo no le estorbase en su tarea, rodeándolo como una capa de plata.
Sus mejillas llenas parecían hacer sus hoyuelos aún más marcados. Con una bolsa de caramelos de manzana y canela entre ellos, la cual YoonGi le había obsequiado, NamJoon parecía no cansarse de su sabor, pues cada vez que terminaba uno, metía la mano en la bolsa y sacaba otro, llevándoselo juguetonamente a los labios, mirando a YoonGi con una sonrisa culpable, consciente de que YoonGi lo miraba, siempre lo miraba.
La inteligente conversación que NamJoon tenía siempre lo había maravillado, pero el silencio con él era agradable también.
Cada uno tenía algo en lo que trabajar y aunque a YoonGi se le hiciera difícil concentrarse cuando tenía tanto que admirar a su lado, aquellos momentos de silencio y obligación, eran tan valiosos como los demás.
Sentado a su lado de aquella manera no se le hacía difícil imaginarse junto a NamJoon, incluso años después, casados, unidos, con las coronas sobre sus cabezas y el peso del Reino sobre sus hombros. Aun así, se veía feliz.
Pero, ¿qué pasaría si en lugar de dos... fueran siete?
¿Seis alfas y un omega? Aquello estaba evocado al desastre. No había forma de que no surgieran peleas. Tarde o temprano alguno de ellos trataría de ponerse por encima de los demás, querría poseer más... tarde o temprano se cansarían de compartir, porque los alfas estaban hechos para dominar.
Piensa menos. Siente más.
Como si el omega pudiera sentir su preocupación, NamJoon alzó la cabeza y lo miró a los ojos, sonriendo de una forma que decía «no tengas miedo, estoy aquí». Con delicadeza, cogió un caramelo con sus largos y hermosos dedos y lo poso suavemente sobre los labios de YoonGi esperando que él los entreabierta para depositarlo de forma cuidadosa sobre su lengua.
El sabor a canela, el suyo propio, se mezcló intensamente con la dulzura de NamJoon cuando el omega se inclinó para dejar sobre su mejilla el beso más tierno y cálido que YoonGi había sentido nunca.
Piensa menos. Siente más.
Dejarse llevar por su corazón estaba siendo más difícil de lo que creía, pero si al final del día su vida se llenaba de besos como aquel, probablemente el esfuerzo mereciera la pena.
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My moon and stars | BTS OT7 |
FanfictionLo más importante para un norteño es el honor, y si para mantener su honor YoonGi debía abandonar las frías montañas del Norte y casarse con el Príncipe NamJoon, el Hijo de la Luna, el futuro Rey Omega del Reino del Sur, YoonGi lo haría sin dudar...