25. Time

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XXV

Time

SeokJin y YoonGi ya estaban preparados para partir antes de que las primeras luces del alba rompieran en el firmamento.


YoonGi no le había dicho a nadie de su familia que volvía a marcharse y, en cierto modo, prefería irse sin tener que despedirse. No había pasado demasiado tiempo de su regreso, y todo había sido incómodo y tenso desde ese momento. YoonGi no quería empeorar las cosas con su padre, y por eso se iría en silencio, sin pedir permiso, porque no estaba dispuesto a aceptar ningún tipo de prohibición o censura.


El cielo aún estaba oscuro cuando YoonGi, WooSeok y SeokJin bajaron las escaleras del castillo y se refugiaron del frío viento norteño en las caballerizas. Sólo los soldados de guardia estaban despiertos a aquella hora, y ninguno de ellos dijo nada al ver al Príncipe y sus acompañantes tan temprano en la mañana, ataviados con ropas de viaje y capas gruesas de invierno.

Los palafreneros acababan de despertarse, motivados por la presencia del Príncipe en las cuadras, apresurándose a ensillar los caballos mientras SeokJin y YoonGi planeaban las primeras horas de viaje.


El motivo por el que SeokJin había conseguido llegar hasta Orumyon, había sido, ni más ni menos, porque su familia eran terratenientes de alta cuna del Norte, y el palacete que poseían, junto a sus tierras, estaba tan sólo a un par de horas al oeste de la capital del Reino.


— No sé por qué me sorprendo — comentó YoonGi, tratando de no pensar en que, con muy mala suerte, SeokJin y él pudieran ser algún tipo de familiar lejano — Tendría que habérmelo imaginado antes... Tienes los rasgos del Norte.

— No me insultes — le advirtió el mayor con cinismo y una media sonrisa bromista — Soy infinitamente más hermoso que cualquier norteño, incluido tú, Príncipe de Hielo.


Por lo que SeokJin le había contado, los cinco alfas del harén habían sido escoltados fuera de Nakwon por la guardia del Sur, habían atravesado el desierto juntos, y se habían separado en Puerto del Cuervo, emprendiendo cada uno una dirección.


— SiWon me encargó al más joven de su tropa — se burló SeokJin, los carrillos llenos del pan con miel que estaban tomando como desayuno antes de partir — El muy estúpido se creería que no daría ningún problema. Pobre iluso... Parece mentira que no sepa que siempre hago lo que se me antoja.


SeokJin se había comportado muy bien durante todo el viaje, o eso había dicho él, esperando que el joven soldado que lo acompañaba confiara en él. Y cuando llegaron a una pequeña posada, no muy lejos de su destino, SeokJin lo convenció de pasar la noche y refugiarse de la tormenta de nieve que se les venía encima, y reemprender el camino por la mañana con la luz del día y la esperanza de que mejorara el tiempo.

El pobre soldado, joven, inexperto y poco habituado al despiadado frío norteño, accedió de inmediato, sin imaginarse la clase de planes que SeokJin se traía entre manos. Cuando SeokJin le ofreció una jarra de vino para calentarse, el muchacho aceptó sin dudar, cayendo redondo, completamente borracho, antes de llegar a terminárselo.

El alcohol era un buen amigo de los norteños para mantener el cuerpo caliente durante las noches más frías, pero los sureños no estaban tan acostumbrados a beber como ellos. SeokJin lo sabía muy bien, y se aprovechó de la baja tolerancia al alcohol que el joven tendría para librarse de él con facilidad.

My moon and stars | BTS OT7 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora