3. Duty

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III

Duty

— Debéis quitaros las botas para entrar.


YoonGi miró al alfa rubio, JiMin, con obvia confusión marcada en sus rasgos, incapaz de comprender el motivo de aquella petición.


— ¿Cómo dices?


JiMin rodó los ojos, exasperado, volviendo a poner sus brazos en jarras, haciendo sonar los brazaletes de sus muñecas.


— Estás lleno de polvo del desierto y tus botas están sucias — apostilló el pequeño y musculoso alfa, su voz aguda y dulce, pero con palabras bruscas y el acento fuerte y marcado que se escuchaba en las costas del Reino Central.

— Lo que JiMin quiere decir es que en el interior del palacio no está permitido usar ningún tipo de calzado — le explicó TaeHyung, el alfa del cabello color caramelo, de forma mucho más gentil y educada pese a lo profunda y grave que era el sonido de su voz — Los suelos son de mármol pulido, y para evitar mancharlos o dañarlos, no usamos calzado dentro de palacio. Las Reinas y el Príncipe deben ir descalzos, y para que sus pies estén limpios, el suelo debe estar limpio.


YoonGi miró sus pies.

Los pantalones de lino que le dieron en Puerto del Cuervo para su travesía por el desierto fueron blancos, ahora estaban de color marrón por la arena y el polvo que habían acumulado durante el viaje. Sus botas, las cuales había llevado desde que salió de Orumyon, estaban llenas de barro y polvo. YoonGi llevaba cuatro días sin asearse propiamente, el agua era un bien demasiado escaso en el desierto como para poder tomarse cierto tipo de lujos. Si la pulcritud en el interior del palacio era tan importante como aquellos alfas decían, desde luego, YoonGi no era apto para acceder al interior en esos momentos.


Los alfas habían guiado a YoonGi por los entresijos de la casa de los sirvientes, lo habían conducido por un patio interior y lo habían hecho detenerse en aquella puerta de acceso al palacio para los criados.

La pequeña salita en la que se encontraban era oscura, sin ninguna ventana, únicamente iluminada por una antorcha y que dejaba ver a duras penas una diminuta puerta, unas estanterías llenas de sandalias, un banco para poder sentarse y junto a él, una jarra y una palangana de aseo.


YoonGi comprendió entonces, demasiado aferrado a la supervivencia durante el invierno como para caer en cuenta de la lógica de que caminar descalzo sobre un suelo fresco era lo mejor para enfrentar el calor del desierto, por eso se arrodilló en el suelo para comenzar a deshacer los lazos de sus botas, dejando el banco para que WooSeok y DongHee lo imitaran rápidamente. WooSeok se apresuró en terminar, y se lanzó de inmediato a los pies de YoonGi para encargarse él mismo de limpiárselos.


SeokJin lucía aburrido de esperarlos, pero cuando los tres estaban listos, —WooSeok cargado las botas de YoonGi, las de DongHee y las suyas propias—, el alfa abrió la pequeña puerta, dándoles paso al palacio.

Efectivamente, aquella debía ser una puerta de servicio, muy bien oculta tras unas cortinas en el inmaculado pasillo de suelos de mármol y columnas de alabastro.


El interior del palacio no tenía nada que ver con lo que YoonGi había visto en el Sur hasta el momento, y no había nada con lo que pudiera comparar al lúgubre y frío castillo donde residía el Rey del Norte.

My moon and stars | BTS OT7 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora