24. Promise

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XXIV

Promise

SeokJin creyó que nunca más tendría que volver a pisar el desierto.

Durante años pensó que su destino era permanecer en Nakwon, donde había encontrado un hogar y una familia. Sin embargo, había olvidado una lección de vida muy importante: «Nada es para siempre».


SeokJin no era más que la concubina de un príncipe que tarde o temprano tendría que casarse. El desierto no era su hogar, y algún día tendría que marcharse. La felicidad que había conocido en aquella tierra yerma y candente le había hecho olvidar que un día, todo aquello llegaría a su fin.

Y el día llegó, y el desierto lo reclamó.


Había olvidado el calor, la sed y la confusión que el desierto causaba en su cuerpo.

El desierto era cruel e impredecible, y tenía el poder de jugar con las mentes de aquellos que osaban internarse en las dunas.


Durante la primera jornada, el deseo de SeokJin de alcanzar a YoonGi era tan fuerte que había jurado verlo una docena de veces en el horizonte, sin embargo, cuando se acercaban lo suficiente se daba cuenta que no había sido más que una roca, una palmera rota, el cuerpo de un insensato que había osado internarse en el desierto sin saber el camino, años y años atrás a juzgar por los pocos restos que quedaban de él.

YoonGi había huido al galope antes del anochecer. No había forma de poder alcanzarlo, no cuando su caravana avanzaba lentamente, caballos llevando a dos personas en sus lomos, encadenados unos a otros para no tener escapatoria.


SeokJin era el único de los alfas del harén que montaba su propio caballo, a la cabeza de los otros dos, sin embargo, no hacía más que mirar hacia atrás para comprobar el estado de los demás.

HoSeok Y JungKook le preocupaban. Los dos iban juntos en el mismo caballo detrás de él, pero cada vez que volvía la cabeza, al único que podía ver era a JungKook, las riendas de su montura en su posesión, mientras que HoSeok, mucho más delgado que él, y su complexión fina y atlética, quedaba oculta tras la ancha y fornida espalda del menor.

JungKook parecía lo suficientemente compuesto como para pensar que el impacto de la noticia no había tenido un gran efecto en él, aunque SeokJin no podía esperar por el momento en que pudiera escuchar los pensamientos del menor, probablemente hechos un lío, ansioso y asustado, esperando que alguien le dijera que aquello no era verdad. HoSeok en cambio mantenía el rostro escondido en el cuello de JungKook, sus manos aferrándose con fuerza en torno a su cintura. SeokJin juraría escuchar suspiros y sollozos viniendo de él, pero no podía asegurarlo si no podía verlo.


Los soldados ordenaron acampar cuando comenzó a ocultarse el sol, dando paso a su segunda noche de viaje.

Aún como prisioneros, tuvieron que ayudar a montar la tienda de campaña donde ellos dormirían.

Como había imaginado, HoSeok tenía los ojos rojos e hinchados, y su piel bronceada había adquirido un tono grisáceo que le hacía ver como si fuese a desmayarse en cualquier momento.

Ninguno articuló palabra durante la frugal cena al rededor de la hoguera, mirándose los unos a los otros con miradas furtivas, dejando que fueran los soldados los que conversaran y bromearan entre ellos como si el harén no estuviera presente.

My moon and stars | BTS OT7 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora