14. Omega

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XIV

Omega

Cuando JiMin se quedó dormido la noche anterior, NamJoon estaba confortablemente hecho un ovillo entre sus brazos, su cabeza apoyada en su pecho, sus piernas entrelazadas, sus respiraciones acompasadas.

Cuando JiMin se despertó, no había ni rastro de NamJoon, la habitación estaba vacía, las sábanas frías, y por un momento todo lo sucedido la noche anterior le pareció un sueño.


Después de que JiMin regresara a su habitación en las estancias privadas del harén, NamJoon había ido a su encuentro y habían estado hablando durante horas bajo las sábanas, mirando al techo, viendo cómo el brillo del lago del jardín reflejaba hermosos patrones en el interior de la habitación de JiMin. No habían hecho el amor como JiMin había querido en un primer momento, pero aquellos momentos con el omega habían sido preciosos, y JiMin sabía que no olvidaría esa noche, ni cuando estuviera lejos de él, al otro lado del mar, de regreso a una vida vacía y monótona, repleta de obligaciones que ni quería ni le interesaban.


Con un suspiro, JiMin se quedó tendido en su cama, viendo desde allí cómo el sol despuntaba en el horizonte a través de su ventana, acariciando distraídamente con los dedos los surcos de sus abdominales marcados, tentado de quedarse todo el día en la cama durmiendo y sin hacer nada, esperando que el tiempo pasase pronto, que la incertidumbre terminara, y el destino de los cinco alfas que formaban el harén quedara decidido de una vez.

En realidad, JiMin no debía haber dormido más que un par de horas. Aún era de noche durante el último momento que recordaba, y si el colchón había perdido el calor desde ese momento, significaba que NamJoon no se había quedado a dormir con él, y que tan pronto como sintió que JiMin se quedaba dormido, lo había dejado solo, y había regresado a su propia alcoba.


Aquello rompía más su corazón de lo que a JiMin le hubiera gustado admitir, pero no había nada que pudiera hacer para remediarlo.

Y lo peor era no saber en quien buscar consuelo.


A aquellas alturas estaban todos tan divididos, tan inmersos en sus propios asuntos que JiMin ya no sabía a quién acudir.

Por lo general, habría ido corriendo a los brazos de TaeHyung o a los de SeokJin, pero TaeHyung parecía pegado como una lapa a HoSeok, los dos guardando secretitos y tramando cosas extrañas; y SeokJin estaba demasiado gruñón, regodeándose en su propia desdicha como para prestarle atención a nadie más.


JiMin había estado a punto de volver a quedarse dormido antes de que el sol consiguiera alzarse por completo en el firmamento, pero antes de conseguirlo, la puerta de su habitación fue abierta de forma brusca y sonora, sobresaltándolo por el ruido y el olor del que se hizo presente, reviviendo el aroma a vainilla que se había ido desvaneciendo levemente durante su ausencia.


— ¿Qué haces todavía en la cama? — canturreó NamJoon, dando una vuelta sobre sí mismo con gracia y alegría, hasta llegar a la ventana y abrir las cortinas de par en par y que la luz bañara por completo la habitación — ¡Vamos! ¡Es hora de levantarse! ¡Hace un día precioso y hay que aprovecharlo!


JiMin gruñó, cansado y molesto por la luz incidiendo directamente sobre sus ojos. Aún así, no tuvo voluntad de taparse los ojos.

My moon and stars | BTS OT7 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora